Conmoción

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-¿Se puede saber como Tánatos ha conseguido infiltrarse? ¡Se supone que nuestra seguridad es impenetrable! ¡Selene ha tenido una maniobra muy hábil al decirles esa mentira a los alumnos! ¡Pero se suponía que el nigromante y todos los que estaban de su lado estaban muertos!-

Vegapunk, director del colegio de Maskiner golpea la mesa con su brazo robótico.

-¿Acaso crees que nuestros alumnos son tontos? Los que tengan dos dedos de frente se habrán dado cuenta de que usar un demonio de bajo nivel no es ni mucho menos una broma. Los rumores se expandirán y llegarán a la ciudad. ¿Tienes idea de cómo afectará eso a los colegios de magia? Nuestro prestigio bajará, y los padres no dejarán que sus hijos vengan a...-

-Callaos- La voz de Selene, ahora fría y calculadora, interrumpe la discusión de los demás directores. Mira los rostros de todos ellos, sentados en una mesa redonda. Su expresión pasa a la de completo cansancio y exasperación.

-Tánatos... Tánatos está vivo, y trama algo grande. Nos odia, pero si ha vuelto no ha sido sólo para destruir el colegio... Quiere hacer algo, algo grande. Alguien... Intentó avisarme, pero ahora mismo está en el hospital. Se llevaron todo lo que era de importancia en su investigación... Sin embargo, logró esconder esto...- 

Selene pone sobre su mesa un libro, y con un conjuro abre sus páginas y proyecta su contenido en el aire. Se detiene en una de ellas en seco.

-No puede ser...- Vegapunk dice esto a la par que se derrumba sobre su silla.

-Este hechizo... No puede ser real. No hay constancias siquiera de que exista y para llevarlo a cabo se necesitaría...-

-Exacto. Un alma igual de poderosa. Un alma igual a la del primer nigromante- Selene dice estas palabras con un tono lúgubre.

Vegapunk vuelve a intervenir, con la voz pintada de miedo.

-¡Pero eso no es posible. El único de los archimagos que tiene el poder suficiente es...-

-Edel. Reina del bosque. Monarca absoluta del reino de los elfos. La maga que nació de la luz de los árboles y que guarda el equilibrio- 

Selene dice esto con una mezcla de miedo y admiración. Edel es la única maga, a parte del nigromante, que ha conseguido superarla. Selene admira su poder, su clama, su belleza y su sabiduría, adquirida por una vida de miles de años.

La sala se queda silenciosa. Selene vuelve a intervenir.

-Tenemos que avisar a Edel. Tánatos quiere su alma... Para resucitar a Necros-

La conmoción se expande por el aire como un gas mortífero. La sala sigue en silencio hasta que empiezan a organizarse los preparativos.

 Sin que nadie se dé cuenta, un pequeño dispositivo de escucha sale da la habitación por la ranura, fina como un papel, que hay debajo de la puerta. En la ala este, la de los dragones, Salem asimila en su cuarto, a solas, todo lo que acaba de oír sin podérselo creer. Nunca se había arrepentido tanto de escuchar algo que no debería.


Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora