Aquí empieza todo

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Un ruido intenso me despierta con un sobresalto y me hace mirar a mi alrededor. La luz entra por la ventana y me acaricia la piel, mostrándome el espectáculo de el sol sobre las olas de un precioso lago. Una buena escena con la que despertarme. Me visto y me lavo la cara.  Mi ropa de hoy también es negra, como casi toda la que llevo. Una camisa cruzada y unos pantalones ajustados, aunque cómodos. Voy hacia el baño y veo algo en lo que no me fijé anoche: Un cuadrado de piedra bastante grande que sobresale de la pared. Veo que tiene un papelito pegado encima. Lo leo deprisa y veo que este trasto sirve para lavar la ropa. Hoy no, quizás mañana o pasado, hoy estaré ocupada.

Me preparo la bolsa con todos los libros que necesitaré hoy. Al menos no tengo pociones, así que todo el material se encuentra perfectamente ordenado en una armario de caoba. Cojo la bolsa esperando sentir el peso de los libros recaer sobre mi espalda y mis hombros, pero parece que el hechizo también equilibra el peso y lo hace mas soportable. Perfecto.

Repaso que no me deje nada y cojo el horario pegado en la puerta. Con esto pasaré el día. A punto de irme, cojo el mapa que me dio Luften y digo en voz alta:

-Al comedor- 

Una presencia irrumpe en mi mente, dándome dos opciones a elegir: Mostrar recorrido o guiar. 

De momento elijo la opción fácil: La guía. Una lucecita sale de uno de los lados del objeto y apunta hacia la puerta. Parece que sólo tendré que seguirla. Cojo la bolsa, repaso que no me deje nada y empiezo a seguir el camino que me indica la luz.

No mira por donde voy, aunque estoy atenta para no chocarme con nadie, cuando llego a una puerta que supongo que es la del comedor, murmuro "Apagar", y la luz parpadea para luego fundirse. Esto es muy útil, me alegro de haber "convencido" al elfo para que me la diese. Abro la puerta y me encuentro, en efecto, en el comedor, medio lleno.

Voy hacia la mesa que tiene un estandarte con un dragón negro sobre un fondo dorado, y me siento al lado de Gnist, despeinado y con los ojos a medio cerrar.

-Hola Salem, que sorpresa el verte por aquí. Los de primero soléis perderos y llegar tardísimo. Nada es mas divertido que ver como engullís la comida o os quedáis sin desayuno por llegar tarde- Gnist sonríe con aire bobalicón.

-Incluso yo me las apañaría mejor que tú en estos momento, ¿Eres consciente de lo que estás untando en tu tostada?-

El chico mira el trozo de pan de sus manos con curiosidad. Lo huele con precaución y le pega un mordisco. Empieza a toser y su cara se pone roja, por lo que yo le alargo un poco de leche de una jarra y le enseño el pote del que ha estado cojiendo su contenido mientras bebe interminablemente: Mantequilla de habanero.

-¡¿Esta porquería existe?!- Exclama, sorprendido.

Yo cojo un poco de esta pasta y lo unto en un trocito de pan tostado. En efectivo, pica, pero no me importa demasiado. Es una sensación agradable, como si mi garganta y mi lengua ardieran con un fuego suave.

EL chico me mira, impresionado.

-Los dragones no se queman- Le digo yo sonriendo.

Mantenemos una conversación agradable mientras vemos llegar a mas gente. Celeste llega bastante temprano, cosa que me sorprende, y la chica alta llega diez minutos después, el chico bajo aparece de repente, sin que nadie sepa cuanto tiempo lleva ahí. Los de primero van llegando en un goteo constante. Miro un enorme reloj colgado de la pared y veo que ya son las ocho y media. Quizás debería de irme ya, no quiero llegar tarde el primer día.

Salgo del comedor y activo otra vez el mapa. Este trasto promete muchísimo. EL objeto me hace pasear un buen rato, pero intuyo que siguiendo caminos "oficiales" no iría mas deprisa, sino todo lo contrario...

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora