-Así, no importa dónde te encuentres, o cuánto tiempo estemos separados, siempre habrá una parte de mí en ti-las palabras salieron despacio en un susurro. Casi sin que ella lo notase. El recuerdo era tan vívido que incluso sintió un cosquilleo en los labios. Era la última cosa que Sekgä le había dicho antes de besarla. Antes de compartir una parte de su esencia.
Heinhää se levantó, lívida.
-Ése maldito hijo de puta.
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El barco comenzó a deshacerse antes de que los chicos tuvieran tiempo de preguntarle a Sekgä lo que sucedía.
-¿Qué es? ¿Un monstruo?-inquirió Sari. Sekgä abrió la boca para contestar, pero su voz quedó ahogada bajo los gritos de los tripulantes que dormían abajo. Okono se giró instintivamente para ir en su auxilio pero el demonio la detuvo.
-No tiene sentido que lo intentes-murmuró-. La sangre ya los ha alcanzado.
-¿Qué?-Sari frunció el ceño, sin comprender. Empero Sekgä no se detuvo a explicárselo.
Mirando por encima de su hombro, la hizo a un lado y corrió hacia los botes que yacían amarrados a un costado.
-¡Tomen uno!-les ordenó Sekgä. Sari pensó que el demonio les ayudaría a destarar las cuerdas que mantenían el bote suspendido en el aire, pero el muchacho saltó por encima de éste directo al mar.
El agua helada lo recibió como agujas clavándose en su cuerpo. Sus músculos lo amenazaron con no moverse, aún débiles. Sin embargo no podía permitirse el lujo de morir.
Sekgä inspiró hondo y usó su poder como demonio para separar la sangre de las olas. Cuando creyó que ya había espacio suficientemente libre de aquel ácido natural llamó a sus amigos.
-¡Bajen!
A su lado, el barco se deshacía con una rapidez desesperante. El demonio era consciente que los tripulantes que dormían en sus camarotes se hallaban ahora muertos, o en una muerte lenta y agonizante que les carcomía la piel. Sintió un ápice de culpabilidad e impotencia al saber que su poder no era tan grande como para salvarlos a todos.
Pero al menos podía salvar a sus amigos, a Okono.
El chapoteo que provocó el impacto del bote con el mar lo devolvió a la realidad.
-¿Qué demonios está pasando?-chilló Okono, aterrada.
-¿Pero qué es?-insistió Sari.
-Nuestra sangre. Sangre de demonio.
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Las Hermanas Deltaff
FantasyPORTADA HECHA POR: @bizzleselfie DEMONIOS, DOS HERMANAS, UNA GUERRA. Una será la elegida para proteger el Deltaff (báculo otorgado por los Dioses para mantener el equilibrio del mundo), y la otra estará al servicio de los dang-blang. Demonios surgid...