Capítulo 48 parte 2

670 81 76
                                    

— ¡Corre Hinata!, ¡corre! — gritaba Kageyama al ver como este hombre se acercaba a su novio.
Quería moverse, sabía que se debía mover, lo entendía, era lógico, pero su cuerpo estaba semiparalizado, una gran cantidad de adrenalina se vertió en su torrente sanguíneo, ayudándolo a reaccionar, el hombre lo miraba fijamente, un ave rapaz con el objetivo identificado, su presa no se debía escapar. Hinata no le veía la cara ya que el hombre llevaba mascarilla, pero sí pudo apreciar la frialdad en sus ojos, esos ojos de asesino, esos ojos que te hablan de que nunca tuvo remordimientos, era la vista de un desalmado.

Gateando rápidamente, la niña del exorcista quedaba chica a su lado, chocó con la pared de un patio, ya no había escapatoria a no ser que se levantara lo más rápido posible, el hombre estaba a dos pasos... hizo lo que se le daba mejor hacer, apretando todos sus músculos en la máxima tensión saltó, saltó en diagonal como si estuviese recibiendo un pase del amor de su vida, el hombre quedó perplejo, no se lo esperaba, "así que eres una especie de ardilla voladora...". Se giró justo cuando le llegó un golpe del bolso de Kageyama el cual giró con todas sus fuerzas para estamparle en todo el rostro sus libros. Hinata no sabía que hacer, ¿correr?, ¿pelear?, el típico "to fly to fight" de lo que hablaban los libros, hay dos tipos de reacciones, huir o enfrentar el peligro.

El hombre gruñó al recibir el golpe, quería gritar 'maldito bastardo', pero no debía, no les daría ni siquiera la pista del sonido de su voz, con el cuchillo en mano describiendo una semi curva intentó alejar a Kageyama que ya había retrocedido, Hinata estaba atrás del tipo y Kageyama frente a él, si querían huir juntos uno de los dos debía pasar por delante de la bestia negra.

— ¡Hinata corre! — gritó nuevamente Kageyama que por ningún motivo dejaría que alguien le hiciese daño a su amado — ¡corre maldita sea!.

Hinata no respondió, ni muerto dejaba solo a Kageyama, sabía que jamás se perdonaría si algo le sucediese al amor de su vida, buscó en la calle, con su mirada frenética miró hacia todos lados, algo, debía haber algo que pudiera ser usado... un fierro, una piedra, algo maldita sea...
El tipo de un segundo a otro, aprovechando que Kageyama desvió su vista hacia Hinata y a que éste estaba mirando hacia otro lado, se abalanzó hacia naranjito...

— ¡Noooooooo! — se escuchó la voz del ceñudo.

Su corazón latía con desenfreno, sus manos tiritaban, un sudor empapaba su cuerpo, su visión nunca fue más clara, sentía que tenía toda la fuerza del mundo, corrió hacia el muro contrario y saltó impulsándose en el muro, como en el partido contra Johzenji, se convirtió en un mini spider y rodeó al tipo, otra vez el hombre quedó impresionado, el pequeño tenía increíbles habilidades atléticas, se sonrió, "pequeña sabandija escurridiza", Hinata estaba al frente de Kageyama justo cuando el hombre se lanzó directo a la espalda de Naranjito, Kageyama al ver la inminente estocada en la espalda de su novio lo agarró de la mano y lo tiró hacia sí mismo en el segundo exacto, el cuchillo rasgó la tela del polerón de gimnasia, destruyendo los kanjis que decían: preparatoria karasuno, club de voleibol...

Kageyama quedó frente al hombre, Hinata voló hacia atrás, casi se estrella contra un poste luz que por desgracia alumbraba poco, casi nada... se giró, lo que vio detuvo por un segundo su circulación sanguínea y su corazón, el cuchillo iba hacia el rostro de su amado...

— ¡KAGEYAMAAAAAAAAAAAAAA! — gritó con todas sus fuerzas.

El cuchillo pasó por el lado de la mejilla de Tobio ya que el hombre disminuyó la velocidad de la trayectoria de su jinconazo, Kageyama alcanzó a mover su cara, por puro instinto y por lo que alguna vez vio en las películas y video juegos, agarró el brazo con el cuchillo y lo giró haciendo una llave, obviamente no le resultó perfecta pero fue lo suficiente para que el hombre se inclinara y sacando a relucir todo su miedo y rabia lo tiró lejos, bueno lejos entre comillas ya que sólo fue un metro y medio pero efectivo ya que el hombre trastabilló y cayó al suelo, el cuchillo voló de su mano ya que la ocupó para afirmarse, es instintivo este movimiento nada pudo hacer. Hinata corrió y pateó el cuchillo lejos del hombre y saltó hacia atrás...

— Kageyama ahora, corramos...

Así fue, ambos corrieron como desaforados, escapando de la experiencia más extrema que han vivido a su corta edad, sentir el miedo a ser heridos, sentir el miedo a morir, sentir el pavor de perder y que maten a tu amado justo frente a tus ojos...

"Kageyama... mmm... Kageyama... ¿cuántos años tendrá ese chico?, era fuerte... Kageyama... no puede ser...". Quedó sentado en el suelo, lamentablemente para él, su presa era más joven y atlético, jamás lo alcanzaría, jamás... pero si hubiese una bicicleta... miró hacia atrás y ahí estaba la bicicleta del enano. "Perfecto... pero, mierda, sólo sé donde queda su casa, no sé por dónde se irán, no puedo atacarlo frente a sus vecinos... oh", cayó en cuenta del escándalo que habían causado, miró hacia los lados, todas las luces de las casas estaban encendidas y se veían las sombras de las cabezas asomadas, algunas en posición de estar llamando, "¡mierda!, ya deben haber llamado a la policía, no me puedo llevar la bicicleta... me podrían encontrar...".

Se levantó y corrió... en una esquina escondido, se sacó la ropa y la dio vuelta, ahora iba vestido de un llamativo rojo y su gorro, también reversible, de un hermoso morado... "esto los despistará".

— Sí, claro jefecita, no hay problema... una consulta si no es mucha la impertinencia de mi parte... esto... ¿por qué quiere que vigilemos al pequeño?...

— Porque uno de los nuestros me dijo que vio a alguien que lo estaba siguiendo, tal vez son tonteras, pero prefiero hacer algo y que sea una pérdida de tiempo a estar lamentándome no haber hecho algo... así de simple. Hazlo ahora mismo.

— ¡Sí jefecita!.

— Ah, pero que Shouchan no sepa... hazlo con sigilo...

— Claro, a su orden.

Ella cortó sin despedirse, Carlos separó el teléfono de su oreja, gotitas de sudor quedaron en la pantalla, su oreja estaba caliente y mojada, su mano que apretaba el teléfono estaba agarrotada de lo fuerte que lo estaba sosteniendo.

"¡Mierda!, ¡mierda!"...

— ¡Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

"Espero que el imbécil no haya echo nada aún... estaremos fritos si algo le pasa al renacuajo, lo malo es que no me puedo poner en contacto con él, si ya hizo algo no puede quedar registrada mi llamada, ¡maldición!". Se agarró la cabeza con ambas manos apoyando incluso el teléfono en su frente.

"¿Qué hago?, virgencita de Guadalupe ilumíname", se persignó y cerró los ojos...

— Ojalá aún no hayas hecho nada... — dijo en un susurro.

—————
Gracias por seguir apoyando la historia.
Ahora sí puntual, ya estoy en la ciudad no tengo problemas técnicos... aunque extraño el campo 😣, pero ahora tengo internet... no hay mal que por bien no venga..., debo ver el lado positivo.

Un abrazo queridos lectores ヾ(๑╹◡╹)ノ" ٩(๑❛ᴗ❛๑)۶, ¡a romper costillas se ha dicho!.

Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora