Lágrimas entre las nubes

1.4K 174 5
                                    

Cuando salgo del despacho de Esjalar me he calmado un poco más, pero sigo sin estar del todo bien... Me ha librado de todos mis deberes y me ha dado tiempo libre, así que al menos podré ir a ver a mi dragona a las cuadras... Voy caminando lentamente y la gente parece querer saludarme, pero se alejan en cuanto ven mi expresión... Me doy cuenta de que tengo los ojos llorosos y no he llorado públicamente desde la primaria... La imagen debe de impactar. Además, he estado al borde de la muerte y se me han juntado demasiadas emociones en un solo día... Me siento agotada, pese a que he dormido demasiado... Es una extraña sensación.

Cuando voy a las cuadras no estoy ahí demasiado tiempo... Pese a que he echado de menos a la dragona, no me siento capaz de ser alegre con ella, y tampoco la quiero deprimir... Sé que se debe de haber preocupado mucho por mí, y esta visita era más para que me viera bien que para cualquier otra cosa... Pero tampoco estoy bien, precisamente, así que no sé ni para que he venido.

"Ve a tu habitación. Descansa. Piensa. Lo necesitas" Etas son sus palabras y yo, por primera vez en mi vida, me dedico a hacer caso sin rechistar.

Mi habitación es tan... Fría. No quiero estar con gente, pero tampoco quiero estar sola... No sé ni lo que quiero...

El tiempo pasa de forma... Rara. Parece que en pocos segundos se hace de noche, pero recuerdo que mis amigos han venido a visitarme en algún momento... Recuerdo haberles enseñado la cicatriz, pero no mucho más. Todo ha ido tan... Deprisa. O despacio, depende de cómo se mire.

Cuando llega la noche el sueño no tarda en llegar... Resulta gratificante saber que al menos aún puedo dormir... Mis dudas internas no me han quitado eso... De momento.

Mi sueño es inquieto... No sabría decir si tengo pesadillas... El momento en el que he abierto los ojos y mi habitación era un nido de serpientes parecía tan real... Estoy a mitad de camino entre el sueño y el estar despierta. Pero hay algo seguro: Cuando me despierto, estoy rodeada de gritos de alarma y gente preparándose para la pelea...

No les veo. Claro, no lo hacen dentro de mi habitación, pero puedo identificar los ruidos previos a una batalla... El inconfundible  sonar de las armaduras siendo puestas, las espadas siendo desenvainadas y los soldados gritando órdenes nunca se olvida... Antes de darme cuenta de ellos me estoy poniendo la armadura.

Tampoco hago nada para detenerme... Pararme y quedarme en estado vegetativo haciéndome preguntas irresolubles no parece una buena opción para pasar toda la eternidad, así que, de momento, actuaré como si no me pasara nada.

Mis movimientos van más por instinto que por pensamiento... En poco tiempo tengo la armadura puesta y, simplemente, cuelgo la espada del cinto de mi cintura y voy a las cuadras... Seguramente Esjalar ya lo esté preparando todo para el combateen el patio de armas, así que lo mejor será ir totalmente preparada para la batalla.

Cuando llego, las cuadras están totalmente vacías a excepción del cubículo de mi yegua, donde la misma me espera con impaciencia.

"¿Estás mejor?" Me pregunta con timidez mientras la ensillo.

"No, ni de coña"

No es la respuesta más amable del mundo, pero tampoco creo que la esperara. Estamos en silencio durante todo el camino hacia el patio de armas, que se encuentra abarrotado de soldados preparándose para la batalla, altos cargos discutiendo a gritos y caballos nerviosos... Pasamos entre ellos con agilidad (La habilidad de la dragona en esta forma es realmente envidiable) y llegamos hasta la parte central donde Esjalar, ya montado en su semental de rojiza melena, da órdenes a diestro y siniestro.

Cuando me ve me indica con una inclinación de cabeza que me acerque a él y yo le obedezco, aunque empiezo a temerme lo peor... Algo me dice que esto no va a avanzar en la dirección correcta.

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora