Comenzó moviendo los dedos del pie, sintiendo el fango cubriendo su cuerpo en un frío repleto de insectos que buscaban resquicios en su piel para comérsela. Pero no podían, porque aunque hubiera permanecido dieciocho años en aquella línea entre la vida y la muerte, ahora había vuelto a abrir los ojos.
Prosiguió a incorporarse con dificultad, sin poder coordinar sus movimientos. ¿Dónde estaba?
"Un pantano" pensó.
Los árboles le cubrían la cabeza y no dejaban pasar los rayos del sol. Pero incluso con todo aquel viento helado, respiró el aire puro y dejó que éste le llenara los pulmones. Después de varios intentos, logró ponerse de pie y caminó hacia el agua. El simple hecho de poder "sentir" la excitaba a sobre manera. Cerró los ojos mientras se sumergía, disfrutando de estar viva de nuevo.
Justo cuando volvía a salir a la superficie una voz irrumpió el silencio.
-¿Qué haces aquí?-escuchó a sus espaldas. Ella abrió los ojos de golpe, con un brillo voraz en ellos y se giró muy despacio hacia el hombre que la desafiaba-¿Quién eres, bruja y qué haces aquí en mis tierras?-ladró, con el arco cargado. Apuntándole directo al corazón.
-¿Tus tierras?-repitió, burlona-¿Éstas son "tus"...tierras?
-No creas que me das miedo, maldito engendro-negó éste con el ceño fruncido-. Me dicen Tarton, el cazador de brujas y he asesinado a miles de seres cómo tú.
Y aún así, nunca había visto algo como la mujer que tenía delante. Poseía una belleza cautivadora, con aquellos ojos tan verdes como la esmeralda, que en otras circunstancias le habrían encantado. Pero a través del tiempo y gracias a tantos asesinatos presenciados, había comprendido que seres tan bellos no podían ser buenos y menos cuando los encontrabas desnudos en medio de un pantano.
-¿Que qué hago aquí?-contestó, enseñándole los dientes. Tarton no pudo evitar un escalofrío cuando la vio sonreír. Ella dio un paso hacia delante-. La verdad es que no sé cómo es que he llegado. Supongo que más de una década es suficiente para desplazar un cuerpo de la cima de un monte hasta un simple pantano.
Tarton tensó aún más la cuerda de su arco, sintiendo la amenaza en cada poro de su ser. Siguió caminando hacia él.
-No te acerques más, o te mataré-advirtió el cazador.
-No sé cómo he llegado aquí, pero hay algo que sí sé-ella siguió hablando y Tarton no lo dudó más. La flecha se clavó en su pecho, justo dónde había apuntado. La mujer se detuvo de golpe, observando como el veneno se deslizaba lento por su pecho.
El cazador esbozó una sonrisa de victoria. Ninguna otra bruja había sobrevivido a una flecha envenenada. Ésta no tardaría en caer muerta, pensó, pero los segundos pasaban y la mujer continuaba de pie.
-No sé cómo he llegado aquí-repitió, desencajando la flecha de su pecho-. Pero hay algo que sí sé.
Tarton abrió los ojos como platos, atónito y aterrado a la vez. Quiso volver a cargar su arco, pero antes de que pudiera alcanzar su carcaj, ya tenía el filo de su propia flecha encajado en la garganta. Ella se le acercó al oído y lo que él escuchó antes de morir fue:
-Que han despertado y yo, he venido por ellas.
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Las Hermanas Deltaff
FantasyPORTADA HECHA POR: @bizzleselfie DEMONIOS, DOS HERMANAS, UNA GUERRA. Una será la elegida para proteger el Deltaff (báculo otorgado por los Dioses para mantener el equilibrio del mundo), y la otra estará al servicio de los dang-blang. Demonios surgid...