Líder entre fuego

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Camino por el pasillo. Me dirijo al ala central, o eso creo. Poca cosa me importa ahora mismo. Mis alas rozan las paredes y hacen saltar algunas chispas, pero me da igual. Ni siquiera pienso en plegarlas, aunque eso me hace mas vulnerable. Soy un objetivo de unos cuantos metros cuadrados de piel. No sé si los demás me siguen, pero preferiría que no fuera así... No quiero que me vean. No ahora. Aún así creo que me sigue un grupo pequeño. Gnist, Bía, Dimitri, Celeste, Varg, Bewit y Jatte, seguramente. Puede que más, pero no lo sé. Mi dragona  también está, pero camina de forma silenciosa, y noto la cautela en su mente.

Me paro a escuchar y reconozco los pasos firmes y cortos de Varg, los ágiles andares de Bewit, las fuertes pisadas de Bía, el andar grácil de Celeste... Sí. Todos los que había dicho, unos cuantos más. Freno y oigo como los demás están a punto de chocar conmigo. Me giro para ver quién me ha seguido. Me giro para ver quién me verá a mi como lo que me acabo de convertir: Una asesina. Mi dragona no me preocupa. Ella me entiende. Sabe lo que pienso. No me tiene miedo.

Los que he pensado antes están, incluso Varg, con quién apenas he hablado alguna vez, aunque le identifico como a un amigo. El chico de los explosivos también. El medio-mentalista que casi nos derrota también. Unos cuantos más que no conozco.

Me siento en el suelo y pliego las alas. No sé lo que voy a decir, no tengo nada planeado, pero las palabras fluyen como agua, y las enlazo para dar un pequeño discurso a los chicos.

-Acabáis de ver lo que puedo hacer. Acabáis de ver lo que soy. Tenéis miedo, al menos la mayoría, así que, antes de seguirme por un estúpido impulso de heroicidad o por algo que identificáis como "Deber", decidme ¿Queréis seguirme de verdad? No tacharé de cobarde a aquel que se gire y vaya con los demás ahora. Será como en el pasillo, pero peor. Habrá tantos que no podré con todos, y tendréis que matar o morir. No tacharé de cobarde a quien se vaya, solo de sensato.-

Nadie se mueve. Veo la resolución en los ojos de algunos, y el miedo, mezclado con valor en los de otros. Algunos parecen impresionados y otros mantienen expresiones pétreas. Nadie se mueve, porque nadie se va.

-Bien. Entonces, seguidme-

Sigo caminando, y ahora los demás me siguen de cerca. Tengo las alas plegadas, así que muchos empiezan a caminar a mi lado.

"Salem" La voz de mi dragona resuena en mi mente.

"Hacía mucho que no hablábamos" No se lo reprocho, pero es verdad. No pretendo herirla, solo siento curiosidad.

"Lo sé. Pensaba que estos días necesitarías algo de intimidad"

Un pequeño silencio interrumpe nuestra conversación.

"¿Volvemos a ser uno?" Pregunto esto con timidez.

"Siempre lo hemos sido"

Seguimos caminando. Bastante rato. Demasiado. Me pregunto dónde habrán ido los enemigos de antes. 

"Salem"

"¿Eris?"

"La misma"

"¿qué quieres?"

"¿Es que no te has dado cuenta de lo que has hecho?"

"Sé mas específica. Hoy han pasado muchas cosas"

"Ya no eres una soldado. Tienes a gente que te sigue, que confía en ti. Ya no eres solo su compañera. Eres algo más. Eres una líder"

"No quiero ser una líder" No buscaba esto con mi discurso. Pretendía decirles la verdad, mostrarles que no era una cruel asesina... ¿De verdad hora soy alguien tan importante que la gente está dispuesta a seguirme?

"Bueno... Los buenos líderes no suelen querer serlo"

Nuestra conversación tiene unos segundos de pausa

"¿Tu fuiste una líder?... Ya sabes, en el infierno"

"Ni hablar, prefiero ser soldado raso y que no me mande nadie. Me identifico mas como una mercenaria que como una soldado, la verdad... La líder siempre ha sido mi madre. Era algo que se le daba bien: Mandar"

"Quieres a tu madre, ¿verdad?"

"La quería. Los demonios también mueren. ¡Vaya que si la quería! Me enseñó todo lo que sé. Fue dura conmigo, pero es imposible no serlo en un lugar como el infierno. Aún así ella me quería, y me aguantó en mi insoportable etapa infantil y en mi rebelde adolescencia. Claro que la quería..."

"¿Qué hay de tu padre?"

"Algún día te contaré sobre mi familia, pero hoy no es ese día. Yo de ti miraría hacia adelante"

"¿Cuantos?"

"Así a bote pronto unos diez. Les superáis en número, pero cuida de tus compañeros"

"Sólo han tenido tres días de entrenamiento"

"Peor es una patada en la sien"

"Visto así..."

Los pasos de los enemigos empiezan a oírse con claridad. Los demás desenvainan sus armas. Yo no tardo en hacer lo mismo. Aparecen en la esquina más próxima.

-¡Orcos!- Bía grita esto, como si no lo pudiéramos ver.

Me sitúo lo mejor que puedo y noto como mi dragona alza el vuelo. 

-¡A cubierto!- Grito esto, intuyendo las intenciones.

Todos se tiran al suelo. Creo que algunos demasiado rápido... Se estarán quitando piedras de la barbilla una semana.

Cubro a los mas cercanos, los mas expuestos, con mis alas. No creo que se quemen. Oímos una profunda inspiración, y nos vemos rodeados de fuego de dragón.

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora