Os compadezco

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Cuando me levanto veo que aún es de noche pero, sabiendo acerca del horario que gastan por aquí, no creo que quede demasiado para que sirvan el desayunos y nos toque entrenar... Debo de haber dormido doce horas... Creo que me hacía falta de verdad. Me visto con mi nuevo uniforme y pruebo a caminar y a estirarme con él. Es cómodo, además de abrigado... No creo que me moleste al hacer los ejercicios. Me pongo la placa (Con la que me pincho un par de veces) y veo la buena calidad de los materiales que usa el lugar para todo... No es de extrañar. Al ser una institución gubernamental, tienen a su disposición un gran presupuesto y muchos magos disponibles para alterar las propiedades de cualquier material... Pueden comprar tela de primera calidad y reciclarla sin desgastarla gracias a la magia, así que, en realidad, casi nada de lo que llevamos es realmente nuestro.

Salgo de la habitación y veo que unos cuantos cadetes acabados de levantar pasean, con aire cansado, por el pasillo... Llamo bastante la atención... No tardo en notar que soy la única chica, y las bandas de mi uniforme llaman más la atención de lo que cabría esperar. Veo como los pocos chicos que deben de saber algo sobre uniformes y rangos militares me miran con estupefacción y (¿podría ser que sólo me lo imaginase?) algo de rabia.

Les ignoro lo mejor que puedo, aunque no puedo evitar sonreír por lo bajo. Vale, si, es vanidoso, ¿pero qué tiene de malo ser el mejor en algo y estar orgulloso de ello? Tampoco es que se lo esté restregando, precisamente... 

Voy hacia el comedor y veo que la mesa de los soldados de primera está casi vacía. Por suerte, Jatte está en ella, así que voy hacia ahí y me siento con ella.

-Hola... Nymer. ¿Has dormido bien?-

-No yo... Estaba demasiado nerviosa... Me costó mucho dormir... Pero creo que aún con esas he descansado lo suficiente... Espero no hacer nada mal en el entrenamiento de hoy...-

Sigue siendo igual de adorable que cuando estábamos en el colegio... Tendré que cuidar de ella... O no. Ya veremos como se desenvolupa ésto. Creo que la chica tímida que conocí en el colegio ha cambiado mucho por dentro.

Seguimos hablando mientras un goteo constante de alumnos va llegando y, casi a última hora, la mesa de los soldados de primera empieza a llenarse. Un par de chicos empiezan a dirigirse hacia nosotras, como si fueran a decirnos que nos hemos equivocado de mesas, pero uno los detiene mientras señala nuestras placas. Pasan por nuestro lado refunfuñando y capto un leve trozo de su conversación.

-"bajado el listón este año"-

No puedo evitar enfadarme un poco, pero simplemente les ignoro. Los demás no tardan en llegar. Bía se abre paso y empieza a devorar comida como si no hubiera un mañana. El ambiente se relaja cuando ya estamos todos... Es casi como si volviéramos a estar en el colegio. Hasta que suena un timbre estridente que hace que todos los de la sala se levanten al unísono y empiecen a desfilar hacia los diversos gimnasios. Hora de entrenamientos, supongo.

Un hombre va gritando los horarios de los distintos grupos, así que pongo algo de atención... Si o me equivoco, pese a nuestro rango, entrenaremos con el resto de chicos de primer año. Capto un trozo de la retahíla de órdenes  que dice que los de primer año vayamos hacia el gimnasio siete.

Voy hacia ahí perdiéndome entre la multitud... Curiosamente, es de los lugares donde más tranquila estoy, entre la gente. Es donde menos llamo la atención... Siempre se me ha dado bien fundirme entre la gente, así que disfruto de estar entre la multitud.

Llego al gimnasio cuando ya hay unas cuantas personas dentro... No veo a ninguno de los soldados de primera clase, así que me limito a esperar a los de mi clase... Los de primero de éste año parecen prometedores... Veo un par de cuerpos que parecen estar entrenados, y el resto parece estar en forma... Nada mal, la verdad.

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora