57.

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—No tengo nada claro, pero algo sí es seguro, Dexter. Ya no confío en ti —dijo pasándole por el frente y encerrándose en su habitación.

Ya no sabía qué creer, todo lo que creyó que era cierto, no lo era. Y lo peor era que no tenía respuesta, no sabía cuál era la verdad, y sospechaba que de algo malo se debía tratar.

¿Por qué tanto misterio? ¿Por qué la había observado por años? Respiró hondo. Nunca debió subir aquella noche a su auto, debió rechazar la oferta, estaba en un lugar peligroso, eso era seguro, pero podía empezar de cero y buscar algún otro trabajo que le permitiera comer, pero ahora no sabía si había tomado la decisión correcta en aceptar su ayuda, porque sospechaba que no era una simple ayuda lo que le había ofrecido.

Y ni siquiera sabía qué hacer, corría mucho peligro estando a su lado, pero en este punto, si se alejaba también correría peligro. Estaba atrapada.

Pasó horas en su habitación, pero por más que trató de pensar en alguna salida viable, nada llegó a su cabeza, vio el día morir por la ventana de cristal, sería tan hermoso poder quedarse en ese lugar para siempre.

Escuchó el sonido de un cristal romperse, salió de su habitación, talvez franco había vuelto, eso la haría sentir bien, ya que jugarían póker, talvez Dexter se había marchado.

Fue hasta la cocina y vio a Dexter echar en el bote de basura los restos de la botella que había roto. Él ni siquiera la miró, sacó otra botella de vodka del gabinete y rellenó su vaso.

Alzó su vaso hacia ella. — ¿Quieres acompañarme? —Preguntó con la voz ronca.

Eso la hizo fruncir el ceño. Él estaba borracho, porque definitivamente estando sobrio nunca le ofrecería que tomara alcohol. — ¿Cuándo regresará Franco? —Preguntó preocupada.

— ¿Y eso qué diablos importa? ¿Tan importante es para ti? Lo conoces de hace solo unos días.

—Ya anocheció, ¿No tienes que ir a casa o algo así?

Él sonrió. —Me quedaré aquí esta noche. Y no creo que Franco regrese.

Ella frunció el ceño cuando lo vio avanzar hasta ella. Él acarició su mejilla. — ¿Por qué te interesa tanto franco? ¿Acaso te gusta? —Susurró en su oído.

—Estás borracho —dijo ella, tratándose de alejar, pero él la detuvo.

Camila lo observó, pero cuando él se acercó nuevamente a ella, la tomó por la nuca y la besó bruscamente no supo qué hacer. Es decir, era Dexter, pero no quería besarlo, no quería estar involucrada con él. No cuando él estaba tan lleno de mentiras, no formaría parte de un circulo destructivo.

Trató de empujarlo, pero él la inmovilizó contra la isla de la cocina. —Suéltame —dijo zafándose de su agarre, pero él la apretó con más fuerza, Camila mordió su labio y se alejó.

— ¡¿Qué diablos te pasa?! —Preguntó bruscamente.

Él se quedó en el mismo lugar, mirándola algo extrañado. Camila maldijo y se fue del lugar. En otras circunstancias hubiera estado muy feliz de que quedarse a solas con él, es más, hace meses, eso había sido como un sueño, pero ahora... Ahora sentía que no era correcto.

Se puso ropa de dormir y se tiró en la cama, no sabía lo que le deparaba el futuro, pero las cosas no pintaban nada bien.

Camila se acurrucó entre las sábanas y no pasó mucho tiempo antes de sentir que la puerta se abría, sintió que su corazón se aceleraba, se giró y notó que Dexter estaba recostado de la puerta, observándola.

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora