Capitulo 21, escape del hotel Dumort

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—Johanna, te vez...

Daniel empezó a decir, la copa mortal en su mano. El cabello rubio le cayó en los ojos. En reversa, Kim se acercó lentamente a su parabatai.

—Lámele los pies a alguien más, Herondale—respondió la rubia mujer, que al parecer su nombre era Johanna, su piel tan blanca como la porcelana—. ¿Qué quieren y que demonios hacen en mi hotel?

       Preguntó la hermosa mujer, se veía molesta eh irritada.

       Adam acerco a Amy, la espada fría le rozó la pierna a Amy. Adam se veía muy alerta, como un perro acechando a un gato. Soph se acercó a ellos, lentamente. Max tenía unas brillante chispas saliendo de su delgadas manos, su expresión era escalofriante, sus ojos llenos de furia, su sonrisa era cruel y escalofriante, listo para atacar, si era necesario.

        –Como dije antes, venimos por lo que nos pertenece–empezó a decir Daniel, miraba a Amy mientras hablaba–Así que si no te importa...

        Empezó a decir Daniel, hasta que Johanna lo interrumpió con  una carcajada cruel.

       –Ja, como a ti no te importaba nuestra relación.

        Esta vez Daniel fue quien soltó una carcajada.

Todos lo miraron extrañados. Los vampiros un poco molestos. Amy sentía que se debilitaba por el miedo que sentía. El brazo de Adam, que la sostenía de la cintura era lo único que la mantenía a pie.

Kim le dio un codazo a Daniel en el brazo. El dejo de reír lentamente cuando vía la expresión de todos.

        –¿Así que... Unos dos o tres revolcones ahora aplica como una relación?

Johanna miraba a Daniel con odio, odio verdadero. Uno que Amy también había sentido hacia él hacía ya unos meses atrás.

       –En mis tiempos unos dos o tres revolcones sería considerado prostitución.

Para que en sus años le llamaran a unos cuantos encuentros prostitución, entonces, ¿cuantos años tendría ella?

         –¿Y que tiene que ver lo que sea que pasó entre nosotros con la copa mortal?

Preguntó Daniel, su mirada fija sobre la mujer estaba cargada de sarcasmo y gracia. Ella sonrió, pero el odio seguía ahí.

           –Daniel, mi querido, esto no tiene nada que ver uno con lo otro.

La expresión de Daniel cambio lentamente. Amy sabía que estaba intentando descifrar la verdad. Lo había visto hacer eso antes, con los primos de él.

–¿Entonces por qué...?

Sin duda que lo estaba haciendo. Solo quien lo conociera sabría que lo hacía, su mirada desafiante.

Johanna lo sabía.

–El por qué lo hice no es asunto tuyo–dijo Johanna–. Es el de tus padres.

Dijo Johanna, su odio pasó a furia. Sus ojos color café le brillaron. El color que le adornaba el iris, pegado a la pupila era de un hermoso color ámbar.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora