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Dexter se sorprendió al entrar al estudio, Ronald tenía un sobre en la mano. —Te acaban de traer esto, quisieron entrar pero vi a Camila cerca, no era seguro.

Él asintió. —Bien hecho —dijo tomando el sobre en sus manos y sacando el papel que había adentro.

Roger entró en ese momento. — ¿Qué hacen aquí? —Preguntó dejando su bebida encima de la mesa —. ¿Pasa algo?

—Nuevas alianzas, nuevos problemas —dijo Dexter. Te enseñaremos como disfrutamos nosotros, disfruta a las chicas, entre ellas hay una que es virgen, especialmente para ti —leyó en voz alta.

Roger silbó. —Eso es como navidad, hermano ¿Por qué no estás emocionado?

Dexter se encogió de hombros. No sabía la razón exacta de su desinterés, pero simplemente no quería asistir. —No lo sé —respondió sinceramente.

—Ya sabes cómo es esto —dijo su amigo, palmeando su espada —. No puedes rechazar una bienvenida.

Camila sentía que en cualquier momento iba a vomitar, estaba tan nerviosa que sus manos temblaban y su cuerpo entero estaba frío. Se encontraba en la habitación de Dexter, pero eso no era la peor parte, se había vestido de forma provocativa, tenía un blusón y no llevaba nada debajo.

Se había vuelto loca, había perdido la cabeza, cuando estuvo en su habitación todo el plan parecía tan lógico, pero estando a un paso de ejecutarlo, sabía que sería la cosa más estúpidamente descabellada que haría en su corta vida.

Había bebido mucho, aunque no estaba del todo borracha, sentía que el alcohol ayudó en un noventa y nueve por ciento para la desinhibición que sentía. Cincuenta por ciento de ella estaba segura de lo que tenía que hacer, pero la otra mitad estaba aterrada. Por Dios, se le iba a ofrecer. Nunca había tenido sexo con nadie, y saber que se acostaría con Dexter la hacía querer desmayarse.

Respiró hondo, era una loca idea, lo sabía, pero era la única manera de demostrarle que no era una niña, era una chica adulta y estaba dispuesta a costarse con él.

Se había dejado el pelo suelto, a él le gustaba de esa forma, y además eso hacía que su cara pareciera menos un sol, ¿Qué tal si alguien más entraba a la habitación de Dexter? Sería bastante vergonzoso explicar qué estaba haciendo ahí.

No, se estaba volviendo loca, nadie más entraba en esa habitación, aparte de Roger Santa virgen, y ocasionalmente Jessica, Oh Dios, y también Ronald. Estaba jodida.

Llevó ambas manos a su cabeza, no se atormentaría más, estaba ahí para acostarse con él, y no se iría hasta que lo lograra, trepó a la cama e intentó muchas posiciones de espera, pero lejos de verse sexy, se veía ridícula. Definitivamente nada estaba saliendo como lo había planeado.

Finalmente se sentó en medio de la cama, relajó la postura y miró hacia la puerta, en cualquier momento Dexter entraría y entonces todo empezaría, debía de demostrar que era una mujer, no podía desmayarse, o salir corriendo. No Camila, no puedes hacer eso, debes ser fuerte y sexy.

Dexter subió a su habitación, no tenía ánimos para ir a la dirección de la nota y acostarse con esas chicas, pero existía la tradición de aceptar los regalos de bienvenida de los nuevos socios, siempre había sido de esa forma. Y él no era nadie para romper esa tradición.

Entró a su habitación y casi cayó de bruces al ver a Camila sentada en el medio de su cama, llevaba un blusón pegado al cuerpo, dejando ver sus pezones erguidos. Se veía muy sexy en la posición que estaba, frunció el ceño, no se esperaba eso.

Camila sintió que su corazón iba a salirse del pecho al ver a Dexter en la habitación, parecía cansado, pero de igual forma se veía precioso con su pelo desordenado y con el ceño fruncido. —Camila —dijo lentamente —. ¿Qué estás haciendo? —Preguntó acercándose a la cama.

Por un momento se congeló, no sabía que decir, tan solo se acercó a él y lo miró fijamente. —Mañana es mi cumpleaños, y quiero que me des un regalo... Ya no quiero ser virgen.

Él abrió los ojos como platos, se sentó en la cama y la miró fijamente, como si no pudiera creer lo que escuchaba. —Camila —susurró lentamente.

Ella se acercó a él y acarició su mejilla. —Quiero ser tuya, Dexter, no creo que sea tan difícil tener sexo conmigo.

Él parecía preocupado, y ella moría de ganas por quitar esa expresión de su cara. — ¿Estás segura de esto?

Camila asintió, y antes de poder decir cualquier cosa, él la besó tiernamente, eso la hizo sonreír, le encantaba estar entre sus brazos, porque cuando estaba cerca de él, se sentía hermosa, se sentía amada.

Dexter se separó de sus labios y se desnudó frente a sus ojos. Camila no pudo quitar los ojos de su cuerpo, de su hermoso y esbelto cuerpo, él podía rivalizar con cualquier modelo de revista, y no estaba exagerando. Sus brazos y su pecho estaban totalmente definidos. Él era como arte.

A lo largo de los meses lo había visto recortarse el pelo y dejárselo crecer, y era hasta increíble que de todas formas se viera tan bien, pero particularmente le gustaba verlo con el pelo largo, justamente como actualmente lo llevaba.

Él se sacó la ropa de forma lenta, y eso solo la hizo morderse el labio y desear poder tocarlo, parecía concentrado en lo que hacía, ella dudó en quitarse el blusón, ya que debajo de eso estaba desnuda, y ya había agotado su límite de valentía, no podía desnudarse frente a él.

Camila nunca lo había visto en bóxeres, así que ver todo su cuerpo así hizo que su cuerpo vibrara de excitación, él se metió en la cama, pero de todas maneras ella podía sentir la tensión entre ellos, era como si él no estuviera seguro de lo que haría a continuación.

Él subió encima de ella con precaución. —Está bien —dijo ella acariciando el pelo de su nuca—. Está bien —repitió para tranquilizarlo.

—No digas que está bien cuando me estás pidiendo que nos acostemos —dijo mirándola a los ojos.

—Quiero estar contigo —respondió dándole un suave beso en los labios—. Me muero de ganas por ser tuya.

***

ESTO SE VA A DESCONTROLAAAAAR! 

Continuará...

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora