77.-

686 46 10
                                    


Camila se despertó de golpe, parpadeó algunas veces, tratando de orientarse. Claro, la casa, estaban en casa, y estaban a salvo, frunció el ceño al ver que la cama a su lado estaba vacía.

Se paró lentamente y escuchó gritos, rodó los ojos al escuchar que Dexter decía algo en voz alta, y después tiraba algo de cristal, con cada cosa que tiraba, ella saltaba del susto, eso no le hacía bien a ella y ni hablar del bebé.

Se asió y sonrió al ver en el closet toda su antigua ropa, dentro de pocas semanas tendría que empezar a vestir con ropa holgada, ni siquiera podía imaginarse siendo madre, es decir, aún le faltaba mucho por aprender, respiró hondo y cerró los ojos. Tendría que empezar a leer sobre el tema.

Bajó a la cocina, pero sinceramente solo tenía ganas de quedarse en la cama, un velo de tristeza y rabia arropaba la casa, quería ser optimista, pero Dexter le estaba dificultando la tarea. Él estaba recostado de la meseta con una taza de café en sus manos, su pelo estaba recogido hacia atrás y no se había quitado la barba, se veía más amenazante.

Ella se preparó un sándwich y se sentó frente a él a comerlo, realmente extrañaba al viejo Dexter, este le daba miedo, además la había lastimado, tanto física como psicológicamente, eso no era lo que necesitaba su hijo cerca, definitivamente.

—Vamos a ir....

—No seguiré corriendo —lo interrumpió, armándose de valor, y mirándolo a los ojos.

— ¿Entonces quieres que te maten? —Preguntó él, poniendo bruscamente la taza en el lava vajillas.

Camila no se sobresaltó, se paró del asiento y negó. —Te buscan a ti, no a mí. Me cansé de correr, Dexter. De hecho, me cansé de ti, y de todo esto, me iré.

Él se quedó mirándola unos segundos, se le acercó lentamente. — ¿Te irás? ¿Y a donde irás, específicamente? —Su mirada pasó de enojada a encolerizada—. Irás con santana —sentenció, mirándola con rabia.

Ella se mantuvo firme, no iría con santana, pero le importaba una mierda que lo pensara. —Ese no es asunto tuyo.

— ¡Por supuesto que es asunto mío! —Gritó enojado—. No estabas en contra de tu voluntad con santana, ¡Te gusta acostarte con él!

Ella lo abofeteó, y él retrocedió, claramente asombrado. —Al menos él nunca me trataría como tú lo haces —le dijo, mirándolo fijamente—. Él nunca me lastimaría.

— ¡Pero te tratará como una puta!

— ¡¿Y tú cómo me estás tratando?! —Preguntó a gritos—. Estoy cansada de correr y esconderme, y de que me trates como si hubiera sido la culpable...

— ¡No debiste acostarte con él! fuiste como una puta y...

—Te salvé —dijo bajando la voz.

— ¿Me salvaste? —Preguntó burlándose—. No tengo nada, se quedaron con mi dinero, estoy en la ruina.

Ella sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas. —Yo no te hice esto, así que no merezco tus malos tratos. No solo me haces daño a mi —dijo tragando en seco—. También le haces daño al...

— ¡¿Por qué estan gritando?! —Preguntó Roger, bruscamente—. Ya basta.

Dexter lo ignoró. —No me importa lo que pienses, Camila. No te irás de aquí, y si te acercas a santana, te juro que lo lamentarás.

—Lo único que lamento es haberte conocido.

—Te quieres ir con él —dijo Dexter acercándose tanto a ella, que sus alientos chocaban—. Me voy a deshacer de él, Camila. Lo voy a matar, y tú serás la culpable.

Ella sintió que las lágrimas se desbordaban por sus mejillas. —Lo voy a matar por haberte tocado, lo juro.

Camila se alejó. —Ni siquiera eso evitará que te abandone, ya no quiero seguir aquí, no se trata de santana, soy yo la que no soporto tenerte cerca—dijo saliendo de la cocina.

Roger se quedó mirando a Dexter. —Oye solo... —empezó a decir, para reducir la tensión...

—Lo voy a matar —dijo Dexter, y la decisión que vio en sus ojos lo asustó—. Y tú vendrás conmigo.

— ¿De qué estás hablando? —Preguntó Roger confundido.

—Esta noche —dijo Dexter decidido.

Camila pasó el resto del día encerrada en su habitación. Su plan era sencillo, se iría al otro día, le pediría ayuda a Roger y si él se negaba, entonces lo haría sola. No tenía otra salida.

**

Roger siguió a su amigo, sabía que había pasado por mucho, y que estaba devastado en el interior, pero matar a santana era una locura, porque eso desataría una maldita guerra, y lo sabía.

— ¿Estás seguro? —Preguntó, y su mente se transportó a cuando habían asesinado al padre de Camila, él estaba inseguro, no quería hacer las cosas sin un plan, porque todo saldría mal y no se equivocó.

Habían caído en una maldita trampa y habían asesinado a un hombre inocente. Y a veces, cuando veía a Camila sufrir, su interior ardía en llamas, pensando que su vida hubiera sido mejor si Dexter se hubiera tomado el tiempo de idear un plan, pero no lo hizo, y habían arruinado la vida de una pequeña chica indefensa.

—No —respondió Dexter, entrando en la casa por la parte de atrás.

— ¿Por qué hoy? —Preguntó Roger, preocupado.

—Porque no lo espera, y casi todos sus guardaespaldas no están.

— ¿Cómo rayos sabes eso?

—Solo lo sé —dijo Dexter, caminando

—Este hombre tiene cámaras por todas partes, Dexter.

—No la tiene en su estudio.

— ¿Cómo es que sabes todas esas cosas? —Preguntó Roger, asombrado, pero Dexter no respondió.

—Tú quédate afuera —le ordenó, entrando lentamente al estudio—. Santana —llamó.

Lo vio salir de su habitación, y mirarlo con cara de miedo. — ¿Qué haces aquí?

—Sabes qué hago aquí.

—Si vas a matarme, hazlo ahora.

—No me la pongas tan fácil —dijo Dexter, avanzando hasta él y golpeándolo—. ¿Crees que no sabía que tú estabas detrás de todo esto? ¿Crees que no iba a saber que tú te encargaste de mi secuestro? —Preguntó estrellando su puño nuevamente contra su cara.

Santana tosió y trató de levantarse, pero tenía mucho sobrepeso, y no pudo hacerlo, se arrastró en el piso y miró hacia arriba. —No lo hice solo —dijo lentamente—. Vas directamente a tu ruina, porque ni siquiera conoces a tus enemigos, imbécil.

—No sabes lo que hablas —dijo Dexter, lentamente.

Santana sonrió. —Ahora no lo sabes, pero ya lo sabrás. Por cierto ¿Cómo está Camila? Te estás muriendo de rabia ¿Verdad? Golpeé tu orgullo, Dexter, me acosté con ella y la hice arrodillarse y rogármelo, y lo disfruté cada maldito segundo.

Dexter apuntó a su cabeza. —Ten un buen viaje —susurró disparando, y viendo su sangre correr por el piso del estudio.

Roger abrió la puerta y puso ambas manos en su cabeza. — ¿Qué haremos? —Preguntó. Dexter lo observó y eso lo hizo retroceder, no había miedo ni remordimiento en su mirada, sino satisfacción.

—Tú te encargarás de hacerlo, al fin de cuentas, limpiar mi desastre es para lo único que sirves —dijo saliendo del estudio, y dejando a Roger, parado frente al cuerpo sin vida de santana.

****

KHEEEEEE

Continuará...

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora