El juego de la bandera

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Desvío el primer ataque con rapidez. Mi forma física ha mejorado notablemente. Casi que no me puedo ni fijar en el aspecto del enemigo, pero consigo ver que todos ellos son clónicos y, en cuanto les das un golpe desaparecen, como polvo en el viento.

Bía y Dimitri se las arreglan para no ser derrotados, pero es un barrido masivo con la cola de mi dragona lo que despeja el ambiente y nos deja ver lo que se agolpa a nuestro alrededor con claridad. Nuestro enemigo resulta ser una manada increíble de animales parecidos a los monos. Su pelaje es verde oscuro, lo que les da un cierto camuflaje en este entorno boscoso, y sus ojos son negros como un trozo de ónice.

-¡Son Minks!- Bía grita con energía y recuerdo ese animal... Lo vi una vez en un libro sobre el cual tuve que hacer un trabajo... 

Los Minks son seres parecidos a los monos que tienen la capacidad de multiplicarse temporalmente, aunque sus copias son muy frágiles y desaparecen con un simple conjuro o un ataque.

De repente, caigo en la cuenta de algo: ¡La bandera! Miro hacia arriba y veo que una de las copias ha escalado hábilmente y de forma silenciosa el árbol, y está a punto de alcanzar la bandera.

Le lanzo un simple conjuro de aire que lo hace caer y veo como se desintegra nada más tocar el suelo. Menos mal que se me ha ocurrido ahora, si no ya habríamos perdido la bandera... Tendremos que estar mas atentos. 

Desintegramos el resto de las copias con un conjuro de barrido, y vemos como un único de estos seres huye, desprotegido al no tener un ejército de clones entre el cual esconderse. Ahora, sin ningún atacante a la vista, empezamos a organizarnos. Yo, montada en mi dragona, inspeccionaré el territorio por aire e indicaré el lugar donde los demás contrincantes, Bía me apoyará durante el ataque en cuanto descubra una base, y Dimitri se encargará de la defensa de la bandera.

Alzo el vuelo y Bía sube a lomos de su Natvaten (Acabo de acordarme del nombre de su extraña mascota) y sigue por tierra el transcurso que nosotras hacemos por aire. No tardamos en avistar la bandera de otro grupo, que se ha parapetado al lado del lago, dejando así solo un lado desprotegido, del cual se encargan los tres miembros del grupo. El flanco expuesto al lago (En el cual se encuentra la bandera) estaría desprotegido de no ser por un detalle: Es la parte profunda. La aguas adoptan una tonalidad oscura que demuestra que, bajo su superficie calmada, un enorme túnel subterráneo absorbe agua con una potencia inigualable, creando una corriente descendiente que hace que los aventureros que se atreven a entrar aquí y desafiar la corriente terminen ahogados.

Bajo inmediatamente y me encuentro con Bía por tierra, escondidas detrás de unos cuantos árboles que nos protegen de la vista de los del equipo contrario. 

-Se han parapetado al lado del lago-

-Me cago en la... Es la parte profunda, ¿Verdad?-

-Si... Se lo han montado bien. No arriesgan nada. No quedarán los primeros, pero no perderán nada en el juego, si se centran en la defensa, nadie podrá robarles la bandera...-

-Podríamos intentar atacarles por detrás mientras una de nosotras les distrae...-

-¿Crees que tu Natvaten conseguiría travesar la corriente?-

-Por supuesto, tienen una fuerza impresionante, superan corrientes marinas impresionantes en época de emigración, así que creo que podrá aguantar esta durante unos segundos... Entraré al lago por un lateral y me acercaré por detrás. Tu ataca por delante. Se distraerán luchando contra ti y tu dragona, por lo que yo me escabulliré y cogeré su bandera. En cuanto vuelva a ser dentro del lago, ninguno de los alumnos podrá atraparme... Excepto La elfa arquera, ella tiene una serpiente marina que podría llegar a atraparme, pero no es de este equipo y dudo que quiera ayudarles... -

Nos ponemos de acuerdo respecto un par de detalles y empezamos. Yo me elevo (Si atacara des de tierra les haría sospechar sobre el posible ataque por parte de Bía), y no tardan en darse cuenta de mi presencia. 

Uno de los integrantes del grupo empieza a dispararme flechas, pero mi dragona las devía con la cola con suma facilidad. Un águila de color rojo intenta lanzarse hacia mi cara, pero un conjuro de aire desvía su vuelo y hace que aterrice de forma precipitada, en dirección al bosque, donde la pierdo de vista.

Aterrizamos de forma dura. El vuelo era bajo, así que no hemos podido frenar demasiado, y levantamos la tierra con el golpe que asestamos en el suelo. De un salto desmonto a mi dragona y saco la espada antes de tocar el suelo. El arquero es el chico que me queda mas cerca y, antes de que pueda dispararme una sola vez, le arranco el arco de las manos y le voy una patada en la barriga. Se dobla hacia adelante y le doy con su propio arco en el cogote, dejándole inconsciente. Una banda atada a su brazo se vuelve roja, indicando que está eliminado. Me giro, sin perder el tiempo, y enfronto a los otros dos chicos mientras mi dragona se ocupa de sus mascotas: Un ágil lobo plateado de afilados dientes y una serpiente verde con anillos plateados que ataca moviéndose con enorme rapidez. Por suerte, las gruesas escamas de mi dragona la protegen de heridas y del veneno, por lo que no tengo que preocuparme demasiado... Por ella. Por mi puede.

Los dos chicos se me acercan con cautela. Dos chicos pueden ser demasiados para mí, así que, sin dudarlo ni un momento, llamo a Eris. La fusión es instantánea, y cada vez mas poderosa. Esta vez toda mi piel tiene una consistencia escamosa, mis uñas se alargan hasta ser prácticamente garras, aunque no pierdo la habilidad que tendría con mis propias manos, una fila de pequeñas espinas  recorre mi espinada y las alas se extienden, mucho mas grandes que la última vez. Mis dientes son puntiagudos, pensados para desgarrar y arrancar...

La transformación pilla desprevenidos a los chicos, que se echan atrás.

"¿No dijiste que no volvería a ayudarme?"

"Ah, claro, dejarte sola contra dos chicos a la vez sería mucho mejor..."

"Bueno, vale, ¿Qué hacemos?"

"Pues... Luchar, como siempre ¿No?"

"Bueno... El objetivo es distraerles, no hace falta machacarles demasiado, solo entretenerles un poco"

"¿¡Y para eso me llamas?! ¿Para distraerles? ¡Para eso te las podías apañar sola!"

"Anda y calla... Bueno.. Puede, pero da igual"

Siento como si Eris suspirara de exasperación a mi lado... Tendrá que aguantarse.

Los chicos se recuperan de su estado de shock inicial, por lo que me atacan los dos a la vez. Desvío el ataque de la espada del primero con facilidad, pero la lanza del segundo me da problemas. Intento no romper el arma de ninguno: Eso les descalificaría y haría que pudieran ver a Bía, a la cual ahora mismo veo escurrirse desde el agua silenciosamente. Solo un poco mas...

De improvisto, en medio de una maniobra rarísima, el chico de la lanza hace un giro que le deja al descubierto... Y también, en medio del giro, ve a Bía y hace un grito con el que se entera de nuestra posición medio campo de batalla.

Bía tiene la bandera en la mano... Su Natvaten está demasiado lejos como para llegar a tiempo, así que, sin pensarlo, corro hacia ella y la alcanzo antes que los contrincantes lo hagan. 

"¿Ahora qué?"

"Y a mi qué me cuentas, eres tu quien se ha metido en este jardín" Eris parece confundida, como si no se creyera lo que le digo.

Sin pensarlo, cojo a Bía por debajo de los brazos y alzo el vuelo. 


Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora