Llegada

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Los demás no me preguntan nada. No deben de creer que haga falta. Si salgo, es que he conseguido algo. 

-La parte sin amurallar. Ahí están Luften y Krig. Ayudaremos en lo que podamos: Evacuación, lucha y defensa. Seguramente todavía haya... ¡Mierda, las crías!- Me echo a correr sin siquiera terminar la frase.

No había pensado en ello. Después de todo, no tenía demasiado sentido, pero esos pequeños y adorables (O no tanto) animalillos me despiertan la simpatía. No han hecho daño a nadie, no merecen morir... ¿En serio me puedo compadecer de un animal indefenso, pero no de una persona? Es irónico, cuanto menos.

Por alguna razón, hay más personas en este grupo que sienten mi mismo impulso de estupidez, y corren detrás de mí como locos. A otros les pillamos desprevenidos, y nos siguen como pueden. Otros parecen entenderlo, pero ponen los ojos en blanco, o nos miran con una mezcla de burla y preocupación. Algo nos une: El amor por los animales.

Ahogo una pequeña risa al pensar en ello. Los monstruos adoran a los animalitos... A las personas, no tanto. 

Una sombra surge de debajo de un escalón y casi me tropiezo con ella. Un salto precipitado me permite esquivarla. más o menos. Se lleva una buena (y accidental) patada, la cual arranca un maullido del aire.

-¿Noni?- Exclamo esto sin dejar de correr. El gato negro ha empezado a correr a mi lado.

"Sí. Vuelve a darme una patada y te sacaré los ojos. Sólo venía a curiosear"

"¿Crees que puedes ayudarnos? No sé si puedes luchar, pero al menos podrías..."

La gata pega un salto considerable, y el aire se retuerce a su alrededor. Cuando cae al suelo otra vez, con elegancia felina, es una menuda humana de largo pelo negro y de dos pequeñas orejas gatunas coronando su cabeza. Cuando se gira para mirarme, veo que sus verdes ojos siguen teniendo esa felina apariencia y unos pequeños bigotes sobresalen de su labio superior. Emite un ronroneo sonoro mientras corre.

"Noni.."

"¿Dime?"

"Ha sido precioso pero... Estás desnuda"

"Los guardianes no tenemos el mismo concepto de pudor que los humanos. La ropa me molesta"

"Lo que tu digas"

A mis compañeros no parece molestarles en exceso. Aunque si que se llevan una buena sorpresa. Supongo que en este sentido la presencia de Noni les hará felices y todo.

Dimitri me alcanza y empieza a correr a mi lado, mientras Noni medio desaparece cada segundo detrás de una curva pronunciada, para volver a aparecer durante un instante. Da igual que vaya desnuda, porque su larga y negra melena le cubre casi todo el cuerpo y se agita con el viento, desdibujando su figura.

-Salem... ¿Quién es?- Dimitri empieza la frase, pero no le dejo terminar, mientras le miro con una sonrisa.

-Ni lo intentes, pervertido. Es un gato-

Seguramente mi frase le haya confundido todavía más. Me da igual. Su cara ha sido divertidísima. Luego se lo explicaré todo a todo el mundo... O no.

Llegamos a un pasillo larguísimo que, si no me equivoco, nos llevará al patio trasero, por el cual podemos llegar más rápidamente a los establos. Noni se ve casi al final, con una salvaje melena ondeando por la ininterrumpida carrera. Menos mal que tiene el pelo largo... Aunque creo que podría ser calva y a ella le daría absolutamente igual.

Apuro un poco mi paso. Creo que a Venom la va a dar algo, así que me retraso un poco y cojo su bola. NO pesa demasiado, pero el cambio se nota, y me lanza una mirada de agradecimiento.

Salimos al patio y vemos que el enjambre de Djaver está cada vez más cerca, aunque creemos que la barrera conseguirá retenerlos un buen rato antes de que lleguen. El aire del crepúsculo es frío. Nos eriza los pelos de los brazos y nos seca los ojos nada más salir.

Corremos Y corremos. Y corremos. Llegamos a los establos y nos encontramos a una bandada de gente evacuando a distintos animales y... ¿Plantas? Bueno, también son seres vivos, y ellos no pueden moverse, así que bueno. Veo que un par de personas cargan a cuatro crías pequeñas cada uno, así que me tranquilizo un poco. Nadie se ha olvidado de ellos. Tampoco me lo esperaba. Creo que todos los elfos del colegio, incluso algunos alumnos, están aquí.

Veo que Luften carga tres crías que loriquen, seguramente acabadas de sacar de su sueño.

-¡Salem! ¿Qué hacéis aquí?-

-Selene nos ha dejado venir. ¿Quieres que te ayudemos?-

-¡Por favor! Hay unas cuantas crías en el establo que están en la sala principal, esas son las que esperan a ser evacuadas con más urgencia. Son razas delicadas, así que id con cuidado.-

Llegamos a la sala y cogemos un par de animales cada uno. Ellos chillan, arañan y gritan, pero no se resisten en extremo. Supongo que saben que tampoco queremos hacerles daño.

Voy por el segundo viaje cuando me encuentro con mi dragona en el patio.

-¡Mierda! Lo siento, lo juro. Se me había olvidado que no estabas. Como no te hemos encontrado al bajar ni siquiera he caído en ello...-

"Tranquila, no pensaba que lo hicieras. Con todo esto es normal. ¿Puedo ayudar en algo?"

"Ni idea... Pregúntale a Luften... Está algo histérico, pero ya casi hemos acabado, así que creo que hasta se alegrará de verte"

Ella y el elfo se cruzan, y no tardamos en verla con por lo menos diez animales cargados a sus espaldas. A ella no se le resisten. Nada raro. Es un dragón. Tienen una presencia tranquilizadora brutal. No tardamos en dejar el establo vacío, así que empezamos a vaciarlo de objetos que podrían llegar a ser útiles en caso de asedio.

En media hora, dejamos el establo vacío. Lo único que queda es la ambientación: Un bosque, una jungla, un lago y un desierto. 

-¿Pues nada... Ahora qué?- Le pregunto al elfo.

-Tendríamos que prepararnos para convertir esto en una base militar. Situaros en los puntos que consideréis mejores y preparad vuestras armas. Dudo que una estrategia sea efectiva contra un ejército tan desorganizado, así que la fuerza bruta es nuestra opción. Selene nos ha dicho que los hombres que se han colado lo han hecho por rutas que ya están selladas. Se ve que eran solo una avanzadilla, pero que Tánatos no pretendía esto, lo han hecho por su cuenta. Su ejército es desorganizado y débil. Su único punto fuerte es el dracoliche. Pero ya pensaremos en eso luego...-

Oímos un choque lejano, como si algo se estampara contra una ventana. Lo oímos otra vez. Y otra. Así hasta un millar de veces. Parece que están chocando contra la barrera.

-Ya han llegado-



Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora