Capitulo 2, solo la luz de luna ilumina a los perdidos.

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Amy había pasado los últimos dos días muy aburrida. Había llamado a Mason unas cuantas veces y le había contado lo sucedido con Charlie ese día en la alberca. Él le había dicho <ten cuidado, tal vez solo te quiera en su cama> ella se había reído. No creía que fuera cierto, no parecía creíble. Después de que ella lo había llamado idiota había colgado la llamada. Vio a Charlie en las actividades y también en las cenas alrededor de la fogata, él no le había hablado, pero si le había guiñado un ojo o sonreído.

Ese día ella había despertado, tomó un baño, y de su maleta sacó un crop top de color azul cielo, unos shorts grises y sus vans negros. Tenia planeado escabullirse y soló escuchar música o hablar con Mason, si se quedaba en la cabaña, sus padres la obligarían a hacer las actividades que ella tanto odiaba. Había corrido al auto con el teléfono, audífonos y libro en mano, había entrado en este y se había escondido en la parte de atrás, en donde se metía el equipaje, estuvo así unas horas, con la cámara del teléfono alumbrando las palabras del libro. Este se trataba de una chica que era cazadora y al cazar a un lobo un monstruo la lleva a su mundo como venganza. No podía dejar de pensar que el libro era tan corto y tan bueno, <¿por qué los mejores libros son tan cortos?>

Amy de pequeña había odiado leer, decía que era muy aburrido y soló los nerds lo hacían. Un día su madre le había dicho que leyera un libro de los que ella ya había leído. Amy al principio se obligó a no dormirse mientras leía "el diario de Ana Frank" Ella se había enamorado de la lectura desde entonces.

Vio la hora en su teléfono eran las cuatro de la tarde "mierda" susurró. Empujó la parte que se que se cerraba del porta equipajes, bajó de el auto y la cerró. Metió el teléfono en el bolsillo de los shorts, los audífonos en el otro y se unió con su familia para comer.

*******

El resto del día pasó lento, como si el tiempo se detuviera y todo fuera a la velocidad de una tortuga. Amy había estado aburrida, los pies desnudos sobre el pasto, mientras veía a una pareja, la chica abrazaba a un pequeño de unos seis años dormido en brazos, él que era unos centímetros más alto miraba al pequeño dormido. Él parecía ser por muchos años mayor que ella.

–¿Espiando a hurtadillas?

Dijó una voz a su espalda, ella volteó. Era Charlie, tan guapo como la primera vez que lo vio. Algo en él no se sentía como antes, como si estuviera cambiado y sus ojos del color verde de las hojas se hubiera vuelto oscuro y... solamente extraño.

Ella hizo una expresión que jamas había echó, era una combinación de negación pero al mismo tiempo como de repulsión y vacilación. Negó con la cabeza, después de haber quitado su extraña expresión y haberla remplazado por una sonrisa.

–No es así... No estoy escondida.

Él le sonrío. Se acercó lentamente, y la miró a los ojos. Llevaba una camiseta de ejercicio gris, una enorme mancha de sudor sobre esta, unos pantalones deportivos y el cabello negro revuelto y sudado.

Charlie dirigió la verde mirada a la pareja con el niño. La chica todavía sostenía al pequeño y lo arrullaba. Su vestido rosa brillante, con piedras de plástico azul se movían de un lado a otro, el cabello castaño caía ondulado sobre sus hombros. Su pareja la sujetaba de los brazos por detrás y miraba el lago que los separaba de ella y Charlie. El chico llevaba una camisa blanca que se transparentaba un poco, <es fuerte> pensó, su rostro era hermoso como tallado por los mismísimos ángeles, sus ojos eran rasgados y de color café casi parecían ser negros, su cabello era negro pero... tenia un mechón blanco, más que el resto de su cabello, que soló compartía algunas canas. Cuando dejó de interesarse en el cabello de el hombre volvió a ver a Charlie.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora