Libros y explicaciones

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Luften y yo nos dedicamos a pasear hasta que nos da hambre. Luften va enseñándome distintos lugares y contándome sobre la vida de ciudad.

-Podrías vivir siempre en el castillo, te dan comida y estancia, pero la mayoría de alumnos prefieren salir, aunque sea de vez en cuando, a ver un poco de ciudad, muchos no han viajado nunca a la capital, o ni siquiera son de este país, así que salen cada vez que surge la oportunidad, te aconsejo esto último. El castillo es divertido, tiene sus secretos y su historia, y pasarse tardes explorando resulta entretenido, pero no es sano pasarte la etapa mas divertida de la vida encerrada en lo que, al fin y al cabo, es un colegio.-

-No pensaba hacerlo, por cierto, ¿Sabes si los alumnos tienen alguna forma de ganar dinero o algo? Salir a la capital estará bien, pero si no tengo nada de dinero querría ganar aunque fuera un poco...-

Luften me alarga un par de billetes con sonrisa cómplice.

-Te adelanto esto.-

Miro el par de billetes que me ha dado y me quedo callada, demasiado sorprendida. Cuatrocientos Mynts. Es mas de lo que mi familia se gasta en un año.

Antes de que tenga tiempo de quejarme, Luften me interrumpe.

-Los estudiantes suelen buscarse trabajos de tiempo parcial, normalmente les cogen fácilmente en cualquier tienda, pero algunos consiguen ser ayudantes de magos ya formados que les pagan por pequeños trabajos-

-¿Tu tienes una ayudante?-

Me mira y sonríe.

-Ahora sí-

-Tengo la sensación de que te precipitas, ¿No me tendrías que invitar a cenar primero?-

El elfo sonríe.

-No hace falta, confío mas en ti que en cualquiera de esos estirados. Considera esto tu primer pago por adelantado-

-Si no he hecho nada...-

-Digamos que me has soportado durante todo el viaje-

Al final resultará que no todos los magos son unos tacaños, quien iba a pensarlo, Gulendar se equivocaba. Aunque me regaló una espada que vete a saber cuando cuesta, así que su cuento no se le puede aplicar ni a él. Bueno, técnicamente esto es dinero robado, pero da igual. Ya se lo pagaré al colegio de alguna forma... O no.

Terminamos cenando en un restaurante de comida exótica. Pica bastante, pero el picante nunca me ha afectado mucho. No se puede decir lo mismo de Luften, casi escupe el primer plato, y acaba metiéndose entre pecho y espalda media jarra de agua fría.

-Ay dios...- Digo poniendo los ojos en blanco.

El elfo tose durante un buen rato con lágrimas en los ojos y la cara roja.

-No podré ayudarte mucho mas si te mueres-  Le digo mientras le acerco un vaso de leche que nos han traído con anterioridad.

Luften le pega un trago y parece que todo se calma un poquito. Veo como los camareros nos miran riéndose por lo bajo.

Miro como el elfo recupera la respiración.

-¿Representa que tendré que cuidar de ti?-

-Serás mi ayudante, no mi niñera- Aclara él.

-Ya, casi te atragantas con el pollo- Digo pegándole un enorme bocado a su plato.

 -¿Lo ves? No pica tanto.-

-¿Cómo aguantas algo así?-

-Siempre me ha gustado el picante- Cojo una guindilla del plato y la mordisqueo.

Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora