73.-CAPÍTULOS FINALES.

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Abrió la camioneta, pero adentro todo estaba ensangrentado, no había cuerpos, no había nada.

Rodeó el vehículo y sintió que su corazón se salía del cuerpo al ver a un hombre, saliendo de las sombras, apuntándole directamente con un arma. Levantó las manos, esperando la muerte, porque ni siquiera iba a luchar, todo su cuerpo estaba sufriendo, y no quería prolongar más su dolor.

El auto de santana empezó a alejarse, y comprendió que la había engañado todo este tiempo, solo la usó, se acostó con ella, y ahora la dejaba tirada ahí para que muriera sola. Por un momento pensó que él no sería tan despiadado, pero claramente se había equivocado.

El hombre estaba tan sucio y golpeado que no podía reconocerlo, al menos no hasta que se acercó hasta ella. Él parpadeó varias veces, y ella no pudo evitar correr hasta él y abrazarlo con fuerza. —Dexter... —susurró en sus brazos.

Él no pareció estar consciente de lo que pasaba, pero después de unos segundos, la apretó con fuerza, y enterró su cabeza en su cuello, debía de ser una posición incómoda, porque ella era más baja que él, pero eso no pareció importarle.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó con voz rasposa.

—Vine por ti —contestó soltándolo.

Dexter la miró por un segundo, luego señaló la camioneta para que subiera a ella, lo vio patear los cuerpos a un lado, y ponerse detrás del volante. Ella se sentó prácticamente encima de sangre, pero no le importó, quería abrasarlo, pero él construyó una pared de hielo tan rápido, que ella no pudo llegar a él.

Tenía la camiseta desgarrada, sucia y con sangre seca, sus pantalones estaban rotos, sus brazos tenían heridas, al igual que su cuello, su pelo estaba enredado, y su cara tenía una fea cicatriz en su frente, pero lejos de la sangre y el sucio, lo que más la asustó fue su mirada tan inflexible.

No quiso preguntarle nada porque él parecía estar librando una batalla interna, y eso francamente le dolió, miró por la ventana y no evitó sentir asombro al ver que él aparcaba en la casa a la que Roger la había llevado.

Ni siquiera esperó por ella, solo salió del auto tan rápido que le sorprendió que no se cayera al suelo, aunque se veía totalmente fuerte, reconoció lo que él trataba de ocultar, estaba cojeando, estaba débil, pero aun así no quería decirlo.

— ¿Cómo supiste llegar hasta aquí? —preguntó, caminando detrás de él.

—Es el único lugar al que este imbécil pudo haberte traído —dijo con amargura.

Roger apareció apuntando con un arma, pero Dexter le pasó por el lado. Él estaba tan asombrado que no dijo nada, Camila lo abrasó. —Promete que nunca volverás a hacer algo así —susurró él.

Ella sintió con los ojos aguados. —Era la única forma de traerlo de vuelta.

Y ella pudo ver la culpa llameando en los ojos de Roger. —Es mi culpa —dijo lentamente.

Camila negó, tomándolo de la mano. —No lo es —lo calmó.

Él la tomó del brazo. —Camila... sí lo es, sí es mi culpa, yo...

Ella no lo escuchó, se soltó de su agarre y entró detrás de Dexter. Notó que él recogía parte de los papeles que estaban esparcidos en la mesa de la cocina. Al parecer buscaba algo específico, pero no sabía qué. —Dex —susurró, tratando de acercársele, pero él rodeó la mesa.

—Recoge tus cosas, nos vamos de aquí.

—No tengo nada —aquí dijo abriendo los brazos.

—Bien —dijo él, tomándola del brazo y caminando hacia la parte de atrás de la casa, había un cuarto oscuro al final de la vivienda, él encendió la luz y ella observó un pequeño auto.

Ella se giró y buscó a Roger. — ¿Qué está pasando? —Preguntó él, tan confundido como ella.

—Dice que nos iremos de aquí —le explicó.

— ¿A dónde? —Preguntó caminando hacia atrás.

Ambos escucharon como el motor rugió, Dexter estaba frente al volante, parecía tan enojado, subieron al auto, y ninguno habló, ni siquiera sabía a donde iban. Se supone que debía de estar feliz, él estaba de nuevo con ellos, sin embargo el aire se había tornado tan tenso que dolía.

Después de unos minutos llegaron a un portón gigantesco, Dexter accionó un control y las puertas se abrieron, revelando una casa en el fondo, nunca la había visto y al parecer Roger tampoco, Dexter cojeó hasta la entrada y abrió la puerta. Ellos lo siguieron, el lugar estaba amueblado solo con lo necesario, excepto por el estudio, el cual era una copia exacta del que tenían en casa.

—Ahora sí estamos en un lugar seguro —gruñó tirando los papeles en el escritorio. Se giró hasta ellos—. ¿Cómo lograron sacarme? —Preguntó bruscamente.

Camila pensó que Roger diría algo, pero él solo miró al piso. No tenía el valor para hacerlo. Ella dio un paso al frente. —Hicimos un trato, y santana ayudó, de hecho él hizo el trato con los que te tenían y...

— ¿Qué le dieron a santana? —Preguntó en tono bajo, él miró a Roger—. ¿Qué le diste a santana? —Le preguntó directamente.

Ella respiró hondo. — ¿A mí? —Y odió que esas dos palabras hubieran sonado como una pregunta. Dexter dirigió toda su atención a ella, sus manos sudaban, y ya que había empezado a hablar no podía detenerse—. Accedí a acostarme con él, si te liberaba.

Él se acercó de forma amenazante hasta ella, y Camila tragó en seco, se preparó para todo, pero no para la bofetada que la mandó directamente al piso. El dolor explotó en su cara y ella tocó su mejilla, mirando a Dexter. Él la había golpeado.

Él la miró, pero era como si sus ojos realmente no la estuvieran viendo, este no era su Dexter. ¿Qué te hicieron esos hombres?

**

kÉ kÉ Eso no me lo esperaba :O

Continuará....

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