Dejarse manipular

1.3K 171 2
                                    

El pasillo es largo al extremo. El chico ya hace rato que ha apartado su brazo de mi hombro, ya que el pasadizo ha empezado a estrecharse y el lugar sería estrecho cuanto menos. La miniversión de mi dragona sigue medio oculta debajo de mi camisa, por lo el chico ni siquiera le ha visto.

El techo cada vez está más bajo y llega un momento en el que, sin querer, me doy un pequeño cabezazo contra él. El chico se gira pidiéndome disculpas con la mirada.

-Perdón, estamos trabajando en ello... Aunque creo que lo dejaremos sólo para seguir viendo ésto- Dice, a la vez que señala a mi hermano.

Miro en la dirección en la que señala y veo algo que me hace estallar en carcajadas... Yo ya tengo suficientes problemas para pasar, gracias al techo bajo y la estrechez cada vez más obvia del pasillo, pero mi hermano, un armario hecho persona, tiene que adoptar posiciones imposibles que, vistas desde fuera, son increíblemente cómicas.

-Cállate- Nos espeta mi hermano con violencia... Por suerte, no tardamos en lagar a un espacio considerablemente más amplio, que da a una gruta tan grande como un palacio... Un sinfín de pequeñas cuevas naturales y artificiales se abren en las paredes de la gruta misma, y se intuye la presencia de mucha gente en su interior. Veo que millares de escalones han sido tallados en la piedra para poder acceder a ellas.. Bastantes personas se encuentran alrededor de una inmensa fogata que ilumina todo el lugar junto a una multitud de antorchas colgadas en las paredes de piedra.

Unas cuantas miradas nos siguen de forma indiscreta mientras caminamos hacia una escalinata de proporciones bíblicas, que termina desembocando en decenas de escaleras secundarias. Después de un confuso camino de escaleras superpuestas llegamos a una cueva de tamaño considerable, en la que se amontonan camas, literas y colchones de forma desordenada. Caminamos entre personas dormidas en silencio y finalmente legamos a una enorme cama de matrimonio en la que duermen a moco tendido Hogre y Svent.

Pienso en cómo despertarles... La verdad es que no tengo muy claro cómo afrontar ésto... El chico que nos ha recibido en la entrada decide por mí de una manera bastante eficaz.

Se tira encima de la cama, despertando a mis dos hermanos de golpe entre gritos.

-¡RÁPIDO HOGRE, SVENT, EL EJÉRCITO IMPERIAL ATACA Y TÁNATOS VIENE CON UN DRAGÓN! ¡VAMOS A MORIR TODOS!-

Los dos chicos se levantan de un salto entre gritos e insultos.

-¡Joder, Sirius! ¡Deja de hacer eso!- Grita Svent frotándose los ojos. Por su parte, Hogre solo emite un gruñido mientras se quita de encima el capullo de sábanas y mantas en el que ha quedado envuelto.

-Perdón, perdón...- Dice Sirius sin dejar de reírse- Pero hay buenas noticias-

-¿Ah sí?- Hogre se despereza un poco y empieza a vestirse con ropa decente. Visto lo visto, tampoco creo que les quedara mucho para tener que despertarse de verdad.

-Sí. Para empezar el idiota de vuestro hermano ha vuelto de esa expedición improvisada... Y tenéis visita-

Los dos se giran al unísono y sus ojos legañosos se abren de golpe en cuanto me ven. Se me tiran encima de forma literal y quedo enterrada bajo un montón de ropa de cama y ellos mismos.

-¡Salem! ¿Qué haces aquí?-

-¿Que te ha pasado? ¡Pensábamos que el castillo estaba sitiado!-

Sus voces se entrelazan y resuenan por las paredes de la cueva, que se llena del eco de sus gritos. Pronto, todas las personas de esta cueva están despiertas.

-¡Cállate Hogre! Siempre pegando berridos... ¿Se puede saber qué pasa esta noche?- Dice un chico con los ojos medio cerrados y con cara de enfado.

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora