26.

751 57 9
                                    



Camila observó al chico que había llegado solo, vestido formal y se había sentado en una de las mesas del local, y entonces cuando alzó la vista, su pulso se aceleró. Se trataba de Dexter.

Se quedó parada en el mismo lugar. Una de las camareras la observó. — ¿Quieres que me haga cargo por ti? Él es frecuente aquí.

Ella negó. —Puedo con él —respondió acercándosele—. ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó con el ceño fruncido.

Dexter la observó sin sonreír. — ¿Así es como me vas a tratar? —Preguntó fríamente—. Te pueden despedir por esto, ¿Lo sabías?

Entonces de eso se trataba, él la estaba poniendo a prueba, quería que dejara el trabajo y por eso le ponía las cosas difíciles. —Lo siento, señor ¿Qué desea ordenar? —Preguntó con dientes apretados.

Si él quería jugar, ella también podía hacerlo. No dejaría el trabajo por un poco de presión.

Él sostuvo el menú en sus manos por unos segundos, se estaba demorando a propósito. Ella lo conocía y siempre sabía lo que iba a pedir. Dexter le señaló uno de los platos más costosos que tenía el menú.

Ella se apresuró en atender su orden, no quería hacer las cosas mal, eso sería decirle "Tienes razón, no puedo hacer esto".

Dexter ni siquiera sonreía, solo estaba concentrado en su comida, no sabía si era habitual ese comportamiento en los restaurantes cuando estaba solo, o estaba enojado con ella.

— ¿Te parece guapo? —Preguntó una de las camareras, al descubrirla mirándolo. Camila trató de explicar, pero la chica le sonrió—. No tienes que preocuparte, todas sabemos que es lindo.

Camila solo asintió con una tímida sonrisa. Era obvio que las demás pensaban que ella estaba intrigada por él, pero a decir verdad, desconocían que vivían juntos, y no de forma sexual o algo así.

Frunció el ceño cuando lo escuchó ordenar vino y dos bebidas más, ni siquiera le dirigió una mirada, estaba sumergido en sus pensamientos. Se sintió algo extraña con la bandeja en la mano, es decir, era bastante torpe con las bandejas, así que le costó toda su fuerza de voluntad llegar hasta él, con la bandeja intacta.

Pero justo cuando pensaba servir las bebidas, él se movió en su silla, y eso la hizo perder el equilibrio. Las copas se derramaron en su camisa, arruinando su perfecto y costoso traje.

Eso atrajo la mirada de todo el mundo, vio a Dexter respirar hondo y mirarla fijamente, era claro, estaba enojado por eso, pero también su mirada era acusadora.

—Arruinaste mi traje —dijo en tono tranquilo.

—Lo siento —dijo ella rápidamente—. En serio, lo siento.

Una chica del personal se le acercó y empezó a hablar con él, Camila se retiró de la escena, avergonzada, ¿Tenía que ser tan torpe justamente delante de él?

Su turno estaba por acabar, así que se quitó el uniforme, era su primer día y había hecho enojar a un cliente frecuente, que justamente resultaba ser el hombre con el que vivía. ¿Podían las cosas ponerse peores?

Vio a una mujer rubia avanzar hasta ella, era la dueña del local, amaba atender ella misma su propio negocio, así que eso era peor para los empleados, ella lo veía todo.

Se quedó parada en el mismo lugar, la mujer parecía enojada pero su expresión cambió inmediatamente. —Dexter —dijo mirando por encima de su hombro—. Dexter, cariño, siento mucho el percance, la chica será despedida, te lo puedo asegurar.

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora