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Pía quedo mirando a delate,no quería abrirse de esa forma, si lo hacía entonces iba a tener que decirle que nunca lo dejo atrás ya que algo de él se había quedado con ella. No pudo reprimir unas rebeldes que salieron de sus ojos, las que secó aún consciente de que  la miraba.

–Te perdone hace mucho tiempo, Daniel, pero no como debí de haberlo hecho. Perdonar es recordar sin dolor, pero en verdad no lo hice, ya que cada vez que recuerdo lo que nos hiciste me duele. Pensé que tenía ese capítulo superado–sonrió con amargura.

La contemplo quebrarse un poco en el camino y lloraba por qué le dolía y también porque quería decirle, mas no sabía cómo.

–Me vas a odiar...

–¿Porque haría tal cosa Pía? ¿Me odias tu?

–Un poco...–el soltó una carcajada y ella miró a otro lado –Te dejaré en casa y... ¿Puedo verte mañana?–la sorpresa de los ojos de Daniel fue notoria y espero que respondiera–es importante.

–Seguro... ¿Cómo estamos?–quiso saber mientras le tocaba el hombro.

–Estamos bien... Por ahora. Yo lo lamento. Y te perdono. Y quiero que sepas que pase lo que pase, siempre quise que lo supieras, pero... Tenía miedo y... No quería otro cliché en mi vida, como tampoco arruinar tus sueños.

El solo arrugo su frente y ella continúa conduciendo, más no comentó nada y el solo quedó mirándola.

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Estaba tranquilo, un peso menos en sima, si era completamente honesto Pía seguía pareciéndole la mujer más hermosa que había visto. Era simplemente perfecta y no había cambiado, tan sensible, tan amorosa. Tan perspicaz.

Tenía la idea de que ella había continuado con su vida, firmemente en su cabeza, mas no esperaba que fuera para tanto, ella tiene un hijo, así había continuado su vida, en una manera que no espero, sospechaba que había un hombre en su vida, o había habido un hombre en su vida el padre del bebé, y lo hacía pensar por la reticencia de ella al no querer hablar del bebé, era porque había sucedió luego de haberse ido, no la juzgaba, no estaba en condiciones de.

Ellos habían hablado de tener hijos, una  que otra vez y había albergado la esperanza incluso cuando se había ido, claro que esta había muerto, un sentimiento extraño lo había acogido, si era honesto, cuando vio  las fotos en la exhibición de arte, si hubiera estado con ella, ese bebe hubiera sido suyo y no de otro hombre. Ella sonreía genuinamente al hablar de su bebé, cosa que no había hecho desde que la había visto, cuando estaban juntos ella era toda risas nerviosas y perversidad.

Extraño eso.

En verdad lo hago.

Ciara llamó  esa noche para saber al respecto de la cita y por retorcido que pareciera terminaron teniendo sexo telefónico.

A ella le pareció extraño que ella fuera reticente con respecto a su hijo, se lo comento, más el lo sintió natural porque ya no estaban tan apegados, actuaban como extraños,aunque se conocían tan bien.

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Estuvo la mañana completa con Valarie  desayunaron y hasta hizo un poco de meditación con ella, paseo a sus perros y entabló una larga conversación con una de las chicas del aseo, pero a decir verdad estaba ansioso por encontrarse para el almuerzo con Pía. Se había sorprendido cuando se lo pidió. Según Ciara ella quería tener algo con el nuevamente y le había dicho.

–Estoy celosa.

El solo había reído.

Inició sus preparativos para salir a encontrarse con ella.

Salió y se dirigió hasta donde habían quedado citados.

Espero unos quince minutos y luego ella llegó, se veía nerviosa y ansiosa, le recordó la vez que habían peleado sin razón alguna, unas dos semanas antes de que muriera su padre y todo se volviera un caos. Estaba sudada no sonreía más tragaba mucho.

No le saludo de la menera en que espero, pensó que iba a estar más abierta luego de lo de la noche anterior, pero su voz a penas  se escuchaba, se notaba nerviosa de tal manera  que cuando ella le tendió la mano derecha la sintió sudada. ¿Qué era lo que sucedía? ¿tenía problemas? Esa era la razón por la que quería verlo, ¿Esta enferma? ¿murió alguien?  en la mente de Daniel rondaban tantas preguntas que no sabía cuál lo asustaba más.

–¿Cómo estas?–quiso saber mientras se inclinaba hacia ella.

–Creo que estaré mejor una vez termine este día...–una sonrisa nerviosa salió de sus labios y él se reclinó en el asiento  del restaurante de comida rápida.

–No sé si... Soy yo quien está mal interpretando todo esto, pero creo que no estás bien... Yo... Si quieres.. ¿Estas enferma?

-No, estoy perfectamente bien, Daniel. Estoy genial. Tengo algo que decirte, maldita sea que cliché.

–¿Bueno...

–¿Qué tal si salimos? No creo poder hablar si el aire no golpea mi rostro...–

El se incorporó no bien ella terminó de comentar eso y ella siguió sus pasos y salieron del establecimiento.

Caminaron un largo trayecto y ella ni si quiera había dicho una palabra, abría la boca y boqueaba como un pez, pero nada más. Le miraba como si estuviera a punto de decirle que él iba a morir en solo segundos y si era honesto ya se estaba incomodando mucho.

–Suéltalo, maldita sea– bramó mientras elevaba sus manos al cielo y la miraba.

–Muy bien... Quiero que sepas que no hay forma fácil de decir algo como esto, no la hay y créeme que quise hacerlo, pero no...

–Por favor... Sabes lo pesimista que soy, no sabes las enfermedades que me he imaginado que tienes, yo... ¿estas enferma? ¿tienes problemas financieros? ¿Alguien quiere hacerte daño? ¿Por estar hackeando paginas te metiste en algún lío?–ella solo negó y el respirado aliviado.

Aunque ya no tenían nada él se interesaba por ella, claro que desde que se fue fingía lo contrario, pero Ferrys que se había dado la tarea de sacarle todo, sabía que seguía con aquella mujer en alguna parte del corazón.

Ella le miró e iniciando nueva vez la caminata balbuceo algo que fue imposible para el escuchar.

–¿Perdón?–le dijo esperando que dijera algo.

–Tengo...que...–la vio arrugar la boca y su nariz se tornó rosa, eso quería decir que estaba por llorar–Esto no es fácil... No hables, sólo escúchame. No quise por ninguna circunstancias que lo supieras, porque si me habías dejado era porque no podías ocuparte de mí con todo lo que te había sobrevenido, otra razón por la cual no te dije fue porque... Pensé que no ibas a querer saber de mí más, pase todo ese tiempo pensando en cómo hacértelo saber, pero recordaba que tú me habías dejado, que ya se había acabado. No ibas a saberlo, no te voy a mentir, pero no podía soporta que me mirara de esa forma porque tú no estás con el...

–¿Quién?–preguntó  conmovido por sus lágrimas, aunque sin entender.

–Mi hijo...–el arrugo la frente.

¡Hola! publicare más pronto que tarde.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora