Respiraba despacio.
Sin prisa.
Todo a su alrededor era calma, tanto las olas del mar como el viento que le hacía tener los pies cubiertos de arena. Todo era calma, excepto ellos.
Los brujos (que nunca se separaban de Heinhää) aguardaban detrás suyo en un inquieto silencio. Arruinando la armonía que la rodeaba.
Sansce miró a su reina, expectante. No entendía que hacían ahí, tan lejos de su hogar,así que esperó a que la mujer le explicara qué sucedía. Sin embargo la demonio le tendió una daga como única respuesta.
-Sansce...es tiempo de que empieces a ejercer tu deber-le indicó Heinhää-. La sangre de los tuyos fluye con el mar, pero sin ti...sin tu poder, no son más que manchas obscuras en el infinito océano.
-¿Que desea que haga?-inquirió la maga.
-Quiero que te cortes la mano y enerves el poder que yace dormido en la sangre de los nuestros. Tu sangre será el detonador que active la magia que esconden las olas.
Sansce observó su mano, luego el océano. Titubeó por un momento, pero se las arregló para que su reina no lo notara. Sin hacer el mínimo gesto rasgó la palma de su mano y apretó el puño para que la sangre brotara.
Las gotas cayeron de su mano hacia la arena y ésta al instante se tornó negra.
Heinhää no pudo evitar sonreír de satisfacción. Su guerrera le estaba siendo más que útil.
-Anda-le apremió-. Vértela en el mar. Deja que fluya-repitió como un mantra.
Sansce caminó hasta que el agua mojó la punta de sus pies.
Volvió a titubear apretando la mano contra su pecho, sin dejar que una sola gota cayera.
Los brujos se movían inquietos. Sansce presentía que algo andaba mal con ellos. En realidad algo andaba mal con todos, incluida ella misma, sin embargo decidió ignorarlo. Por fin extendió el brazo cual largo era y lentamente abrió la mano. La abrió tanto que la piel se le tornó amarilla.
La sangre cayó sobre las aguas y éstas parecieron absorberla de inmediato.
-Mete el brazo-ordenó la reina, loca de fascinación-¡Mételo todo!
Sansce hizo lo que le pedían y sintió el cosquilleo de la sal ardiéndole en la herida.
El mar comenzó a tornarse de un tono violeta. Heinhää rió de manera desenfrenada y los brujos le festejaron, aplaudiendo y gritando vítores al aire. Sansce no entendía porqué festejaban tanto, aunque sólo una cosa le quedó clara sin necesidad de que la reina le explicase nada.
Era veneno.
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Las Hermanas Deltaff
FantasyPORTADA HECHA POR: @bizzleselfie DEMONIOS, DOS HERMANAS, UNA GUERRA. Una será la elegida para proteger el Deltaff (báculo otorgado por los Dioses para mantener el equilibrio del mundo), y la otra estará al servicio de los dang-blang. Demonios surgid...