37.

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Con la llegada de enero las cosas realmente se activaron en casa, Roger y Dexter solían estar casi todo el día ocupados, no sabía exactamente si algo había salido mal en el trabajo, pero ellos se encerraban por horas en el estudio y cuando solían estar juntos hablaban de cifras y cosas que ella no entendía.

Algo había cambiado, no sabía exactamente lo que era, pero las cosas se sentían diferentes, Dexter era protector con ella, solo que ahora era más posesivo, ni siquiera sabía cómo explicarlo, cuando estaban juntos había algo más, algo que no podía identificar, algo en sus ojos, en su forma de hablar y en su forma de tocarla, todo era diferente.

Jessica pasaba mucho más tiempo en casa, y eso la alegraba, en verdad, porque si ella estaba en casa, mantenía a Dexter ocupado. Nunca pensó que llegaría el día en que le gustaría la idea de Jessica metida todo el tiempo con ellos, pero definitivamente prefería eso, a estar con él mucho tiempo a solas.

No quería darle nombre a lo que estaba sintiendo, solo quería alejarse un poco de él, a veces cuando estaban solos, él la miraba de una forma que la confundía, y odiaba sentirse confundida.

Con Roger todo era más fácil, seguía compartiendo con él de la misma manera, él no había cambiado, seguía siendo el mismo chico, no la miraba extraño, y le jugaba bromas, a veces se burlaba y la hacía enojar, pero seguía siendo Roger.

Pero Dexter... Él se veía diferente ahora, la tocaba y la hacía sentirse rara, acariciaba su cabello y se quedaba más tiempo de lo normal con su mano en sus piernas, o en su brazo. La abrazaba fuerte y siempre le susurraba al oído cosas tiernas.

Quería hablar con él, pero ni siquiera sabía qué le diría, ya no sabía nada.

Entró en la cocina, era sábado, así que no esperaba que alguien estuviera en casa, llevaba su conjunto de pijama, buscó un tarro del helado y se sirvió un poco. Se sorprendió al ver a Dexter entrar, tan solo llevaba pantalones de chándal. ¿Alguna vez había mencionado que él era realmente lindo?

Siempre había ignorado, (No, eso es una mentira) No lo había ignorado, solo lo había pasado por alto, es decir, no le pasaba por la cabeza que tendría la oportunidad de tocarlo o algo así, desde el principio lo vio como lo que era, su protector o ángel guardián, no lo vio con ojos de amor, ni nada de eso.

Tenía una pequeña cola, en otros hombres quizás se podía ver femenino, pero él se veía tan varonil, tan atractivo, tenía ganas de besar su pecho y acariciar su cuerpo. Frunció el ceño. Oh, Dios, ella estaba pensando en algo caliente con Dexter.

—Pensé que estarías en algún otro lado —dijo parándose de su asiento y lavando su la taza de helado.

Él se encogió de hombros. —He tenido una semana pesada, solo quería quedarme en casa. Roger llamó y dijo que no volvería hasta el lunes, no mencionó en donde estaba, pero por el ruido de fondo debía de estar en algún bar.

Camila secó sus manos. Significaba que se quedarían solos un fin de semana, frunció el ceño, ¡Por amor a Dios! Se había quedado muchas veces a solas con él, se estaba comportando como una estúpida. — ¿Quieres que veamos una película?

—No —respondió ella rápidamente, rodeando la mesa y caminando hasta la salida. Se giró y notó que él la observaba extraño. Debía de pensar que se había vuelto loca—. Tengo sueño —agregó.

—Son apenas las ocho.

Camila se encogió de hombros. — Tengo sueño —repitió.

Él se acercó a ella. — ¿Qué pasa, bebé? —Preguntó tocando su frente—. ¿Estás bien?

Ella se separó de su toque. —De maravilla —masculló, alejándose.

Se encerró en su habitación, y se quedó apoyada en la puerta. ¿Qué diablos estaba haciendo? Se trataba de Dexter, era él, el chico que la había sacado del lugar en el que estaba y que le estaba dando otra vida, el chico que la cuidaba y la portería en exceso, el chico que se preocupaba con ella.

Él tenía novia, era obvio que nunca se fijaría en ella. Se paró delante del espejo, nunca sería como Jessica, su pelo era lindo, tenía que reconocerlo, y no se consideraba fea, pero no era tan femenina, ni tan segura de sí misma, es más, él ni siquiera la consideraba una mujer, tan solo una niña, una pequeña niña indefensa, patética e insignificante. La veía como a una hermanita. Nunca podría conquistar a un hombre como él, ni siquiera en sus más locos sueños.

Escuchó que algo se rompía y luego escuchó a Dexter maldecir, salió al pasillo y entró en su habitación, lo vio arrodillado, tratando de recoger los restos del jarrón negro que estaba tirado. — ¿Qué pasó? —Preguntó.

Él iba a responder, pero entonces el pequeño soporte que había clavado en la pared le cayó en la cabeza. —Al diablo —dijo levantándose rápidamente.

No evitó sonreír, era gracioso verlo tratar de hacerlo. —No te rías —dijo él, poniendo ambas manos en su cintura, pero luego de unos segundos él también empezó a reír—. Le diré a Ronald que haga esto, me rindo.

—Eres un debilucho —dijo Camila sonriéndole.

Él se acercó a ella. — ¿Segura? —Preguntó, alzándola en sus brazos—. ¿Crees que un debilucho podría alzarte así?

Eso la hizo chillar, lo abrasó con fuerza para no caerse. — ¡Estás loco!

Él salió a su pequeño balcón y la sentó en la baranda, Camila miró hacia ababa con pánico, sabía que no se caería, ya que Dex la estaba abrasando, se apoyó en su espalda.

Ambos se quedaron en silencio, le gustaba eso, entre ellos no había silencios incomodos, él la hacía sentir tan bien, era como si supiera exactamente lo que quería, era como el chico de sus sueños.

Abrió los ojos como platos al entenderlo, la conexión entre ellos era tan buena, y aunque siempre se enojaba cuando la controlaba, en el fondo, muy en el fondo sabía que no lo hacía con malas intenciones. No se sentía atraída por él como esa clase de relaciones en las que solo quieres tener sexo, era algo más, algo más íntimo, más profundo, más bonito. No sabía cómo definirlo.

Acarició suavemente sus manos, amaba estar con él, y le gustaba la forma en que la miraba, él no la trataba como a una boba. —Dexter —susurró lentamente.

—Vamos a dormir —dijo él, alzándola y dejándola en el piso.

Ella se quedó observándolo y sin decir nada lo abrasó fuerte. Él la envolvió en sus brazos, no le dijo nada, solo la apretó fuerte. —Gracias por protegerme —Lo observó y acarició su mejilla. No sabía a donde llegaría esto, pero quería tocarlo.

Él tomó su palma y la besó, eso la hizo sonreír. Pero su sonrisa murió al ver sus ojos, la miraba de una forma diferente, y en ese justo momento sintió algo, su cuerpo vibró, sin pensarlo, se acercó a sus labios y lo besó.

Fue un beso lento, él la pegó bruscamente contra su cuerpo, y eso solo la hizo desear más, tomó sus mejillas y lo besó con más intensidad. No quería pensar en otra cosa que no fueran sus labios y en lo bien que se sentía entre sus brazos. Y que la condenaran, pero quería todo de él.

No solo unos besos o unos cuantos abrazos, quería que él la viera como una chica adulta, como a una mujer hermosa, lo quería para ella sola, quería ser egoísta con él, porque no le interesaba compartirlo con nadie.

Dexter dejó de besarla, pero no la separó de sus brazos. — ¿Por qué me besaste? —Preguntó en un susurro.

Ella se encogió de hombros. — Quería hacerlo —respondió sinceramente.

Él la besó suavemente en los labios. —Bien —dijo sonriendo—. Vamos a la cama.

Camila abrió los ojos como platos, y se asustó. Él la observó y sonrió. —A dormir, preciosa —aclaró.

***

:O Continuará...

AVISO IMPORTANTE:

Este es el último capítulo que subo antes de mi viaje ¡Hasta la próxima! 

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora