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— ¿Te preocupas porque salga sola pero no te interesa si me rompes el corazón? —Preguntó mirándolo.

—Eso es porque independientemente de nuestra relación, siempre velaré por ti.

Eso la hizo reír. — ¿Sabes qué? Vamos a volver a la fiesta, es tu cumpleaños, además, se preguntarán por qué no estás ahí— dijo mientras caminaba, pero él la tomó por el brazo—. ¿Camila? —Preguntó preocupado.

Ella se encogió de hombros. —Es tu fiesta, Dexter. Vamos adentro.

— ¿Estás bien? —preguntó él.

Camila lo observó unos segundos. —Eso ya no importa —dijo volviendo a la casa.

Regresó a la fiesta, y no solo se integró a los grupos, sino que se tomó fotos, y se encargó de dirigir todo para que las cosas finalizaran bien. Dexter trató de acercársele, no se lo impidió, él bailó con ella y la pegó contra su pecho, le susurró cosas tiernas, pero simplemente estaba siendo cordial, era como si ella realmente no estuviera ahí.

Ni siquiera tenía ganas de enojarse, sentía que no era necesario llegar a ese punto, ella misma había construido un cuento de hadas, en el cual Dexter era un ángel guardián que la rescataba de los malos, solo que se olvidó que no todos los ángeles guardianes se enamoran de su protegida.

Se sentía mal por forzar las cosas, si algo había aprendido a través de los años, era que cuando obligabas a las personas a amarte, lo único que conseguías era salir lastimada. Cuando su padre murió trató de hacer que todos a su alrededor la amaran, pensó que si era buena chica, todos la amarían, pero después de un tiempo entendió que no todo era como lo había planeado, a veces las personas no estaban dispuestas a amarte, y eso estaba bien. Cada quien tenía la libertad de amar a quien quisiera.

Se quedó parada en una esquina, viendo como los invitados se marchaban. Dexter se había quedado hablando con dos chicos, parecían estar concentrados, observó a Jessica, la cual estaba borracha en una esquina, no le parecía extraño.

Roger se acercó y la tomó de la mano. —No sé si esto será algo loco, ¿Pero quisieras ir a la playa?

Eso la hizo sonreír. —Sí, es algo loco.

Roger rio. —Unos amigos están dispuesto a acompañarme en esta locura, además no tienes que preocuparte por Dexter, esos chicos con los que está hablando son inversionistas, créeme, pasarán horas hablando antes de que noten que nos hemos esfumado.

Camila se encogió de hombros. —Al diablo —dijo caminando con él.

Había visto a los amigos de Roger en la fiesta, eran chicos desinhibidos igual que él, todos estaban más que dispuestos a saltar de una montaña si se lo pedían. —Es más de media noche —dijo acurrucándose en el asiento del auto.

—Eso solo lo hace más divertido —dijo Roger, bebiendo de su lata de cerveza.

Eso la hizo reír, él realmente estaba loco, y le encantaba verlo así, era extraño encontrar personas que estuvieran tan dispuestas a tomar cualquier riesgo con tal de disfrutar la vida, con tal de vivir.

Roger fue el último en aparcar en la playa, había tres autos más, el grupo de chicos estaba tirando piedras al agua, y de un momento a otro, dos de ellos empezaron a quitarse la ropa, y cuando quedaron totalmente desnudos, se metieron al agua.

Camila abrió los ojos como platos, pero antes de decir algo, Roger le pasó una cerveza. —Vamos a divertirnos —dijo uniéndose al grupo, y empezando a lanzar piedras.

— ¡Tienen que venir aquí, chicos! —Gritó uno de ellos, dentro del agua.

Roger la miró. — ¿Te atreverías a entrar ahí?

Ella se encogió de hombros. — Solo si tú también lo haces.

Eso pareció tomarlo por sorpresa, chocó su mano con la de ella. —Hecho— dijo quitándose la ropa.

De verdad, debía de estar loca para estar después de media noche con un grupo de chicos en la playa, tomando alcohol y queriendo desnudarse para meterse al agua. Debía de estar soñando o algo así, porque no parecía real, y lo que más la asombraba era que no estaba espantada o asustada, estaba en modo ¡Hagámoslo!

—Esto es una locura —susurró cuando se quedó en ropa interior. Los demás chicos no parecían estar interesados en verla, eso era algo bueno, porque si no estaría muriendo de vergüenza.

Roger le señaló su espalda y ella no dudó en subírsele encima y abrasarlo con fuerza. Roger corrió y se tiró en el agua. ¡Estaba helada!

Gritó cuando subió a la superficie. Todos los demás chicos empezaron a hacer bromas entre ellos, no podía entender cómo podían estar desnudos, soportando el frio, y aún seguir teniendo energías para jugarse bromas y hacer carreras.

Después de una hora sintió que moriría congelada, así que salió del agua, se sorprendió al ver a Roger pasarle una manta. — ¿Qué haces con esto en tu auto? —Preguntó curiosa.

—No querrás saber la respuesta —dijo.

Y eso hizo que mirara la manta de forma extraña. —No, no es nada asqueroso —se apresuró a decir.

Eso la tranquilizó. Lo que menos quería era estar utilizando algo cubierto de semen, o cosas más asquerosas. Aunque se puso nuevamente la ropa, no pudo dejar de envolverse en la manta, estaba temblando de frío. Lo curiosos era que los demás chicos no se habían terminado de cambiar, e iban gritando, con los cristales abajo. Definitivamente o ella era muy débil o ellos eran exageradamente fuertes.

—No quiero meterme entre tú y Dexter, sé claramente que él tiene autoridad sobre ti, pero quiero que sepas que si te está pasando algo y quieres hablar con alguien que no sea estricto, estaré para escucharte, puedes contar conmigo para lo que sea, cami.

Ella se acurrucó en su hombro. —Lo sé —dijo sinceramente. Lo consideraba un amigo, pero había cosas que la atormentaban que no podía contarle, cosas que tenían que resolver Dexter y ella. Solo ellos.

Cuando llegaron a casa, Camila notó que Dexter estaba en medio de la sala mirándola con el ceño fruncido. Debía de verse horrible, su pelo estaba mojado, su maquillaje corrido, y su ropa desarreglada. — ¿Dónde estabas? —Preguntó bruscamente.

—En la playa —respondió, mirándolo.

—Yo fui el de la idea —dijo Roger, levantando la mano—. Es mi culpa.

Dexter se cruzó de brazos. —Sube a tu habitación, hablaré contigo en un momento.

***

Roger *---*

Continuará...

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