Capítulo 30 parte 3

834 98 39
                                    

Hinata iba en la bicicleta en una carrera loca, enrabiado pedaleaba, aceleraba y el viento se llevaba las lágrimas que corrían a través de sus mejillas, "no podré, no podré... pero debo hacerlo, es ahora o nunca". Llegó a la casa exhausto, tenía los ojos rojos por lo que se escabulló al baño a lavarse la cara, no quería que su madre y Natsu se preocuparan, debía estar bien, costara lo que costara, además debía hacer el doble fondo del último cajón de su clóset, se cambió de ropa por una más cómoda, bajó la escalera y se encontró con su madre y Natsu que venían llegando de comprar.

-    Hola Shou chan, ¿cómo estás? – le dijo su madre con voz preocupada.

-    Hermanitoooooo – Natsu se colgó de sus brazos y le besó la mejilla.

-    Hola mamá – acarició el cabello de su hermanita y la miró con ternura - ¿cómo está la hermanita más linda de todo el universo?.

-    Súper bien – lo miró con detención – tienes los ojitos rojos.

-    Sí, debe ser que anoche no dormí mucho.

-    Sí hijo, déjame verte – la madre se acercó tomó su mentón y le giró la cara para los lados observando su rostro – tienes desinflamada la mejilla pero tus ojitos de verdad están rojos.

-    Es el trasnoche mamá.

-    Mmm, ¿estás seguro?... hijo si quieres conversar conmigo yo siempre estaré disponible, ¿entenido?.

-    Gracias mamá, pero es verdad que no dormí nada anoche y estoy cansadísimo, tengo que hacer algo para artes manuales, iré al estacionamiento donde el papá guarda sus herramientas y esas cosas.

-    Pero hijo, ¿no sería mejor que te acostaras a dormir temprano.

-    Termino eso y me acuesto – "si me quedo solo en la pieza no podré aguantar...".

-    Pero antes debes comer – le tomó el brazo – estás muy delgado, no quiero que te enfermes, ¿te has sentido mejor del estómago?.

-    Sí mamá, perfectamente.

-    Ay gracias a Dios, pensaba llevarte al médico si seguías así, creo que te enfermaste de pena.

-    ...

-    Ya, no debí decir eso, mi tesoro, anda a hacer tus cosas

-    Sí – soltó a Natsu – voy a trabajar en un proyecto ¿me esperas para darme el beso de buenas noches?.

-    Síiiiiii, aunque sea súuuuper tarde me quedaré despierta a esperarte.

-    Gracias Natsu.

Ella sonrió. Hinata fue al garage, prendió la luz, ésta era muy tenue pero igual servía.

-    ¡Ya!, manos a la obra.

Rebuscó entre los utensilios que había en una caja dentro del mueble, encontró: una tabla vieja de corcho, de esas que se ocupan para pegar memos, fotos, etc. La sacó, la miró, "esto puede servir, es delgada... aunque tal vez la deba pintar para que no se note que está sobrepuesto, necesitaré pintura blanca, pero primero lo primero, debo medir la parte de abajo del cajón y luego cortar esto... necesito una huincha de medir...". Se paró y fue por una caja de herramientas, la abrió, sacó la mayoría de las cosas ya que estaba bastante desordenado, como es típico, justo lo que buscaba estaba al fondo de la dichosa caja, sacó la huincha, guardó todo de la misma forma desordenada. "Bien ahora debo buscar algo con que cortar esto... si seré estúpido, había un corta cartón en la caja", volvió a vaciarla hasta que encontró lo que buscaba, "mmm debo pegarlo de alguna forma que no se note pero una forma fácil para poder sacarlas...", Hinata no se daba cuenta que inconscientemente pensaba seguir consumiendo. Fue a su pieza, en el camino se cruzó con su hermana.

-    ¿qué vas a hacer hermanito?.

-    Es para un proyecto de la prepa.

-    Ah, ¿pero qué?.

-    Voy a hacer un mural.

-    Oh que entretenido, lo quiero ver cuando esté listo.

"Mierda... ¿qué le digo?..." – no lo podrás ver porque ahora sólo voy a hacer la primera parte y me lo llevo mañana en la mañana – acarició su cabeza con ternura.

Natsu hizo un puchero enfurruñada pero ante la sonrisa de Hinata se rindió y siguió su camino.

Naranjito lo primero que hizo al entrar fue cerrar con llave, abrió su clóset y luego sacó el último cajón, vació su contenido de calcetines y bóxer, lo dio vuelta y con huincha en mano lo midió, ya tenía lo que necesitaba, guardó las prendas y lo colocó de vuelta.

Volvió al garage, "ahora necesito un plumón, es cierto eso que hay que planear las cosas con anticipación", tuvo que ir a su pieza de nuevo a buscar el plumón. Volvió, marcó la tabla de corcho con las medidas y la cortó, "ahora la debo pintar...". Rebuscó por todo el lugar pero no había pintura blanca, "mañana deberé comprar... además necesitaré tornillos para afirmarla al cajón... a ver tengo destornillador", revisó, "sí tengo... pero lo que no tengo es esa cosa, esa máquina para hacer los hoyos, mierda, lo de los tornillos no podré hacerlo", se quedó sentado en el suelo con las piernas cruzadas, mientras miraba el techo, pasó un buen rato sin tener idea de qué hacer hasta que se le ocurrió, "ya sé, qué fácil, poner esas cositas que se ponen en los marcos de las fotografías, que tiene 'patitas' que uno puedo mover y así sacar la tabla, así sólo necesitaré clavos y un martillo y obvio las cositas esas que no sé como se llaman pero puedo preguntar... mañana faltaré al entrenamiento e iré a comprar, Suga san me entenderá". Dejó todo en un rincón.

Su padre llegó y comieron juntos, Hinata miraba el plato con desánimo.

-    Hijo, ¿no tienes hambre? – preguntó su padre.

-    No mucha.

-    Ya veo, supe que estás con problemas en el corazón – recibió la mirada fulminante de su esposa, que si hubiera tenido un arma lo acribilla ahí mismo.

-    ¡¿Mi hermanito está enfermo?!.

-    Papáaaaaa – dijo en tono de reproche – no Natsu, se refiere a que tengo pena.

-    Yo te curo la pena, te hago mucho cariño y así se pasa.

-    Gracias – "ojalá y fuera tan simple Natsu, ojalá y tu cariño me curara".

El padre se quedó mudo, entendió que mejor era no tocar el tema. Hinata al final se comió todo y logró retenerlo hasta que se fue a acostar... otra tormentosa noche se avecinaba, lo sabía, se preparó mentalmente, "no recaeré, no lo haré, yo puedo, yo soy capaz... yo puedo", era su mantram. Los temblores nocturnos lo atacaron con fuerza, los dientes le castañeteaban, el sudor frío lo bañaba, rodó por la cama pero por lo exhausto que estaba se durmió, despertó a las tres y media de la madrugada, un deseo irrefutable lo invadió, ya no podía aguantar más. Despegó el sobre que tenía pegado bajo el cajón del velador... "sólo un cuarto... sólo un poco, no es sensato dejarlas de golpe hay que ir disminuyendo la dosis...", abrió y boca y comenzó a volar...

----

Un abrazo rompe costillas ٩(๑❛ᴗ❛๑)۶。
Gracias por seguir la historia.

Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora