Un tiro, una muerte

1.6K 185 0
                                    

Algo va mal. Siento los gritos de los Djavers a nuestro alrededor, como si la barrera no hubiera servido de nada después de cinco segundos. Uno entra de forma aparatosa por la ventana, con cristales clavados en su cuerpo y lleno de sangrantes heridas producto de eso. Su chillido es horrendo. Nos entra en los oídos, nos destroza los tímpanos y nos hiela el corazón. Estos bichos son horripilantemente grotescos, hasta el punto de que su sola presencia me pone nerviosa. Su ente, además, es increíblemente cambiante. Es como si su cerebro no estubiera a gusto en su cuerpo, y reaccionra delante de todo poniendo el instinto por delante de todo, como si no pensaran. 

El animal se gira con violencia y nos grita. Veo como hay numerosos cristales clavados en sus enormes y hinchados ojos, ciegos de sangre y dolor. El animal se mueve a tientas, guiándose por el oído y el olfato. 

Termino con el sufrimiento del animal de un espadazo. Miro su cadáver con inexpresividad.¿Se puede saber en qué pensaba el creador de éstos bichos?No deberían de existir. 

No tardan en entrar dos más. Uno se hace un profundo corte en el brazo con los cristales restantes, cortando músculo, seccionando tendón y rasgando el hueso. Su extremidad cuelga con inutilidad a un lado, y el ser profiere un gutural grito de dolor incluso más penetrante que el del anterior animal, aunque éste puede ver, así que nos ataca con furia asesina. Una flecha le atraviesa el pecho. No recuerdo que ninguno de mis chicos tubiera arco. Me giro y veo que Luften está volviendo a tensar la cuerda del suyo, mientras prepara una saeta negra. Vaya. No recuerdo habérselo visto antes.

El segundo sólo tiene algunos cortes superficiales, así que no espero que tenga una rabia tan brutal... Me equivoco. Se abalanza encima de Jatte que, paralizada por el miedo, no responde hasta que es demasiado tarde. celeste tiene que ayudarla porque el Djaver se convierte en un torbellino de uñas afiladas, dientes puntiagudos, puñetazos y patadas incontrolable. Un golpe en la sien con el Anemoi de Celestey el animal cae, con el cráneo destrozado por el impacto.

Jatte me mira, con el miedo todavía en los ojos. Tiene dos cortes en la mejilla, por suerte nada profundos. Un mordisco marca su hombro; eso hace que no pueda mover el brazo. Parece grave. Me acerco mientras veo que la ventana empieza a reparase sola.

-Jatte... ¿Estás bien?-

-Me... Duele... No puedo mover el brazo...-

Luften deja su arco atrás y empieza a inspeccionar la herida con delicadeza, mientras le arranca la parte de la camisa que le estorba. Me pregunto dónde estará Noni ahora. Seguramente nos hubiera servido de algo en este momento. Es la sensación que tengo.

-Es una infección paralizante temporal. Suele ser propiedad de animales como las mordedoras azules, o las arañas de cristal, pero parece que e creador de éste bicho en particular ha conseguido darle la capacidad de inocular veneno. Tranquila, no es grave. Pasará en unos minutos, pero tenemos que tratar la herida igualmente, es profunda, así que tenemos que coserla antes de que el efecto del veneno acabe: Paraliza, pero también reduce el sangrado... ¿Lo ves? Apenas sangra nada. Si nos cubren, puedo hacerlo en unos minutos... Pero no tengo anestesia. Tendré que cosértelo aquí y ahora-

-Haz... Haz lo que tengas que hacer- A Jatte le tiembla un poco la voz mientras dice esto. El elfo asiente y saca de su bolsillo un fino hilo dorado y una aguja pequeñísima.

El elfo empieza a coser la carne con delicadeza. Jatte hace una mueca de dolorcada vez que el elfo clava la aguja, o tira un poco del hilo. Al menos termina deprisa.

-No te muevas demasiado en una hora: Es lo que tardará el hilo en hacer efecto. Normalmente, prefiero soser las heridas con hilo nrmal y dejar que el cuerpo siga su curso, pero ahora no nos podemos permitir eso. ¿Puedes manejar tu arma con la otra mano?-

-Yo... Es un arma de dos manos... Pero puedo usar alguna pistola- Dice, a la vez que saca una pistola (Para mi del tamaño de una escopeta) de algún hueco invisible de su ropa.

-Pero... ¿Pero tu de dónde sacas éste tipo de cosas?- Krig mira el arma, de un bonito color plateado con remaches negros, con los ojos muy abiertos

-La... La cogí del almacén de armas... Creí que podría llegar a necesitarla en algún momento-

-¿Pero dónde la escondías? ¡Si no se te veía nada!-

-Bueno... Tengo un par de bolsillos grandes-

-Creo que son algo más que grandes... Dios, mis alumnos se organizan para montar una escuadrilla, son capturados y se las apañan para escapar, organizan a un ejército y roban armas de el almacén... No sé si soy el pero profesor que habéis tenido o el mejor-

Me río, a la vez que otro Djaver se las apaña para volver a romper la ventana. Entra escupiendo sangre (Se habrá mordido la lengua) pero no tiene ocasión de hacer nada. Un tiro bastante preciso le vuela los sesos y los esparce por todo el lugar.

-Vaya... Felicidades, Jatte. Prestaste más atención de lo que pensaba en esas prácticas de tiro- Krig le da unas palmadas en el hombro a la vez que revisa el cadáver del monstruo. 

Nada mal, para ser el primer tiro con arma real. Un tiro, una muerte.

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora