Volemos 2 (yaoi), [kagehina] [daisuga]

Capítulo 38 parte 2

Llegó el tan temido sábado, Suga estaba nerviosísimo ya que su amado saldría con aquella belleza de Chihiro, pero hizo acopio de fuerzas de flaqueza y le sonrió a Daichi cuando éste se despedía.

-    Pásalo bien amor, ¿en la tarde vas a ir a la casa de mis padres? – preguntó Suga, quería que le respondiera que sí, así llamaría a la casa y podría confirmar a que hora llegó, sacaría las cuentas de cuantas horas estuvo con ella, sabía que esto era un acto de un ser celoso, pero no podía dejar de tener miedo. Bastante se aguantaría con no llamarlo al celular a cada minuto.

-    Sí, no creo que ella se demore mucho en lo que tiene que hacer, a penas me desocupe voy a la casa de tus padres, mi suegrita me enseñará otro plato para mimar a un señor de cabellos plata que tiene un coqueto lunar bajo el ojo – se acercó y besó el lunar.

-    Ah jajaja, Daichiiiii.

Suga estaba feliz recibiendo el cariño de su amor, pero tenía que cerrar la puerta y dejarlo ir.

Una vez solo fue hacia la cocina a poner agua a hervir, necesitaba un café, tenía mucho sueño, no era de los que se levantaba temprano por gusto, pero a parte de levantarse para despedir a su amado lo hizo porque iba a estudiar, sí o sí, avanzaría en las materias ya que quería ir a una excelente universidad, además tenía que aprender bien si quería enseñarle a Daichi.

Kageyama fue a dejar a Hinata a su casa, no durmió bien, luego de que hicieron el amor su naranjito estuvo ansioso, no dejaba de moverse en la cama, además transpiró mucho, y de repente tiritaba, el ceñudo pensó que tal vez estaba incubando un resfrío, le tocó la frente pero ésta estaba empapada de sudor aunque no tenía fiebre. Ambos no durmieron, tenían sendas ojeras, y la madre de Kageyama al verlos quiso preguntarles si les había pasado algo, pero luego reculó y lo pensó mejor, se rió al darse cuenta de que su retoño había hecho cosas 'impuras' con su novio toda la noche, lo pensó así, con un dejo de ironía.

-    Kageyama, ¿quieres pasar? – lo miró anhelante porque le dijera que sí, "por favor quédate conmigo así de seguro me aguanto un poco más y no las ocupo, por favor quédate conmigo".

-    No puedo amor, voy a ir a la casa de Aiko más rato, recuerda en que quedamos que me iba a presentar a sus padres, es el último favor que le hago – acunó las manos sujetando las mejillas pálidas de Hinata – es sólo por esta vez, te prometo que todos los fines de semana lo pasaremos juntos – se acercó lentamente y besó con ternura los labios de naranjito.

Luego del beso se hicieron 'chao' con la mano, el número diez de Karasuno vio alejarse la espalda de su amado, suspiró antes de entrar a su casa. Su madre y hermana estaban en la entrada espiando, cuando abrió la puerta ambas se hicieron hacia atrás para nada disimuladas.

-    Hijo, ¿cómo estás? – en su sonrisa se notaba el nerviosismo por haber sido descubierta espiando.

-    Hola mamá – miró en dirección de la pequeña – hola Natsu, ¿cómo está la hermanita más bella del universo? – abrió los brazos y recibió un abrazo de esos apretadísimos.

-    Te extrañé – apretó su agarre – ¿ya te reconciliaste con Kageyama niichan?.

-    Jajaja sí, además no sé porqué preguntas si me estaban mirando – dijo divertido.

-    Perdón – respondieron ambas semi arrepentidas.

-    No importa – miró a su madre aún con Natsu en brazos —mamá me voy a acostar un rato, tengo sueño – naranjito estaba exhausto, no mentía en esto.

-    Claro hijo – "jijiji ya me imagino el porqué".

-    ¿por qué estás con tanto sueño hermanito? – preguntó inocentemente.

-    Porque dormí mal anoche, no estoy acostumbrado a dormir en otro lado – mintió sin remordimientos, era una mentira blanca.

-    Está bien – se bajó de un salto ágilmente – yo te acompaño a la pieza y te arropo – no fue una petición, fue casi una orden.

Hinata sonrió y se dejó guiar. Ya arropado y besado en la frente cerró los ojos intentando dormir y evadir las ganas de meterse en el doble bolsillo de su bolso.

Sugawara no se podía concentrar, miraba la hora a cada rato, en una de esas veces recibió un mensaje de kenji, era una fotografía.

-    ¿qué me habrá mandado?... mejor no lo veo porque si lo hago me comenzará a hablar.

Iba a dejar el teléfono de lado cuando comenzó a sonar, era él, no quería contestar así que le bajó el volumen, pero ese muchacho era insistente y no quería apagar el teléfono por si lo llamaba Daichi, así que no tuvo más opción que contestarle.

-    ¿aló?, Kenji...

-    Hola Koushi... ¿viste la foto?.

-    No, no lo hecho aún.

-    Vela...

-    ¿de qué se trata?.

-    De Daichi...

-    ¡¿qué?!.

-    Vela, te llamo en dos minutos – cortó.

Suga se metió a whatsapp y descargó la foto... su amado capitán estaba saliendo de un motel con la belleza hermana de su acosador. Dejó caer el teléfono, sus manos tiritaban, todo su mundo se vino abajo. Le flaquearon las piernas cayó arrodillado en el suelo, comenzó a hiperventilar, estaba teniendo un ataque de pánico. El aire no entraba, sus respiración acelerada no ayudaba a en nada, al contrario incrementaba el hormigueo que sentía en sus dedos, comenzó a transpirar, sus dedos incontrolables apenas pudieron agarrar el teléfono que sonaba hace rato.

No podía contestar, pero lo intentó, tenía miedo, no se quería desmayar, necesitaba a su novio, a él, que le decía 'respira', a él, que con su abrazo lo calmaba. Desesperado contestó.

-    ¡Koushi!... oye yo — escuchó la respiración agitada de Suga — ¿Estás bien?...

-    No... aah, puedo... res...aaah...

El hormigueo en sus manos era mayor, su vista comenzó a nublarse, el sudor empapó su ropa, tenía frío y calor al mismo tiempo, "Daichi... ¿Por qué me hiciste esto?".

-    ¡Koushi!, responde ¿qué te pasa?, dime lo que te sucede – escuchó sólo un jadeo, se asustó, "mierda, ¿qué he hecho?. Con el teléfono en mano, sin colgar, Salió corriendo de su casa en dirección a la casa de sus primas, ellas le dijeron que eran vecinas por lo que sabía la dirección y el departamento donde vivía el hombre que ocupaba todos sus pensamientos. Corrió más aún cuando dejó de escuchar la respiración.