Llegada

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Subimos al carro otra vez, y veo que mi maleta ya no se encuentra aquí. Al menos no tendré que cargarla todo el camino. Bien por mí. EL carruaje se está un buen rato serpenteando entre el tráfico de la capital, así que Luften y yo empezamos a hablar.

-Una cosa, ¿Porque, pudiéndonos teletransportar a la capital y ahorrarnos el viaje, hemos venido en un carro que, seguramente, cueste un ojo de la cara?-

-Los carros fueron dados a la escuela hará muchísimo tiempo, así que técnicamente, no nos han costado nada, respecto a lo del viaje... Sí, nos podríamos teletransportar, pero se cree que es importante que el futuro alumno tenga tiempo para hablar y resolver sus dudas con un mago experimentado, así que aprovechan el tiempo de viaje para ello, también es considerado que, teletransportar a un alumno a un colegio de magia antes de que se convierta en aprendiz le dará mala suerte-

-Ah, vale... Por cierto... La mujer de la tienda... ¿Qué era?-

-Eso... No te lo sé responder... Es un ser antiguo, muy antiguo, no es elfo, humano, enano, ni tampoco ninguna raza conocida, no se sabe lo que hace con aquellos que no eligen bien, pero nunca han vuelto de la tienda...-

Un escalofrío recorre mi cuerpo... Si me hubiera quedado encerrada ahí... No quiero ni pensarlo.

-¿Entonces por qué se encarga de una tienda donde van tantos niños?-

-La custodia de la tienda le fue entregada en cuanto se construyó la escuela de magia, no hay archivos que digan el porqué, pero se dice que ella oye las voces que provienen de los amuletos, aunque ni siquiera se sabe si esas voces existen. La custodia le fue entregada, y nadie ha sido lo suficientemente estúpido, valiente, o ambas cosas para ir a reclamársela-

No me extraña... Tengo la sensación de que ese ser es mucho mas poderoso que la mayoría de magos que existen, incluido Luften. Me prometo a mí misma investigarla en cuanto sea ya una maga profesional. 

El carro se detiene de forma repentina, sacudiendo todo lo que hay en su interior, incluidos nosotros, de forma violenta. Luften cae al suelo, aunque ofrece la risible visión de verle intentando mantener el equilibrio.

-Vaya, parece que ya hemos llegado- Dice Luften, levantándose como puede del suele alfombrado.

-¿Al colegio?-

-No-, dice él con aire cansado- A las afueras.-

Salimos del carruaje y nos encontramos en un bosque de increíble vegetación. Flores y árboles que nunca he visto se despliegan ante mí, con hojas de infinitas coloraciones y formas. Logro vislumbrar un par de ojos amarillos que nos escrutan desde la arbolada. Un segundo después, ya no están, y un ruido se oye unos matojos mas allá.

"Oh dios mío... Estoy en un cuento de hadas" Este bosque es, de verdad, de cuento, tengo la sensación de que si levanto el pétalo de una flor me encontraré a una hada. Inspiro fuertemente el olor a flores que impregna el aire y sonrío. 

Algo va mal. Estoy demasiado somnolienta, y me cuesta pensar.Todo está borroso... Instintivamente, cojo fuertemente la espada, que se encuentra dentro de mi bolsa negra, y la vaina me da un calambrazo que me despierta de el extraño sueño. 

Respiro agitadamente y miro al elfo, y veo como este mira con desaprovación una planta feísima. La planta es casi por completo una carnosa flor de un color marrón apagado, casi gris, como la carne podrida, pero el olor que desprende es indescriptiblemente atrayente.

-Sueño de medianoche. Cada cierto tiempo libera un olor que adormece a sus víctimas muy cerca de la planta, esta saca sus raíces fuera de la tierra y las estrangula, para que la planta obtenga cantidades ingentes de nutrientes a su costa. Peligrosa. Al igual que su uso. Suele usarse en pociones de amor o de engaño. Los envenenados dicen que sí a todo y hacen lo que les pides obedientes como corderitos- Dice el elfo con el asco pintado en su mirada

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora