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El lugar era íntimo, la luz tenue y las personas conversaban en murmullos que no eran para nada molestos. La clase de las personas se notaba hasta en la forma de mirar a los demás, ella se sentía fuera de lugar, mas no le molestaba. Tenía un largo tiempo allí y Amir no se apartaba de ella, incluso, cuando le llamaron para una conversación aparte, la dejó con su mejor amigo, Reyhalí, el chico muy simpático y bromista la mantuvo entretenida hasta que Amir volvió.

Fue una de esas reuniones en que el plato de comida es exquisito, pero en una porción diminuta.

**

–Escucha... no pretendo dejar que llegues a casa sin haber comido bien– ella le miró–. Yo tengo hambre, por lo general siempre término hambriento luego de estas reuniones, necesito algo sustancioso.

–Genial... ¡Pizza! – gritó ella levantando los brazos.

–Bien, iremos a casa y ordenaremos algo.

–Ay, podemos ordenarla mientras estamos en camino, en verdad tengo hambre– el sonrió y asintió.

Cuando llegaron al hotel al que habían ido la otra vez ella le miró.

–Vivo aquí– dijo el encogiéndose de hombros–. Desde hace tres semanas– ella abrió los ojos.

Al llegar a la habitación no paso mucho cuando la pizza llegó. Dos cajas de pepperoni y queso, soda y brownies.

Mientras comían, ella intentaba encontrar las palabras para decirle, cierto que no tenían nada, pero si era verdad y la había buscado, eso quería decir que le interesaba de la manera que fuese.

–Así que... al fin doy contigo– inicio él.

–Pues sí, lamentablemente... en nuestro segundo encuentro... no fue tan propio como para darte mi numero y tu no lo pediste.

–Pues la verdad tenía la cabeza en otras cosas– dijo desviando la mirada, ella sin que la mirase a los ojos entendió.

–Bueno... y ¿Qué ha sido de tu vida en este tiempo? – la miró.

–Estuve con mis padres, en la boda de mi hermana y en el nacimiento de un primo, mi tía mientras estábamos en la reunión familiar rompió fuente y tuve que llevarla sin que los demás se enteraran hasta que llegamos y sucedió todo...

–Wow... ¿Cómo salió todo? – el sonrió.

–Excelente, fue varón, según dicen es la copia de su padre, pero yo creo que se parece a mí– ella sonrió.

Paso un momento de silencio en el que ella estaba intentado reunir el coraje ¿Por qué diablos tenia ella que sobre pensar para decirle que era madre de un hermoso bebe y que se mudaba de estado?

–Sabes que aun sigo esperando una respuesta, Pía– asintió.

–Mi vida ahora mismo está un poco complicada... no es que no quiera nada serio, lo anhelo, pero... El día que nos vimos por primera vez iba a hablar con quien fue mi prometido por un buen tiempo. Tenía mucho que no le vía y... queríamos hablar... en realidad yo estaba reuniendo fuerzas para...– cerro los ojos–. Decirle que cuando me dejo quede embarazada y que tenemos un hijo.

Hizo una pausa mirando a Amir, la miraba impasible, más una de sus cejas estaba más arqueada que la otra. Decidió continuar.

–No lo hice el mismo día... mas lo hice, y... no salió como lo espere, aunque me odia un poco, es lo que creo... tenemos una tregua por nuestro hijo.

Cliché y puntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora