42.

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Agradeció el hecho de que nadie la molestó, Roger no subió a su habitación, ni mucho menos Ronald, además siendo sincera, el único que podría entrar y exigirle que le contara lo que le pasaba era el culpable de su estado.

No tenía mucho ánimo para celebrar, pero de igual forma echó algo de ropa en su pequeña maleta. Era un día gris, combinaba a la perfección con sus sentimientos.

Vio a todos esperando por ella en la sala, incluso Jessica parecía emocionada con el viaje, estaba acurrucada en el pecho de Dexter, él al verla, cambió su postura. Vamos, no tienes que correr cada vez que me veas, no es como si te fuera a perseguir o algo parecido.

Todos empezaron a felicitarla, Roger fue el primero en abrasarla, luego siguió Ronald, Jessica gesticuló un Felicidades de mala gana, y finalmente Dexter parecía tener ganas de decirle muchas cosas, sus ojos estaban llenos de todo tipo de mociones que no podía describir, pero se quedó totalmente al margen, solo le sonrió y le dijo Feliz cumpleaños, Camila.

Ella solo asintió, pasándole por el frente y subiendo al auto, Jessica iba en el asiento trasero, junto a ella, hablaba sobre algo acerca de bucear, pero ella no respondió, solo miró por la ventana en todo el camino al puerto.

—Este es Mario —dijo Roger, presentándole al hombre encargado de manejar el yate.

Subió a la embarcación, era grande, sola hizo el recorrido, tenía tres pequeñas habitaciones, una sala, cocina, pero lo más lindo era la parte trasera, en donde había tumbonas, y una piscina con fondo transparente, era como estar bañándose en el mar. Impresionante.

Tardaron poco para llegar a la pequeña isla. Realmente no mentían cuando le habían dicho que era pequeña, si corría le podía dar la vuelta en veinte minutos, había montañas, y árboles, solo eso.

Dexter la ayudó a bajar del yate, fue un contacto incómodamente necesario, él no parecía estar muy a gusto, y no lo entendía, había pasado de ser su pequeña chica a ser una desconocida.

Nadie más parecía notar la tensión entre ellos, y eso estaba bien, porque así se ahorraba las explicaciones. Jessica bajó con una pequeña nevera, Roger clavó algunas sombrillas a la orilla de la playa y fue el primero en tirarse en la arena, y ponerse sus lentes de sol.

El día gris había quedado atrás, y había un sol radiante en su lugar. Camila no se pudo quejar, al principio pensó que la pasaría aburrida, pero con Roger cerca eso era imposible, todos (Excepto ella, claro) se lanzaron de lo alto de la montaña. Su corazón se detenía cada vez que alguno se lanzaba temiendo lo peor, es que era mucha la altura.

Ella se quedó comiendo emparedados de atún debajo de una sombrilla colorida. Las horas pasaron, y al mirar al cielo, supo que ya casi el sol se ocultaría. Todos tomaron un receso y volvieron al yate. Ella se sentó y sacó los pies por la baranda, miró el mar, todo estaba tranquilo, cerró los ojos y sintió que el agua le daba la paz que necesitaba en su interior.

Sintió que alguien se sentaba detrás de ella, pensaba que era Roger, pero no se podía engañar, reconocía la presencia de Dexter sin ni siquiera voltear a ver, no sabía cómo lo hacía, pero siempre sabía cuando se trataba de él.

Sintió su pecho presionarse contra su espalda. Vio sus fuertes manos apretar la baranda, él la tenía rodeada, no tuvo más remedio que recostarse de su pecho y respirar hondo, y así sintió que todo volvía a estar en perspectiva.

Estar en sus brazos la calmaba y era tan extraño eso, porque estar en sus brazos, era lo que le había causado el daño, en primer lugar. Cerró los ojos e imaginó que todo volvía a la normalidad, que volvían a ser los que eran antes, que él se convertía nuevamente en su ángel guardián, y ella en su pequeña chica protegida. Talvez todo era mejor de esa forma.

Él puso una de sus manos encima de la de ella. —Feliz cumpleaños, preciosa —le susurró al oído.

No se imaginaba si alguien los veía justamente como estaban, ya que parecían algo más que un guardián y una protegida, debían de verse como una pareja enamorada, claro que sin lo del amor por parte de él.

Se quedó en silencio, y miró al cielo. No sabía que hacer o decir, no quería humillarse más, así que no sacaría el tema de la noche anterior a colación, tan solo lo olvidaría, así como él lo había hecho, pero no era tan sencillo.

— ¿Sabes? Es extraño verte tan tranquila, ¿A dónde fue a parar mi niña revoltosa?

No soy una niña, Dexter. Ya no.

Eso la hizo sonreír tristemente. —No ha ido a ninguna parte —respondió lentamente.

Se separó de sus brazos, no soportaba estar tan cerca y tener que comportarse como si nada entre ellos hubiese pasado, peor aún, no soportaba el hecho de que él lo hubiera olvidado todo y le dolía verlo actuar como si nada hubiese pasado entre ellos.

Para ella fue especial, y para él, solo un recuerdo pasajero, algo que no valía la pena recordar. Sintió un nudo en la garganta. Él se quedó observándola con el ceño fruncido cuando se paró de repente. —Iré a ver una película —dijo sin mirarlo. No podía hacerlo.

***

:c

Continuará.....

VOLVERÉ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora