Capítulo 17 parte 2

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Y Pablo cortó, "mierda no pude conseguir para antes del viernes, el viernes no se va a poder porque andaré con Kageyama, y si me ve en algo extraño va a quedar la grande, mierda... ¿cómo podría conseguir?, ¿y si llamo a Rodrigo?, no, eso sería muy desesperado... sería algo urgido, y no estoy urgido, es sólo que tengo ganas, nada más, sólo eso", se quedó tendido en la cama pensando en cómo obtener de la estampilla y se olvidó de Kageyama que en ese minuto estaba con sus ojos inundados de lágrimas.

El padre de Tobio se acabó de un sorbo todo el licor de su vaso – aaagg, lo necesitaba.

-    Padre creo que ya has bebido suficiente – se atrevió a decir, luego se limpió la humedad de los ojos.

-    Es cierto hijo – dejó el vaso sobre el posa vaso de la mesa – no me gusta verte llorar, creo que no lo hacía desde que eras pequeño – le regaló una sonrisa cansada.

-    Yo...

-    Lo sé, no tienes que pedir disculpas por llorar hijo, hace bien, era yo el que estaba equivocado al decirte que lo hombres no lloran – carraspeó – como te iba contando, pasó un año yo ya tenía ocho años, no repetí porque estudiaba para no ser una molestia pero mi hermano sí, le afectó mucho, fue peor, comenzó a juntarse con gente de la que es mejor estar alejado, ya no me cuidaba y por ende yo pasaba la mayor parte del tiempo solo, lo odiaba. Mi madre no atajó a mi hermano a tiempo y sentía culpa por ello, no la comprendía en ese entonces pero ahora sí, ella estaba pasando una depresión, no una pena hijo, era la enfermedad, de esa que no puedes salir sin ayuda, obviamente en ese estado era imposible para ella ayudar a mi hermano, creo que todos estábamos a la deriva... yo veía como se iban destruyendo – hizo una pausa, tal vez para prepararse para lo que iba a decir – . Llegó un día en que estábamos cenando, dentro de ese silencio que te deja escuchar el masticar del otro y el tintineo de los cubiertos, cuando mi madre le pido algo a mi hermano y éste, no sé porqué lo hizo, aún sigo sin saberlo, le tiró la sal. Mi madre le gritó, lo retó, se levantó a pegarle una cachetada, no era para menos, ella se sacrificaba todo el día para llevarnos alimento a la mesa, el dinero que nos daba mi padre sólo alcanzaba para el arriendo de la casa para nada más, pero mi hermano le detuvo el brazo y le gritó si acaso no era lo suficiente buena mujer como para ser abandonada por un hombre... ahora que lo pienso, la reacción de mi madre me asombró, no lo negó, no dijo algo como: "eso no tiene sentido", sólo se tapó la cara con ambas manos y salió corriendo, como aceptando la verdad o tal vez tuvo la certeza de algo que ya sospechaba. No sé porqué mi hermano dijo lo que dijo de esa forma, o sea, ¿no había tomado la decisión de esconderlo desde un principio?, ay hijo, creo que el secreto lo estaba matando, le carcomía las entrañas dejándolas expuestas y no pudo aguantar más, creo que tenía rabia con todo y con todos, con mi padre por abandonarnos y más encima por un hombre y a mi madre por no pelear por su hombre, o no sé, por ser tan sumisa y pasiva o por no haber descubierto por ella misma el secreto y haber tenido que decírselo... mi hermano como adolescente que era, era una misterio para mí de sólo ocho años, en ese minuto el rostro de mi hermano me dio miedo, tenía la mandíbula desencajada, su entrecejo arrugado, el labio superior levantado en las orillas, estaba rojo en las mejillas pero pálido alrededor, su mirada era de puro odio y desprecio, gritó: "los homosexuales son un asco, no deberían existir, yo me encargaré de matarlos a todos, hasta que no quede ninguno vivo", tomó el cuchillo y se cortó la muñeca con una forma de cruz, no profundo, superficial per lo bastante para que saliera sangre y ésta cayera a la mesa. Yo no había visto sangre nunca, quedé paralizado, estaba asustado, asustado por la transformación de mi hermano, de mi héroe, de mi ejemplo a seguir, ya no quería seguir viendo como se estaba transformando en este nuevo ser, finalizó con un : "lo juro".

-    Padre, ¿y mi tío?.

-    Ya llegaremos a esa parte hijo, ten paciencia.

-    Sí papá – Kageyama estaba en la punta del sillón escuchando la historia, era cierto lo que decían eso de que la realidad supera a la ficción. Su cabeza era un hervidero de pensamientos y su corazón un revoltijo de emociones, su vida había sido un mar de rosas comparado a lo que vivió su padre. Lo miró con cariño y un dejo de lástima.

-    Oh hijo, no me mires así, eso ya pasó hace mucho tiempo – dijo con una voz poco modulada.

-    Perdón, no sé cómo lo estaba mirando – desvió su mirada hacia la alfombra muy avergonzado, "mi papá sabe que me da pena lo que me está contando".

-    ¿Quieres que te siga contando?, pareces cansado – a penas se le entendía lo que quería decir.

-    No, no estoy cansado pero usted sí – se paró y caminó dubitativo hacia su progenitor – creo que es hora de que se acueste.

-    No quiero acostarme, por favor, hazme un café – echó su cabeza hacia atrás y la resposó sobre el respaldo de su sillón favorito.

-    Claro papá.

Kageyama fue hacia la cocina, prendió la luz, observó los muebles de color crema con tonos durazno, hace tanto tiempo que no estaba en ella que le pareció raro, se sintió fuera de lugar, recordó la casa de Hinata, la calidez y bulla que siempre había, "Hinata... lo debería llamar pero no creo que sea buena idea en este momento, mejor cuando termine de conversar con mi padre, aunque siempre puedo mandar un mensaje". Sacó el teléfono de su bolsillo y le escribió a su novio.

-    Amor, estoy bien, estoy conversando con mi padre, todo en orden, te llamo cuando termine de hablar con él.

Apretó enviar y se guardó el teléfono en el bolsillo, sacó el hervidor, le echo agua y accionó el interruptor para que el agua calentara, por mientras sacó el tazón favorito de su padre, el negro completo, del estante superior, tomó el tarro de café y el azúcar, era raro nada había cambiado desde que se fue, todo seguía donde mismo, excepto su padre. Su bolsillo vibró, sacó el teléfono, "debe ser Hinata", pero no, era Aiko...

Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora