Monstruos

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En mitad de la noche, una mancha blanca corta el cielo, mientras unas serpenteantes siluetas oscuras le siguen con sigilo. En realidad, eso da igual, porque el dragón de color de la leche llama la atención de una manera brutal. En medio de este ambiente oscuro, esa bestia es como una enorme diana pintada en el cielo.

En el lomo del dragón una silueta negra se levanta con decisión y salta. El aire silba a su alrededor, se mete por las grietas de la armadura y vuelve a salir creando un agudo silbido. Al portador no parece importarle su fatídica cercanía con el suelo. Más bien dicho, la cuadra sobre la cual está a punto de aterrizar.

El golpe resuena estruendosamente por todo el lugar. La silueta atraviesa el techo como si nada y cae al interior del edificio con el ruido metálico de la armadura al chocar contra el suelo y contra sí misma. La figura se levanta. Una pierna está torcida en un ángulo extraño, pero se recoloca con asombrosa rapidez.

Empiezan a verse rasgos de la figura. Para empezar, no cabe duda de que es femenina. Un mechón de cabello blanco asoma entre las juntas del casco con el cuello. La mujer de su interior mira a su alrededor con pose cautelosa. Pronto, un mar de ojos rojos de Djavers hambrientos se revela de entre la oscuridad. En el suelo, un montón de huesos han sido roídos y machacados hasta partirlos y succionar de ellos la médula.

-Lleváis sin comer mucho tiempo, ¿Verdad?- La voz de la chica emerge del casco con tono lúgubre. Por encima, se oye el rugido del dragón, que lucha frenéticamente contra decenas de Djavers que han salido a su encuentro.

La chica desenvaina una espada transparente, como un témpano de hielo, como una daga de cristal y luz. El moviiento que sigue a continuación es ta veloz que no puede ser captado por el ojo humano. La chica desaparece durante un segundo y vuelve a aparecer en el mismo lugar, con la espada empapada en sangre negra. Los Djavers empiezan a caer, la mayoría cortados por la mitad. El resto huyen por el agujero que la chica ha hecho al salir. Un par de rezagados gruñen amenazadoramente mientras salen, sin dejar de mirar a la chica que les sigue con la mirada.

Una puerta, hasta ahora cerrada con llave, se abre y muestra al resto del grupo con un montón de Orms a su lado que olisquean el aire con preocupación.

-Salem, ¿Queda alguno?- Otra figura, también femenina y con una fina coraza blanca y plateada le grita esto a la primera, aún con la armadura negra puesta.

-No, todos fuera-  Responde, mientras se quita el casco y sacude su larga y blanca melena al aire. Dirije una penetrante mirada color sangre a sus compañeros para luego indicarles que entren.

-Si conseguimos tomar los seis almacenes siguientes podemos llegar al túnel que nos llevará a Alma. Creo que en un par de días lo tendremos. Podremos volver a ir por los jardines con normalidad.

El resto de personas sonríen mientras buscan algo que les pueda ser de utilidad entre los restos de lo que había antes del edificio.

-Tener que sobrevivir con las provisiones del castillo es una putada, pero al menos podemos contar con los conjuros de agrandamiento para no quedarnos sin nada. Si en un par de días podemos recuperar los jardines podremos empezar a plantar y a ser autosuficientes... Incluso podremos recuperar los bosques y cazar algo... - Una persona más pequeña, que carga consigo un enorme maletín dice esto mientras revisa un par de sacos que hay en un rincón

-¿De que hablas, Venom? Después de esto iremos a dar suporte a la capital. Después de la invasión lo que más necesitan es nuestra ayuda. Se quedaron sin suporte militar- Un chico alto y musculoso irrumpe en la conversación, mientras carga los sacos que el chico escurridizo estaba observando

-Lo que tu digas, Dimitri... ¿Pero no te parece que es algo demasiado difícil? Ya ves cómo nos movemos en nuestro propio territorio, ni siquiera alcanzo a imaginar como será todo fuera... Puede que no haya Djavers a cada esquina, pero si que habrá cosas mucho peores... Sin contar que ni siquiera sabemos si el dracoliche y Tánatos están en la capital aún. Puede que hayan ido a por ciudades como Uggla... Ni siquiera podemos fiarnos de las comunicaciones que recibimos, sabes muy bien que Tánatos podría estarlas observando o manipulando.- Una chica alta cubierta por una cota de malla del color cobre coge las bolsas de las manos del chico alto y musculoso y las carga en unas alforjas colgadas del costado de uno de los Orms.

Después de un rato, el grupo marcha del lugar. Una última revisión del lugar y despegan, la chica de la armadura negra sobre su dragona blanca, a quien acaricia la cabeza con cariño antes de subirse a su lomo. 

El grupo despega y se aleja del lugar. Detrás de ellos vuela una serie de estandartes, de todos los colores imaginables combinados para acabar formando un extraño arcoiris medio descolorido por el tiempo y el polvo. Las letras apenas se intuyen cuando las piezas ondean en el aire. Un golpe súbito de aire estira uno y nos deja ver una única palabra escrita en él en letras rojas, negras y doradas. Monstruos.


Danza de demonios: La chica y el dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora