MOVIMIENTO EN FALSO

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Sansce se removía, inquieta. Algo marchaba muy, muy mal. Podía sentirlo en cada poro de su piel. Y sabía perfectamente sobre quien recaían sus preocupaciones.

Se levantó con la luz del fuego iluminándole los cortos cabellos azules. Rengi había hecho un buen trabajo y sentía el cuello más ligero. Volvió su atención a la fogata y recordó una vez más los ígneos ojos de Sekgä. ¿Dónde estaría? Desde aquella noche en que él le dijo su nombre, la maga experimentó un tipo de lazo que lo conectaba al joven, tal vez para siempre. Un lazo que en ése mismo instante le estaba diciendo que algo estaba realmente mal.

Intentó quitarse aquella idea de la cabeza.

-No, él es sólo una persona en el camino, como Rengi-se dijo a sí misma mientras veía a su nuevo compañero dormir a pierna suelta cerca de ella, pero no había punto de comparación entre el granjero y el misterioso joven que la acompañó en sus días más fúnebres y le dio una nueva chispa a su vida. Apretó los labios, reprimiendo la sensación del aliento de Sekgä sobre el suyo. Cada día era más evidente, cada día lo necesitaba más cerca de ella, pero no tenía la menor idea de dónde se encontraba. Aunque una voz interior le decía que pronto volverían a verse.

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Heinhää se masajeaba la muñeca mientras descansaba al filo de su cama. Torturar a Sekgä la había dejado exhausta, había sido largo, pero al final el joven había resistido.

Algo que debía admirar de él era su entereza. Estuvo a punto de morir más de una vez, pero por algún motivo volvía a tomar fuerzas suficientes para seguir respirando. Cuando la reina hubo terminado con su castigo, varios sirvientes tuvieron que llevárselo casi a rastras fuera de la habitación. De eso habían pasado ya más de dos horas.

¿Habría aprendido la lección? Eso era seguro. A juzgar por lo mucho que sufrió, la reina se convenció de que jamás volvería a hacer un mínimo movimiento en falso. Lo que Heinhää no sabía, era que en ése mismo instante Sekgä se estaba moviendo más de lo que imaginaba, lejos del reino. 

Las Hermanas DeltaffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora