Sus ojos azules escudriñaron el amanecer con detenimiento. Le costaba creer que algo tan hermoso pudiera surgir después de una noche tan llena de tinieblas. Cogió un trozo de trapo y lo sumergió en un charco de agua. Restos humillantes de lo que había sido el gran lago de Gatar. Humedeció el trapo lo suficiente como para quitar el lodo del rostro de la muchacha que yacía inconsciente a su lado. Parecía una eternidad desde que la había tenido tan cerca, cuando sólo habían pasado un par de meses. Y ahora que la tenía en sus brazos era incapaz de imaginar que ella hubiera corrido la misma suerte que aquel lago. Que hubiera desaparecido de la faz de la tierra en tan solo unos instantes.
Apartó aquellos terribles pensamientos y se concentró en su respiración tranquila, en aquellas pestañas largas y negras que resaltaban sus ojos tan grandes y hermosos. En sus labios carnosos al pasar la tela por ellos. Si de algo estaba seguro era que no podía dejar que nada estropeara aquella belleza tan exótica.
Él se caracterizaba por ser un joven serio, observador, acostumbrado a que nada lo sorprendiese. Una virtud difícil de obtener dadas las circunstancias del mundo en el que vivían. Pero nada, ni siquiera el saber que ella cayó de una altura de noventa metros y quedó con tan solo un par de rasguños, lo impactó más que cuando abrió los ojos.
Sansce por su parte tuvo que huir lo más pronto que pudo, ya que demasiados hombres armados iban tras ella. Pero para cuando llegaron a La Gran Sala, dentro sólo había un montón de cadáveres amontonados en el centro del recinto. Todas las víctimas yacían esparcidas sobre un charco enorme de sangre. Con una mueca de terror en los rostros, todas...excepto una. Rengt se encontraba separado del resto, echado sin cuidado boca arriba y con una enorme cortada en el cuello, señal de cómo murió. Sin embargo en sus ojos abiertos sólo había una expresión, no era miedo, no era terror como el resto. Era una mirada de fascinación absoluta.
El día que las hermanas Deltaff pusieron un pie en Gatar, dieron un vuelco a su historia. Ya que gracias a la destrucción del hermoso y antiguo vitral, el asesinato en masa de un par de decenas de hombres incluyendo al mismísimo rey y la desaparición permanente de lo que había representado Gatar; su lago, fueron motivos para que ése suceso trascendiera por los siglos de los siglos.
Mucho tiempo después, las malas lenguas dirían que aquello sólo fue mero destino que los Dioses tenían preparado por todas las fechorías que fueron realizadas en Gatar. Que el castigo fue que el agua del lago desaparecería y sería remplazada por la sangre de todos los pecadores.
A partir de ése momento y para siempre, aquella noche pasó a ser:
La Noche de las Aguas Rojas.
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Las Hermanas Deltaff
FantasyPORTADA HECHA POR: @bizzleselfie DEMONIOS, DOS HERMANAS, UNA GUERRA. Una será la elegida para proteger el Deltaff (báculo otorgado por los Dioses para mantener el equilibrio del mundo), y la otra estará al servicio de los dang-blang. Demonios surgid...