71.-CAPÍTULOS FINALES.

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Santana la miró de arriba abajo unos segundos. —Esta será tu casa.

—No entiendo —dijo ella mirándolo fijamente.

—Te quiero como mi puta personal a tiempo completo.

Días atrás esas palabras hubieran tenido un gran efecto en ella, pero sinceramente, la desesperación que sentía por recuperar a Dexter era mayor a ser la puta de Santana.

No sabía cómo había llegado a ese punto, pero estaba encarando la situación demasiado bien. Respiró hondo y lo observó, antes de caminar en la dirección que él le había señalado, vio la sorpresa en sus ojos. Sí, ella también estaba asombrada de cómo estaba tomándose las cosas.

Su estudio tenía una puerta que comunicaba directamente con su habitación, supuso que era su propia habitación, porque había estado en las otras habitaciones cuando se quedó en esa casa por un fin de semana, y ninguna era tan ostentosa como esa.

Había una cama con dosel totalmente negra, su estructura y sus sabanas, las cortinas eran de color blanco y tenían listones dorados, todos los demás muebles eran de un color rojo sangre. Que horrible contraste, parecía como si hubiera llegado al infierno. —Esta es mi habitación —dijo él.

No me digas.

—Y esta será la tuya —dijo señalándole una puerta a la derecha. Camila caminó hasta ahí, y no evitó alarmarse al entrar, era como si hubiera llegado al cielo, todo era excesivamente blanco, el contraste con la otra habitación era tan fuerte que se veía como si de la habitación saliera una luz sagrada, aun cuando las ventanas estaban cerradas.

Había una cama con dosel totalmente blanca, al igual que un tocador, armario, espejos, hasta esculturas en blanco. —Esto es como... —empezó a decir, y se calló abruptamente al notar que lo había dicho en voz alta.

—Me gusta pensar que estoy en el infierno, y mi chica en el cielo, es como si fuera el diablo que va a corromper a un lindo angelito.

Eso había sonado demasiad repulsivo. —Abre tu armario— le instó.

Ella caminó hasta ahí, y mientras lo hacía le echó un pequeño vistazo a lo que parecía ser el baño, la puerta estaba abierta, y solo alcanzó a ver la blancura en todo lo que había adentro. Sus cejas se arquearon al ver que había ropa de mujer ahí, sacó una delas piezas y notó que era de su talla.

Su mente le hizo una mala jugada, y la llevó al pasado cuando Dexter la llevó a casa, el armario también había estado lleno de ropa de su talla, él había pensado en todo... Al igual que Santana, lo que la hizo pensar que él había sabido desde el principio que ella vendría.

Había estado mandando al diablo a Roger a propósito, había querido que ella viera la desesperación de Roger, para saber que tendría que encargarse del asunto, él lo tenía todo arreglado. Sucio bastardo.

Lo curioso de la ropa es que no era como la que llevaban las demás, no había blusas cortas, ni ropa vulgar, al contrario, todo el guardarropa era una mezcla de vestidos lisos, pantalones anchos y blusas elegantes. Se giró para preguntarle, pero antes de que pudiera hacerlo, él habló. —No quiero que vistas como ellas —dijo simplemente.

— ¿Cómo sé que....? —Empezó a preguntar, porque necesitaba saber si él cumpliría su parte del trato, necesitaba desesperadamente saber si la ayudaría.

—Porque lo único que tengo que hacer para que lo liberen es marcar un número de teléfono, y lo sabes.

Ella tragó hondo, convenciéndose a sí misma que no había otra salida, tendría que acostarse con él. Sintió como su mano se cernía en su codo, él la estaba dirigiendo nuevamente a su habitación. —Espérame en la cama —le ordenó, antes de entrar al baño.

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora