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Camila se sentó en la cama lentamente, aún podía escuchar sus gritos y blasfemias, al parecer estaban golpeándose nuevamente. Estaba tan asombrada que ni siquiera podía moverse.

Todo tenía sentido ahora. Siempre había sospechado que él no era del todo claro, y no se había equivocado. ¡En verdad él ocultaba algo! Al principio había estado obsesionada con saber el secreto, porque tenía en la cabeza la idea de que en el fondo él era un mal tipo, pero con el pasar de los meses, supo que aunque no sabía el secreto, Dexter en verdad solo quería protegerla, así que había puesto su curiosidad a un lado. Pero ahora...

Ahora no sabía cómo sentirse, no sabía que pensar, no sabía si era prudente decirle que lo sabía o seguir fingiendo que no conocía la verdad.

Se acostó, pero no podía dormir. Después de una hora, sintió que su puerta se abría, rápidamente cerró los ojos y se hizo la dormida, no podía mirarlo a la cara, no sin antes saber exactamente qué se sentía en su interior. Su cabeza era un nido de confusiones, sentía tristeza, rabia, pero una parte de ella lo entendía.

— ¿Camila? —Preguntó Dexter suavemente, sentándose en la cama—. ¿Estás despierta, pequeña?

Ella abrió los ojos y lo observó, no le ofreció un espacio en su cama, solo lo miró. Notó que tenía sangre en la mejilla, se veía desaliñado, y cansado. —Regresé —dijo lentamente—. ¿Me extrañaste?

Camila se sentó en la cama y no pudo evitar abrasarlo. —Te extrañé —dijo en un susurro—. ¿Qué te pasó en la cara? —Preguntó mirándolo.

Él negó, sin darle explicaciones. —Estoy aquí y no pienso volver a dejarte sola.

Ella sonrió. —Buenas noches, Dexter —dijo volviendo a la cama.

Sintió que él se quedó un rato más, sentado en la cama, y no pudo determinar si sabía que ella sabía la verdad, esperaba que no.

Al otro día cuando bajó a desayunar, encontró a ambos hombres sentados, no se miraban, no hablaban, es más, ni siquiera hacían ruido con los cubiertos. No tuvo el valor para preguntar qué pasaba.

Se sentó en medio de ellos y miró directamente a Dexter. —Estuve leyendo un artículo de la ONU en internet. ¿Sabes cuantas personas mueren al año a causa de las drogas?

Él ni siquiera alzó el rostro, pero de igual forma ella siguió hablando. —Más de doscientos mil personas alrededor del mundo mueren cada año, eso sería más de quinientas muertes por día, las drogas destruyen. Es una lástima que sigan existiendo los que se dedican a vender esas sustancias que envenenan a la población.

Dexter alzó la vista y se quedó en silencio. — ¿Cuándo pensabas decirme que vendías drogas? —Preguntó bruscamente.

Él miró detenidamente a Roger, antes de mirarla fijamente, respiró hondo, era como si estuviera planeando qué decir. — Camila... ¿De qué estás hablando? —Preguntó lentamente.

Ella se paró del asiento. — No te hagas el tonto. ¡Los escuché! —Exclamó enojada.

Dexter la observó. —No hablaré de este tema contigo.

— ¿Sabes cuantas personas mueren por las drogas? ¡¿Acaso te has detenido a pensar en eso?!

—No me importa —dijo él lentamente—. Ellos no me importan.

— ¿No te importa que las personas allá afuera mueran?

— ¡No! —exclamó enojado—. Solo me importa lo que les pueda pasar a ustedes dos, no me importa la vida de los demás. Todos los demás pueden consumir drogas, ustedes no lo harán.

—Nunca estaremos seguro.

—Lo están aquí. Mientras tú y Roger se queden aquí estarán seguros. No me importa que pase con el resto. No quiero que me entiendas, no me importa. Pero quiero que sepas que aquí estás mejor que en el lugar en el que estabas, del lugar que yo te salvé.

—Ya no creo que me hayas salvado. No sé si tenías otras intenciones, no lo sé.

Él se paró bruscamente de su asiento. —Esas personas eran peligrosas, si seguías ahí te hubieran hecho daño.

—La mayoría de esas personas son adictos que hacen lo que sea para poder drogarse, son peligrosos, es cierto. Pero personas como tú crearon ese ambiente, personas como tú ayudaron a crear la inseguridad en esos lugares. No eres mejor que ellos, eres una basura —dijo alejándose de él, pero Dexter la tomó bruscamente por el brazo.

Y por primera vez, ella sintió algo que no había sentido. Miedo.

****

Oh, Oh Continuará..

POSDATA: 

Tengo un blog, en el que escribo artículos, pensamientos bla bla, cosas que están en mi mente que no son novelas, y lo actualizo cada domingo, en los comentarios les dejaré el link para que lo vean :)

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora