Era mucho para procesar, demasiado, así que Okono se decidió a formular la última pregunta. Una sencilla, pero que sin embargo le angustiaba.
-¿Y dónde están estos mensajeros?
Sato miró más allá del hombro de Okono.
-Justo detrás de ti.
Todos sus músculos se tensaron. Ella imaginaba que si eran mensajeros de ángeles, serían descomunales, hermosos.
" ¡Hadas!"
Debían ser hadas o... ¿fantasmas?
La joven dejó de especular y se giró. Pero lo que vio se alejaba mucho de lo que pensaba. Dos mariposas blancas revoloteaban una alrededor de la otra, para después mantenerse suspendidas en el aire. Estáticas.
¿Ellas eran las mensajeras? ¿Mariposas? Okono no pudo evitar reírse con ironía. ¿Dónde estaban las hadas? ¿O las criaturas magníficas?
No negaba que las mariposas eran hermosas, pero no eran para nada imponentes.
-Son tan...pequeñas-susurró, por no decir "sencillas".
-Y no vienen solas-acató Sato. Apenas dijo esto, la muchacha reparó en las decenas de mariposas que se posaban en las palmeras y en la flora selvática.
Rodeándolos.
-Deberíamos dormir-Sari habló por fin con voz neutra mientras se ladeaba hasta quedar acostada. Cerró los ojos y no se movió.
Sekgä la imitó y se echó de costado.
Quedaron ella y Sato, frente a frente, mirándose con intensidad. La muchacha quiso decirle con los ojos todas las cosas que no podía decirle con palabras. Pero Sato bajó la vista, cortando el contacto visual.
Okono no pudo reprimir una punzada de dolor que se extendió desde su corazón hacia todo su cuerpo. Sin embargo no podía hacer nada. Así que se acostó en posición fetal, tratando de darse un poco de calor en medio de una noche que se había vuelto de pronto, tan fría.
ESTÁS LEYENDO
Las Hermanas Deltaff
FantasyPORTADA HECHA POR: @bizzleselfie DEMONIOS, DOS HERMANAS, UNA GUERRA. Una será la elegida para proteger el Deltaff (báculo otorgado por los Dioses para mantener el equilibrio del mundo), y la otra estará al servicio de los dang-blang. Demonios surgid...