lucha salvaje

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Damos vueltas el uno alrededor del otro. El chico se mueve en silencio total, con habilidad felina. Parece un tigre acechando a su presa. No sé que impresión debo de dar yo, pero no me importa. ¿Qué tiene que ser este chico para hacerme reaccionar de ésta forma? La diablesa dentro de mí se retuerce como un animal en una jaula demasiado pequeña. No creo que este chico sea tan poderoso como para suponerle una amenaza... O eso espero.

De repente, sin previo aviso, el chico salta hacia adelante y me ataca , con la intención clara de ponerme la espada al cuello. La diablesa se revuelve dentro de mí y toma el control temporal de mi cuerpo. Mi espada hace rebotar la suya en un ángulo imprevisto, y el chico salta hacia atrás, evitando un posible contraataque.

"El chico es bueno... Pero no TANTO como para hacerte saltar de esa forma, Eris. ¿Qué te pasa?"

La diablesa tarda en responder.

"Este chico...Tiene manipulación mental de bajo nivel. No es suficiente como para matarnos, pero sí basta para inquietar el vínculo que nos une... Podría matarle con un contraataque mental, pero supongo que no te gustaría demasiado... No es un poder demasiado útil. A los demás chicos no les ha afectado, pero nosotras somos dos entes en un mismo cuerpo... Así que hurgar en el sitio que nos conecta es mucho mas fácil que intentar convencer a alguien de que ataque por allí o por allá. Eso requeriría mucho mas poder del que tiene ahora..."

Lo que Eris dice me relaja. Eso significa que el chico tampoco es tan peligroso... Lo único que pasa es que su poder parece echo para molestarnos únicamente a nosotras... Vaya marrón.

Sigo el contorno del ring, pensando en alguna forma de derrotarle... Su manejo de la espada es bueno, así que no sólo depende de su poder mental... Si no, no hubiera llegado hasta aquí... Puede que la única forma de derrotarle sea fusionándome con Eris. Eso estrecharía la fisura que hay entre nosotras, y haría que el ataque mental del chico fuera inútil... Intentaré no pasarme con él.

Cierro los ojos por un segundo. Un oponente normal me atacaría, pero este chico se preguntará lo que hago y puede que con eso baje la guardia.

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Salem cierra los ojos. ¿Qué se supone que hace? Tengo muchísima curiosidad para saber lo que es... A ninguno le quedó muy claro lo que era en realidad, pese a que intentó explicarnos lo que ella misma sabía... ¿Un demonio en el cuerpo? Eso es demasiado abstracto. Necesito saber mas.

Mis poderes son casi insignificantes. Los grandes mentalistas pueden meterte una idea en la cabeza y hacerte pensar que es tuya. Pueden manipularte de manera que hagas lo que te pidan sin dudar. Yo... Apenas tengo una persuasión considerable... Pero puedo VER.

La gente suele ser un puntito de luz que delata su mente. Hay puntitos grandes, puntitos minúsculos, puntos que brillan como la luz de mi soles y puntos que apenas emiten luz... Salem ahora mismo es una fogata de luz que  tiene algo que nunca he visto: Dos núcleos. La luz viene de dos sitios diferentes.

No pensé que llegara a tener dos mentes en un solo cuerpo... Su ser me despierta la curiosidad como pocos lo han hecho, así que hurgo en su mente... Al demonio dentro de ella eso le molesta, y bastante.

Sigo mirando a la chica, y veo que su pelo empieza a volverse de un color blanco como el papel. Su piel hace los mismo, y adopta una textura escamosa  bastante marcada. Dos alas como las de un dragón se abren detrás de ella,y dos pequeños cuernos aparecen en su cabeza. Abre los ojos y veo que estos son de un color rojo profundo, como un mar carmesí que me llama para sumergirme en su roja extensión.

Bajo la vista, intimidado. Tengo la sensación de que no debo mirarla directamente, como si sus ojos chuparan la vida de mi ser... No debería de haberlo hecho, porque aprovecha para atacar.

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Algo va mal. Ni Eris ni yo controlamos lo que pasa en este momento. Nuestro cuerpo se mueve impulsado por el instinto de supervivencia, el impulso mental del chico acabará causándole mas daño a él que a nosotras.

Nos movemos trazando un arco mortal con la hoja, y el chico apenas puede esquivarnos, ya que tenía la mirada baja. Noto como mi cuerpo sonríe, aunque yo no le he dado el orden de hacerlo. No tengo el control sobre nada, y Eris está igual de confusa que yo... Aunque unos segundos después elabora una teoria, mientras nuestro cuerpo lucha por si solo

"Creo... Que esto es un método de defensa arcaico. Los demonios no nos solemos ver en situaciones que nos sobrepasen, pero mi unión contigo representa una debilidad... Si atacan a nuestra unión, atacan al punto mas débil de nuestro ser. Al igual que si te atacan a ti... Eres mi debilidad, al igual que me das mas fortalezas, como un punto de vista... Nuevo, sobre el mundo. Hasta que no seamos una fusión perfecta, nuestra unión será nuestro punto mas débil."

Pienso en elllo mientras veo al chico de la coleta aterrorizado, mientras atacamos con estocadas juguetonas, que solo pretenden molestar, mas que atacar en si. 

"El chico ha activado nuestro sistema de defensa natural, pero éste se ha encontrado con un chico adolescente e indefenso. Por ahora se dedica a molestarle un poco, una de las cosas que mejor que se nos da a los demonios... No creo que lo mate, tranquila"

"AH, no CREES que lo mate. El asesinato está penado ¿Lo sabes?"

"¿Ah si? Que aburridos os habéis vuelto los humanos con el paso del tiempo... Antes, siempre había uno o dos cadáveres en la cuneta de..."

"¡OH, CÁLLATE!"

"Ay, que sensible... Sólo le estamos apalizando un poco, dudo que lleguemos siquiera a desmembrar..."

"Ay dios... ¿No hay forma de recuperar el control de ésto?

"Cuando la parte sádica de nuestro ser se de cuenta de que el chico no es una amenaza ( Aunque seguramente ya lo haya hecho) lo dejará en paz y volverá a la parte mas primitiva de nuestra mente"

Justo cuando acaba de decir eso, noto que el control de mi cuerpo vuelve a mi. Es inesperado, y me pilla en mitad de un golpe que, obviamente, fallo.

La espada se clava en el suelo, y el chico de la coleta se aleja todo lo que puede, lanza la espada al suelo y levanta las manos en señal de rendición.

El silencio se extiende por el lugar, y Krig grita, interrumpiendo el silencio sepulcral.

-¡Salem gana!-

El grito va seguido por una serie de vítore pero yo, por alguna razón, me siento muy abatida. 



Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora