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Dos hombres llevaban sus maletas, mientras una chica, la cual llevaba un diminuto bikini le mostraba sus habitaciones. Tres en total.

Dexter no entró a su habitación, sino que entró a la de ella, mientras los demás entraban a sus habitaciones. Él empezó a revisarla detenidamente, alzó los condones que había en la mesita de noche, entró al baño y sacó las latas de lubricantes. También sacó un consolador. —No necesitarás estas cosas.

Ella ni siquiera podía hablar, todo en esa casa era altamente sexual, era como si las paredes le gritaran que tuvieran sexo. —No te alejes mucho —le advirtió Dexter—. Este lugar no es seguro.

Ella quería preguntar, entonces ¿Por qué diablos estamos aquí? pero se contuvo. Todos salieron a la terraza, había varias piscinas. Su anfitrión caminó hasta ellos, y le indicó que se acostaran en las tumbonas. —Esto es para divertirnos. Roger no te veo quitándole el traje de baño a ninguna de estas chicas, ¿Qué te está pasando?

—Acabo de llegar —respondió tomando una bebida y dedicándole una sonrisa a una hermosa rubia al otro lado de la piscina con traje de baño transparente. Ella le hizo señas con los dedos para que avanzara hasta ella, y él lo hizo. Ya podía ver el descontrol que habría en todo el fin de semana.

Una chica fue hasta Santana y se sentó en sus piernas. — ¿Qué pasa, niña? —Le preguntó, pero la chica no respondió, solo se frotó contra él—. Ellas suelen ponerse celosas cuando dirijo mi atención a otras personas —dijo al tiempo que desataba la parte de arriba de su bikini y acariciaba sus pechos—. Dexter, ¿Por qué no vas a disfrutar con tu mujer y me dejas a tu pequeña niña para jugar un rato?

Él sonrió, incomodo. —Camila se queda conmigo, Santana.

Jessica lo miró enojada, se paró del asiento. — Entonces, ¿yo sí puedo follarme a alguno de ellos? —preguntó señalando a alguno de los hombres de la esquina.

Dexter se encogió de hombros. —Ve y diviértete, corazón.

Camila no podía creer lo que estaba pasando delante de sus ojos, él le estaba dando permiso para que se acostara con otros hombres, miró a Roger, el cual estaba casi encima de la chica rubia, mientras lamía el alcohol que dejaba caer en sus pechos. El hombre frente a él, le estaba acariciando los pechos a una de las tantas chicas que había ahí. ¿Qué seguía?

— ¿Ella es virgen, Dexter? —Preguntó Santana con los ojos cargados de deseo—. Dime que lo es, y te ofreceré un trato bastante justo por ella.

Dexter se levantó de la tumbona y la obligó a hacer lo mismo. —Mantén tu orgía lejos de ella —dijo tomándola de la mano y entrando a la mansión.

Todos parecían estar hambrientos de sexo, es más, parecían drogados, y borrachos. ¿Cómo podían tener sexo con todos? Era insano y escandaloso.

—Si quieres quedarte con ellos... Yo puedo entrar a mi habitación y...

Dexter respiró hondo, buscó dos latas de coca cola en la cocina y le pasó una. —Vamos a ver una película. Ellos dejarán de tener sexo en unas horas, y todo regresará a la normalidad.

Pero ella no creía que todo volvería a la normalidad, al menos no a la normalidad que conocía. Entraron a una sala de estar gigantesca, incluso había una chimenea en el fondo. Dexter encendió la tv, y lo primero que salió fue porno, él buscó Netflix y puso una película de comedia.

Sabía lo que estaba haciendo, estaba tratando de bajar la tensión sexual que ya inundaba el aire. Había una cesta de mantas en la esquina, él tomó una y se acostó en uno de los tantos sofás que había frente a la gigantesca tv. Ella se acurrucó contra él y respiró hondo. — ¿Por qué dejas que Jessica se acueste con otros hombres? ¿No te molesta?

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora