Capítulo 34 parte 2

863 91 79
                                    

La semana pasó rápido, no se dieron cuenta cuando ya era viernes y estaban terminando el entrenamiento, Hinata se cambió de ropa medio desanimado, "estos días hemos tenido que ser disimulados por petición de Kageyama por respeto a esa tipeja, no nos hemos besado lo suficiente, ya no tenemos espacios y tiempo para estar a solas, que rabia esa tipa, incluso ahora estando juntos sigue molestando, pero cuando pienso en que Yachi san pudo estar en su lugar mi corazón se ablanda...", suspiró y se colocó la chaqueta, miró hacia el lado y sonrió a su amado que lo estaba esperando.

- Hinata, hoy quiero que vayamos a mi casa – le soltó de la nada.

- Kageyama... pero tu papá... yo, no sé... yo creo que me darán permiso pero... – no quería reconocerlo pero aparte del miedo que le tenía a la reacción del padre de Kageyama era hoy un día muy perfecto para un vuelo.

- No te preocupes, ya lo conversé con él ayer y te va a recibir bien.

- ¿Estás seguro? – "no podré volar... pero estando con Kageyama me puede ayudar a dejarlo, últimamente sólo ocupo un cuarto de la estampilla pero ha sido más seguido, ya no es lo mismo, el efecto es más tenue, pero... si no lo hago comienzo a sentirme un poco mal... ¿Qué haré?... mierda".

- Sí, lo estoy, quiero que te quedes esta noche – al terminar de hablar sus mejillas se encendieron su resto, era obvio por lo que quería que se quedara en su casa a dormir, no precisamente por dormir.

- Kageyama... yo... llamo a mi mamá para avisarle...

- Gracias amor – se acercó mientras naranjito sacaba su teléfono y marcaba a su madre, le dio un beso en la frente.

Suga volvió a mirar su teléfono, ya era mucho tenía 5 llamadas perdidas de Kenji, las borró, no quería problemas, pero sabía que debía contestarle, así que optó por una opción más light, escribirle un mensaje.

- Kenji, mañana no voy a ir a tu casa, me debo quedar estudiando y no quiero distracciones, además Daichi se pone celoso y prefiero no molestarlo.

Guardó su teléfono pero éste sonó a los segundos de haber mandado el mensaje. "¿Qué hago?, ¿contesto?", miró a Daichi.

- Amor, me llama Kenji, voy a contestar afuera, te espero debajo de las escaleras para que nos vayamos juntos.

- Claro señor Sugawara – le cerró el ojo mientras se cambiaba.

El teléfono de Suga seguía sonando, lo contestó a penas Salió del cuarto del club.

- Alo... Kenji.

- Hola Koushi, te llamo porque no quiero un 'no' por respuesta, ven a mi casa el sábado – "no estará ni mi hermana ni mi padre, es perfecto para tirarme sobre ti, sabiendo como reaccionas conmigo te será imposible renunciar a mí, caerás redondito entre mis brazos... ay ya quiero que sea mañana".

- Kenji, no lo haré, por favor deja de insistir.

- Te llamaré mañana, tal vez cambies de opinión.

- No lo haré, buenas noches...

- Eh... Koushi... por favor, habla conmigo, no me cortes tan rápido, extraño conversar contigo, además le podría decir algunas cosas a ese capitán tuyo y tú no quieres eso ¿cierto?...

- Di lo que quieras Kenji, de verdad te debo cortar, adiós – le cortó sin una pizca de remordimientos por hacerlo, pero sí los tenía por sentir emoción por hablar con él.

Suga sabía que lo que sentía por aquel personaje no era amor, era calentura, sus cuerpos eran mil por ciento compatibles, el sólo roce de sus dedos le producía una piloerección exquisita, unos escalofríos deliciosos... él significaba peligro y uno inminente, no debía estar a solas con él bajo ninguna circunstancia.

- ¿ya le cortaste amor? – le pregunto Daichi bajando por las escaleras.

- Sí, le dije que mañana no iría a almorzar con él, que me quedaría en casa.

- Que bueno, ¿sabes?, él me produce algo como suspicacia... no sé como explicarlo.

- Ah, puede ser... – "cuando lleguemos a la casa le contaré todo, le diré que él me persigue y que me produce cosas, le debo decir y dejar todo en claro, no quiero que sea Kenji el que se lo diga, quiero que Daichi sepa todo por mí... ojalá me entienda".

Caminaron conversando de cosas del próximo partido contra esos universitarios de Tokio...

Hinata y Kageyama iban camino a la casa de éste, naranjito llevaba la bicicleta a su lado, estaba nervioso, le sudaban las manos, "su papá definitivamente va a enloquecer... lo sé, lo tengo claro... no quiero que se pelee de nuevo con Kageyama, pero si eso pasa, tal vez Kageyama vuelva a vivir conmigo eso sería perfecto... ¡mierda! así tendré que tener más cuidado con las estampillas, además debo ir al pájaro azul este martes que viene, debo hacer como que necesito las dosis, que bueno que no se han dado cuenta de que faltan estampillas".

En el pájaro azul Carlos recibía una llamada de uno de sus compradores habituales...

- Voy directo al grano, cuando llegaron las cajas de helado, faltaban 30 helados de frambuesa, y tú sabes que ese sabor es el que más piden, ¿lo entiendes? – la voz al otro lado del teléfono era tensa.

- Lo entiendo perfectamente, veremos quién cometió el error... aunque me gustaría saber si contaron las cajas de helado frente a nuestros repartidores o no.

- Sí, las contamos frente a ellos como es habitual.

- Okey, los llamaré de inmediato para saber qué fue lo que sucedió.

- Por favor arreglen el problema lo antes posible, nosotros sólo habíamos pedido pocas cajas de helado y nuestros clientes prefieren la frambuesa, pero como estamos tratando entre caballeros, les mandé el total del pago, incluyendo lo faltante... espero tener noticias de ustedes lo antes posible.

- Claro, no se preocupe, esto lo solucionaremos, eeeeh, me gustaría que esto no llegara a más oídos, porque si hay una persona que esté haciendo mal su trabajo, me refiero a que esté sacando los helados, si se entera se pondrá alerta, no le cuente a nadie más de nuestro negocio, quiero absoluto silencio – "si tenemos que hacer desaparecer a alguien mientras menos gente lo sepa mejor, además no quiero que la jefa se entere, ella da miedo enojada, uno nunca sabe como va a reaccionar".

- Por supuesto, yo haría lo mismo si fuera al revés, ya, hasta luego.

- Tendrá noticias pronto.

Ambos colgaron, Carlos llamó a sus repartidores y ellos confirmaron lo que le había dicho su comprador, faltaban estampillas, Carlos inmediatamente sospechó de ellos, de los repartidores, pero no dijo nada, no podían ser tan estúpidos como para robar la mercancía antes de entregarla. Se le ocurrió mirar las grabaciones de las cámaras de vigilancia.

Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora