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Esa pareció ser la frase que él estaba esperando, ya que automáticamente las palabras salieron de sus labios, la besó con pasión. Al principio no supo cómo actuar, solo se dejó llevar.

Sentía sus manos en todo el cuerpo, era como si quisiera devorarla, pero no podía negar que ella sentía lo mismo. Se suponía que debía de ir despacio, es decir, era su primera vez, pero lo único que quería era tenerlo entre sus piernas. Quería desesperadamente atender su feminidad latiente.

Él bajó los tiros de su blusón para acariciar sus senos, pero sus labios nunca se despegaron, más que para respirar cuando era necesario.

Sintió sus manos subir por sus muslos, e instintivamente abrió las piernas, eso lo hizo gemir, llegó hasta su feminidad y la acarició, justo en el lugar donde lo necesitaba.

Él se separó unos segundos de su cuerpo, y terminó de bajar su ropa interior, ella ni siquiera pudo respirar al ver su miembro erguido, su corazón se aceleró y respiró hondo algunas veces. Pasaría, realmente pasaría. Dejaría de ser virgen.

Él la observó unos segundos, como pidiendo su apuración, y ella en respuesta asintió. Se acercó mucho más a ella, y lentamente introdujo su miembro en su feminidad, al principio la sensación fue extraña, él lo hacía de forma lenta pero sin pausa.

Sintió un extraño ardor, frunció el ceño, pero en ningún momento le pidió que parara, él haló su barbilla y la besó, mientras entraba de golpe en su interior. Ella gritó, y trató de alejarse de él, pero prácticamente la arropó con su cuerpo, obligándola a quedarse en el mismo lugar.

Dexter se movió lentamente en su interior, el ardor seguía ahí, pero ya no le molestaba tanto, es más, a medida que él la penetraba la incomodidad era reemplazada por algo más. Placer.

Ella empezó a moverse contra él, sus movimientos incrementaron, y los golpes en su interior se hicieron más fuertes, gimió al sentir que todo dentro de ella vibraba, era una sensación extraña, como si se transportara a otro mundo.

Aruñó su espalda, necesitaba desesperadamente llegar al final, porque la sensación era tan fuerte que la estaba matando, su respiración estaba entrecortada, él se movió con fuerza dentro de ella unas tres veces más, y ella no pudo soportarlo más.

Encontró la liberación que deseaba, todo le daba vueltas, gritó y se aferró a sus brazos, mientras se dejaba llevar por lo que estaba sintiendo. Él siguió golpeando en su interior, y luego de unos segundos, ella pudo sentir como él se derramaba dentro de ella.

Él mantenía los ojos cerrados, pero al abrirlos vio algo que no esperaba encontrar. Arrepentimiento.

Ni siquiera se acurrucó contra ella como esperaba, contrario a eso, se paró rápidamente de la cama, y buscó su ropa. —Dex —susurró ella lentamente—. Dex —repitió sintiendo un nudo en la garganta. ¿Tan mal había estado?

—Tengo algo que hacer —dijo poniéndose la camiseta—. No me esperes despierta, además mañana es tu cumpleaños, todos están al pendiente, incluso Jessica.

Oh, espera. ¿Jessica iba a ir? Maldición.

Esperó hasta que él se fuera de la habitación para romper a llorar. ¿Qué diablos había hecho? Había forzado las cosas y ahora él estaba totalmente arrepentido de haberse acostado con ella. No quería que las cosas acabaran así, esperaba una reacción tierna, talvez una sonrisa, o un suave beso.

Recogió su ropa lentamente, sentía tanta vergüenza, prácticamente le había rogado para que tuviera sexo con ella y él solo la había complacido, solo eso.

Fue hasta su habitación y se asió, se sentía asquerosa, se había comportado como una cualquiera, y ¿Para qué? Tan mal había estado todo que él había salido corriendo, se alejó de ella como si tuviera lepra.

Bajó a la cocina, llevaba pijama larga, no quería mostrar su piel, aún después de bañarse se sentía sucia. Escuchó a Roger hablar con Ronald. — ¿Viste su cara? —Preguntó Roger—. El hijo de puta tiene a un grupo de chicas para él solo, y a una virgen, no entiendo por qué no está feliz.

—Él salió corriendo de la casa, al parecer sí quería ese regalo después de todo. —Dijo Ronald.

— ¿No viste su cara? Era de espanto. No lo entiendo, es un hombre con suerte.

Camila sintió que su corazón se rompía en muchos pedazos. Tan despreciable había sido que lo había obligado a correr a los brazos de otras mujeres ¿Tan repugnante era?

No pudo detener las lágrimas, había sido una total tonta, se había entregado a un hombre que claramente no quería estar con ella. ¿Cómo no lo había visto antes? Él nunca pareció estar de acuerdo, ¿Cómo lo estaría? Nunca la cambiaría por Jessica.

Era tan insignificante

— ¿Camila? —Escuchó que preguntó Roger. Ella alzó la vista y notó que tanto él, como Ronald la miraban con preocupación—. ¿Estás bien?

Pero ella no pudo hablar, solo salió corriendo del lugar. ¿Para qué negarlo? Era una pequeña niña torpe. 

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Esto era algo que se veía venir,  realmente Camila se apresuró (Mi opinión) Pobre :c

Continuará...

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