Danza de demonios: La chica y el dragón

La escucha

Salem se tumba en su cama, acariciando la cabeza de su dragona de forma distraída. Lo que acababa de escuchar... Implicaba demasiadas cosas. Repasaba mentalmente todo lo que ello quería decir haciendo una pequeña lista mental.

-Tánatos existe,y fue el aprendiz de Necros.

-Tánatos quiere resucitar a Necros y, de paso, cargarse el colegio.

-Para hacerlo necesitaba el alma de Edel, la conocida, pero casi nunca vista, maga elfa que habitaba en lo profundo del bosque verde.

Pese a ser una lista corta, da vueltas a mi mente hasta que no puedo pensar en nada más.¿ Qué se supone que debo hacer? 

No se lo puedo decir a nadie, eso seguro, el pánico correría como la pólvora, y eso es precisamente lo que Selene ha intentado evitar hoy. Si no hay ningún accidente, en unas semanas el mundo se habrá olvidado de esto. Si yo digo lo que sé, esto sería la nueva historia del siglo. Es mejor quedarme callada y actuar con normalidad.

Repaso la lista de cosas de las que Salem se preocuparía de no tener una amenaza planando sobre ella.

-El partido de mañana. Saray me prometió que saldría a jugar.

-De dónde sacaré el dinero para ir a comprar.

-Qué haré el resto del tiempo, a parte de estar con mis amigos, comer aún más, practicar juegos estúpidos y puede que enamorarme.

Parece tan infantil comparado con todo de lo que se tienen que preocupar los directores... Aunque, claro, sólo soy una chica de quince años con demasiada suerte. No soy nada especial. Una aprendiz del montón. No puedo ayudar en nada... Pero tengo muy claro que no puedo quedarme quieta.

Mientras me levanto de la cama, maldigo el momento en el que Luften me enseñó a hacer estos simples dispositivos de escucha. Maldigo, también, el momento en el que se ocurrió colar uno en el bolsillo de doctor Vegapunk.