31.

794 58 9
                                    


Dexter salió del estudio y rápidamente buscó a Camila. —Nos vamos —dijo tomándola bruscamente y llevándola a la habitación—. Haz tus maletas ¡Ahora! —Le gritó bruscamente.

Roger entró junto con Jessica a la habitación. — ¿Qué está pasando? —Chilló Jessica.

—Nos vamos—respondió Dexter, impaciente.

—Yo no me quiero ir —dijo Jessica, cruzándose de brazos.

—Entonces quédate, no es mi maldito problema.

Camila escuchó las discusiones de los tres, pero no se detuvo, empacó todas sus cosas, si Dexter decía que se tenían que ir, entonces se iría con él. Vio su mirada, estaba a punto de explotar, sea lo que sea que le hubiera dicho Santana debió sobrepasar los límites, debió ser algo malo. Muy malo para alterarlo tanto.

— ¿Estamos en guerra? —Preguntó Roger lentamente.

—No, pero estate atento, esto puede acabar mal en cualquier momento.

Todos organizaron su equipaje y salieron de la mansión. Santana se quedó en una esquina totalmente serio, mirándolos, Camila lo observó, y se disgustó cuando lo vio guiñarle un ojo, Dexter también vio su gesto, y le apretó la mano más fuerte.

Ella se quedó en silencio en lo que restó del viaje. De todas formas no quería estar en esa casa, sentía que Santana la miraba demasiado, era como si él tuviera un ojo siempre en ella. Era aterrador.

La camioneta se detuvo, y Camila pudo ver el pequeño apartamento de Jessica, Dexter la ayudó a bajar su equipaje y entró con ella al edificio. Él era protector con los demás, era algo bonito.

Cuando llegó a casa todo se sintió diferente, había tanta tensión que si tuviera una tijera en la mano podría cortarla, y no exageraba. Ronald estaba dentro de la casa, le sonrió un segundo, pero rápidamente su mirada cambió al ver a Dexter y a Roger. Los tres se hablaban con las miradas, era un idioma que no podía comprender.

Subió a su habitación y miró por las ventanas, era algo loco pero sentía que la observaban, era como si ya no se sintiera cien por ciento segura en la casa. Negó lentamente, estaba exagerando, estaba segura, estaba en casa.

Se dio un baño y cenó sola. Los chicos estaban en el estudio, ni siquiera intentó entrar ahí o escuchar la conversación, y era bastante extraño porque siempre había querido saber lo que realmente pasaba, pero esta vez no le interesaba, solo quería que las cosas malas desaparecieran.

Subió a su habitación y se sentó en la cama, su vista era hermosa. Estaba en la parte limpia de la ciudad, en donde no había grandes rascacielos, ella no veía humo de las fábricas, solo veía el paisaje al natural, los árboles y la forma en que la noche embellecía todo a su alrededor.

Se acostó y cerró los ojos. Quería desesperadamente que todo volviera a la normalidad, no quería que ese viaje a casa de ese hombre arruinara la paz que existía en casa.

A mitad de la madrugada escuchó pasos, abrió los ojos rápidamente, y gritó cuando vio una sombra reflejarse en la ventana. Llevó la mano al pecho al ver que solo se trataba de Dexter. — ¿Qué estás haciendo? — Preguntó lentamente.

Él se encogió de hombros. Se veía preocupado, inquieto. Estaba recostado en la pared frente a ella, mirándola. —No puedo dormir —dijo directamente.

Camila hizo un espacio en su cama, y lo invitó a que se acostara. Él se metió bajo las sabanas y la observó.

Ella le sonrió. — ¿Todo está bien? —preguntó tomando su mano.

Él asintió. —Todo bien.

—Espero que no volvamos a casa de ese hombre.

Él la miró fijamente. —Nunca más volverás ahí.

Ella asintió y le dio la espalda. Dexter se quedó observándola, la noche pasada habían dormido de la manera más extraña, ella se había subido a su cuerpo y habían dormido como si ambos fueran uno. No dormía así con nadie, y sabía que estaba mal, pero se sentía extraño al verla darle la espalda.

Quería que ella se girara, y se acurrucara contra él, y lo besara. Quería volver a sentirla en sus brazos, escuchar que él la hacía sentir segura, y que era importante para ella.

Alargó su mano y acarició su pelo, sabía que no debería estar tocándola, es más, ni siquiera debería estar en su habitación, estaba rompiendo todas las reglas, muchas cosas podían salir mal, pero a ella nunca le pasaría nada malo. Nunca.

Ella sonrió cuando él acarició su pelo, eso la hizo relajarse. —Camila —dijo lentamente, y sabía que tenía que quedarse callado pero no podía.

Camila lo observó. — ¿Qué pasa?

—Eres bonita, no importa lo que piensen los demás, para mí eres hermosa.

Él vio la incertidumbre en sus ojos, ella frunció el ceño y se quedó en silencio. Estuvo tentado a decirle lo que habían pasado la otra noche, quería decirle que se habían besado y que si quería repetirlo, él lo haría, pero se quedó en silencio.

Camila sonrió. —Gracias —dijo algo extrañada—. Deberías dormir —le dijo dándole un beso en la mejilla, y volviendo a girarse para conciliar el sueño. Sonrió.

Él pensaba que ella era bonita.   

**

*.* Continuará..

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora