CONECTADAS

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-No necesitas saber más de mí , porque no hay  más que contar. Vivo para servir-continuó él.


-¿A quién sirves?-prosiguió Sansce cada vez más intrigada-¿Y por qué lo haces?

El muchacho tardó en responder.

-¿Alguna vez...has tenido que hacer algo  que tú no quieras?

El rostro de Sansce se ensombreció.

-Sí.

-Pues es lo mismo que yo hago. No sé hacer nada más. Nací para servir a mi ama.

Sansce dio un respingo al ver que se trataba de una mujer.

-¿Cómo te llamas?-inquirió de pronto desviando el tema, no quería seguir hablando de su dueña. El joven sonrió.

-Sabía que harías esa pregunta. Sin embargo no creo que pueda contestarla. Jamás he dicho mi nombre a nadie...¿porqué habría hacerlo contigo?

Sansce hizo una mueca triste.

-Porque no tengo más propósitos para vivir, es probable que después de la tormenta intente tener una vida normal, pero si no lo consigo...-dejó al aire sus palabras, pero el joven comprendió lo que quiso decir-. Tu nombre se iría conmigo a la tumba. Además,  debes de tener un nombre. Tus padres debieron ponerte uno-argumentó Sansce.

El sujeto esbozó una media sonrisa.

-Tengo nombre, pero fue el que yo me puse con base a las experiencias que he tenido a lo largo de mi vida-explicó él. Como Sansce no lo comprendió muy bien, él decidió hacer algo que jamás había hecho con nadie.

-Acércate al fuego y por favor no te alarmes-dijo. La muchacha lo miró fijamente a los ojos y asintió. Cuando el joven decidió que Sansce estaba preparada para ver el secreto de su nombre acercó su brazo al fuego, tan cerca que las llamas le rozaban la piel, sin hacerle el mínimo daño. De pronto una inscripción se hizo visible al calor del fuego.

-No...no comprendo lo que dice-negó Sansce frunciendo el ceño.

-Provengo de un pueblo antiguo, más antiguo que el mundo mismo y ésta es nuestra escritura. Te lo traduciré; mi nombre empieza con la S, que determina los siete planos bidimensionales para llegar aquí.

Tomó una de las maderas que ardían y la pasó por su hombro.

-Este otro símbolo es "eure" que se traduce como valentía, de ahí la E-y mientras iba explicando acercaba el fuego a su cuello-. K es en honor a la inmortalidad que mi raza ha tenido a lo largos de los milenios.

Ahora iluminaba su hombro izquierdo.

-G por audacia.

-¿Cómo es audacia en tu lengua?-inquirió Sansce impresionada.

-Gwer-indicó. La miró por unos largos segundos y la muchacha notó intensidad en sus ojos dorados. Después él prosiguió a quitarse la camisa y dejar su pecho a la vista de la joven.

-Y por último "ärnei"-explicó iluminando el lado donde se hallaba su corazón-. Es por la libertad que algún día anhelo poseer.

De pronto la maga se vio cautivada por la belleza de la cicatriz que cubría todo su pectoral izquierdo y no pudo reprimir el impulso de tocarlo. Cuando la yema de sus dedos rozó la piel, el chico sintió como se estremecía entero. 

-Sek...

La mano del chico aferró su muñeca con fuerza, interrumpiéndola de golpe.  Sansce iba a hablar, intrigada por aquel abrupto silencio, pero prefirió seguir la mirada de su acompañante hacia el exterior. Tratando de divisar algo que él ya había visto detrás de la cortina de lluvia. 

-Está aquí-fue lo único que dijo. 

Las Hermanas DeltaffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora