NUEVA REINA

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Ella caminaba guiada por su instinto. Sabía que estaba cerca de la aldea del hombre al  que asesinó. 

Al mediodía llegó al pequeño pueblo, usando las ropas del cazador para pasar desapercibida. Sin embargo esto no evitó que fuese el centro de muchas miradas cautelosas. Aparentaba ser una mujer joven, pero un aura malévola difícil de evitar la rodeaba.

Era un lugar húmedo y sucio, sin mucho que ver. Heinhää hizo un rápido escaneo y calculó quince chozas, dos carnicerías, una panadería y una taberna. El escándalo dentro del bar le llamó la atención.  Y si ésa mujer hubiese sido una cualquiera, las pueblerinas le hubieran advertido que en aquella cantina estaban los soldados del reino Haew y que no era conveniente ir. Pero deseaban que la echaran de allí cuanto antes. Así que nadie le impidió la entrada a  la forastera, quien se encontró con un espectáculo repugnante.

El grupo de soldados se hallaban borrachos, escupiendo la comida por diversión y sentándose a las meseras en el regazo, que chillando de terror trataban de librarse de las manos de sus captores, sin éxito.

El festín de bebida y lujuria cesó al verla entrar.

-¿Pero qué tenemos aquí?-dijo un hombre con una cicatriz que le cruzaba la mitad de la cara-¿Nos trajiste nuevas mujeres Trendo?-preguntó éste dirigiéndose al dueño del lugar.-. A ésta no la había visto nunca. 

-Necesito su montura y que me digan dónde está el reino más cercano. Voy a presentarme con su soberano-indicó Heinhää sin rodeos.

El hombre de la cicatriz rió, seguido de sus compinches.

- Déjame presentarme-dijo cuando las carcajadas cesaron-.  Me llamo Marton y no sigo órdenes de una puta-otra risa burlona escapó de sus labios- ¿Porqué no mejor te quedas conmigo ésta noche y nos acompañas mañana, eh preciosa? Si trabajo es lo que buscas, te aseguro que pago muy bien-propuso, acercándose cada vez más con intensión de tomarla de las nalgas para echársela encima. Pero apenas se acercó,  ella alzó la mano y cerró el puño. Provocándole un dolor sofocante.

-Dije-repitió ella-. Que  me lleven ante rey o reina a la que sirven.

El recinto entero quedó mudo. 

Las Hermanas DeltaffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora