Capítulo 4: Decisiones (reeditado)

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Quedaban un par de días para que tuviera que irse porque, finalmente, había tomado una decisión. Si se iba quizá iba a lamentarlo durante unos meses, a pasarlo mal rodeada de tantas cosas nuevas, completamente sobrecogida por la grandeza del cambio... pero era muy consciente de que si se quedaba se iba a arrepentir toda la vida. Así pues había empezado a dejarlo todo preparado para irse. Nunca había tenido muchos amigos, y nunca muy cercanos... el pueblo era demasiado pequeño como para que hubiera demasiados chicos de su edad, de hecho, el que más se le acercaba le sacaba cinco años, y los otros tenían por lo menos seis años menos (los dos que habían hecho la prueba con ella eran del pueblo de al lado). Si había podido instruirse aunque fuera un poco era por las visitas ocasionales de los guardalibros errantes que pasaban una vez al mes... la mayoría de madres enviaban ahí a sus hijos hasta que más o menos sabían leer (o ni eso) y luego les hacían regresar al campo... pero Salem era un chica bajita, demasiado débil como para ayudar de verdad en el campo de su padre y a la que era mejor no dejar acercarse a la cocina. La única tarea del hogar que podía hacer más o menos bien era coser. Así pues, había estado bajo la tutela de Nor (el guardalibros errante que solía pasar por ahí a menudo) durante unos cuantos años, lo que la había apartado del resto aún más. Sabía leer con bastante soltura (en gran parte porque Gulendar le había prestado unos cuantos libros para que practicara y se burlaba de ella cada vez que leía una palabra mal) y también podía contar, además de hacer sumas y restas con más o menos soltura... multiplicar y dividir se le hacía bola con números demasiado grandes, pero supuso que tendría tiempo para trabajar en ello... o quizá ni siquiera lo iba a necesitar. ¿Los magos tenían que usar las matemáticas?

Así pues, con un par de días sin nada que hacer por delante, si dispuso a hacer la tarea más importante de todas, a dejar atado y bien atado lo único que la atribulaba ahora mismo. Con paso firme, se dirigió a la tienda de Gulendar.

Ni siquiera se molestó en mirar si había un cartel impidiendo el paso... tampoco es que fuera a hacerle mucho caso, de haberlo. Abrió la puerta y fue recibida por el interior amplio y luminoso.

- Esperaba que vinieras tarde o temprano- Dijo una voz desde la lejanía. Salem entrevió que, al otro lado de la tienda, Gulendar revisaba con ojo crítico una balanza de aspecto oxidado.

Con cada vez menos seguridad, Salem avanzó entre las interminables estanterías hasta situarse delante de hombre. Gulendar podía parecer un viejo, pero Salem conocía a todos los ancianos del pueblo y podía aseverar que Gulendar no se parecía a ellos ni en el blanco de los ojos. Imprimía una energía en sus movimientos que parecía imposible para su edad. Tenía el pelo y la barba completamente blancos y las facciones arrugadas, pero andaba con celeridad y decisión, como si el mundo entero le perteneciera y estuviera dispuesto a recorrerlo entero para demostrarlo.

- Sabes, cuando se enteró de que eras una maga Sila casi se muere del susto. Ya la lías lo suficiente sin tener poder a tu alcance, así que creo que el pobre sigue preocupado de que cuando aprendas algún hechizo de alguna forma encuentres la manera de terminar haciendo explotar una ciudad... así pues, prométeme que te mantendrás alejada de la cortezaespinosa, el matopomo y la flordefuego.

- Gulendar... ¿Qué es la magia exactamente?-

El viejo la miró por encima de unas pequeñas gafas de montura dorada (que Salem estaba casi segura de que no necesitaba) con rostro serio. Se quitó las gafas, las depositó encima de la mesa con cuidado y se fue andando hacia la trastienda. Sin saber muy bien qué había ido a hacer, Salem decidió esperarle.

- Energía es un concepto muy amplio para el cual cada persona tiene descripciones distintas, pero para el que todos tenemos una idea... Solo por curiosidad, ¿qué te viene a la cabeza cuando te digo esa palabra?-

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora