Capítulo 62 parte 2

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— Gracias Hinata kun — miró a Keisouke, movió su cabeza en señal de que siguiera caminando con ellos.

Keki kun se colocó a su lado, le tomó el delantal y siguieron caminando. Hinata no intentó entablar conversación, se dio cuenta solo que ese niño era tímido, cuando lo vio por primera vez estaba solo, con la mirada gacha pintando en un cuaderno mientras todos los demás estaban en sus asuntos, al principio pensó que era por la edad tan dispar con los otros pacientes, pero al verlo todo compungido cuando estuvo frente a él y que habló al oído de la doctora notó que tal vez había algo más que sólo la diferencia de edad.

— Este es el patio — señaló — ¿quieres salir Hinata kun?.

Hinata dudó, le gustaba lo que veía, el verde del pasto, los pequeños árboles de tonalidades rojizas, amarillas y un poco de café y verde, la pequeña fuente de agua que tenía al medio una figura de un ángel con sus alas extendidas, todo eso le gustó, quería salir pero hacía mucho frío, negó e inmediatamente miró a Keki kun, "tal vez él quiera salir".

— Si Keki kun quiere salir, salgamos por favor — luego de hablar se sintió avergonzado, no pensó muy bien si podía llamarlo así, tal vez ese no era su nombre y era sólo un apodo, es un poco confianzudo que alguien que recién te viene conociendo te llame por tu apodo, lo miró — perdón, escuché a la doctora llamarte así... ¿puedo decirte así también? — preguntó con un hilo de voz, era extraño este niño lo hacía ponerse nervioso.

Keisouke afirmó varias veces y muy enérgicamente dando a entender que no había ningún problema. Hinata sonrió, pero quedó perplejo, ¿era un 'sí' a salir al patio?¿o era un 'sí' de que lo podía llamar Keki kun?.

— Doctora salgamos un poco pero creo que keki kun necesita una bufanda o algo más abrigado — pensó en Natsu.

Keisouke negó, otra vez no entendía a qué se refería si a que no importaba salir sin algo abrigado o que no quería salir.

— Keki kun, ¿quieres acompañarnos al patio? — la doctora lo miró pacientemente.

Keisouke afirmó con fuerza. No quería que ese niño de pelo naranja lo odiara por lo que se estaba esforzando al máximo en comunicarse claramente y a decir que 'sí' a todo lo que el recién llegado quería

— ¿Necesitas algo más abrigado? — volvió a preguntar la doctora.

Negó pero metió sus manos en los bolsillos de su polerón el cual tenía uno de esos bolsillos adelante a lo kanguro. Hasegawa comprendió al segundo, obviamente tenía frío, pero no quería ser la causa de no poder salir, no quería incomodar.

— Mmmm, chicos, yo tengo frío, salgamos en otra ocasión mejor — se tomó los brazos y se los sobó — ¿no te molesta Hinata kun?.

— No, para nada, es verdad hace frío — no mentía, tenía las manos gélidas.

— Este pasillo es siempre así, no tiene calefacción pero el resto del recinto es calefaccionado y en verano es muy fresco y agradable — miró con ternura a Keki kun — ¿cierto que es fresco en verano?.

El niño afirmó y frunció el ceño dando a entender que era muy serio en lo que "decía". Hinata al verlo no pudo evitar recordar a su amado y al hacerlo estalló en lágrimas, se arrodilló, se tapó la cara con ambos brazos y lloró liberando todo el miedo y la tristeza que había intentado reprimir desde un comienzo.

Keki kun comenzó a temblar, era un pequeño espasmo, estaba asustado, mejor dicho aterrorizado, "fue mi culpa, es mi culpa, siempre es mi culpa, yo fui, soy malo, no debí meter mis manos, yo..." una mano cálida sobre su cabeza detuvo esos pensamientos, miró hacia arriba y la doctora le indicó con la otra mano que le iba a hablar, tenían una especie de código, un movimiento especial, ella se agachó y le susurró.

— Él también tiene problemas, es su primer día y está asustado, debe haber recordado algo, no es por ti Keki kun.

Ella había pasado todo el tiempo con aquel pequeño, desde que llegó a internarse, sólo serían dos meses hasta que pasara la tormenta, hasta que encontraran a alguien quien se hiciese cargo del niño ya que esta es una institución privada que cuesta mucho dinero, pero ya llevaba cuatro años ahí, nadie lo había 'reclamado'...

Keisouke miró a Hinata ahí arrodillado en ese frío pasillo, con los ventanales a contra luz, con el paisaje del patio y su jardín de tonos rojizos que hacían juego con su cabello, un haz de luz penetró las nubes reinantes y se produjo algo mágico para él, la luz se reflejó en la fuente de agua e iluminó a Hinata que estaba justo en la posición perpendicular al ángel y las alas de la estatua quedaban justo como si fuesen de él, la luz lo iluminaba y tenía alas. Keisouke no se contuvo se abalanzó hacia Hinata y lo rodeó con sus brazos pequeños y habló.

— Yo te cuidaré — apretó su agarre.

Hinata se sorprendió de la reacción de este pequeño, pero no entendió el gran acontecimiento que había sucedido, es más, siguió llorando ahora con más fuerza porque extrañaba a Natsu a su preciosa hermana menor, a esa niña que lo admiraba, al recordarla su llanto se volvió un torrente, "¿qué ejemplo te he dado Natsu?, Qué basura de hermano mayor tienes".

La doctora Hasegawa también lloraba intentando no hacerlo, por fin Keisouke habló en voz alta y a otra persona que no fuese ella, cuatro años, hace cuatro años que Keki kun no hablaba así delante de otro ser humano, con todos sus esfuerzos sólo pudo lograr que le hablara a ella y hoy por fin al llamarla frente a Hinata y ahora al hablarle a Hinata había dado el primer paso para una recuperación, tenía un nudo en la garganta, metió su mano en el bolsillo y apretó al Buda, "Gracias universo, gracias".

Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora