EXTRA!: al final resultamos ser nada más que humanos

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Amy había estado sentada sobre el suelo de una casa, antigua y abandonada, las telarañas se movían con el helado viento. El polvo la rodeó cuando se levantó del suelo, tosió y se abrazó.

       En la casa no había ni un solo mueble, ningún cuadro, absolutamente nada más que las paredes blancas y suelo de mármol. Las escaleras eran amplias y se partían en dos. Las bardas de la escalera eran de oro puro y estaban llenas de polvo, las ventanas eran enormes y el techo muy alto. Amy sentía que estaba en una mansión. Aunque probablemente lo era. No había estado ahí antes.

— Todo esto hubiera sido tuyo—Amy volteo y se topó con una chico, desde el cabello a la barbilla notó el parentesco.

Él era alto, bastante. Era muy delgado aunque podía notar perfectamente sus fuertes músculos

—¿Quién... quién eres?

El chico se acercó, Amy tuvo que mirar arriba para verlo al rostro, el sol que entraba por la ventana la golpeó en los ojos y el rostro. Era muy guapo, su barbilla larga sus ojos grises como los de Amy, Alice y su madre. Su rostro con los pómulos saliendo, parecían estarle cortando la piel. Amy no se podía imaginar lo hermoso que era.

       —¿Si te digo me prometes que no le dirás a nadie?—Amy lo miró, le tomó el rostro en las manos.

       El chico no dejaba de estar serio. Amy no sabía que hacía, pero parecía haber visto al chico tantas veces que ese gesto era de pura amor y cariño.

       Amy recordó lo que le había dicho Ray hacia tanto. Los griegos clasificaron el amor en tres maneras. Todos los humanos amamos de estas tres maneras, Amy. Eros: el amor físico. Filia: el amor a la familia y amistad. Y Ágape, el amor incondicional...

       Filia, el amor que le tenía al chico era filia. No Eros no Ágape, Filia. Sentía que lo conocía desde hacía tanto, ¿cómo se puede querer a un extraño? A alguien a quien ni siquiera conoces. Amy había visto a dos chicos en sus pesadillas, los dos parecidos y definitivamente Swanwright, como Max le había dicho, todos los Swanwright tienen el mismo color de ojos grises tan claros, y el cabello rojizo, las mujeres aveces no heredan el color de los ojos o el cabello pero sin duda sucede, como tú o tu madre. No era el chico que había visto en otros sueños, era otro, la forma de la boca era distinta, sus manos eran más delgadas y frágiles, suaves. Probablemente jamás había tomado un arma en su vida.

        Amy asintió. Susurro con voz débil "no le diré a nadie... ¿quien eres?" Él le tomó una mano y miró por detrás de su cabeza. Asintió, le plantó un beso en el dorso de su mano. La otra mano de Amy estaba sobre la mejilla de él. El joven le tomó la otra mano y la estuvo contra su mejilla con cariño. El chico la soltó y se apartó, la mano que sostenía la suya se fue soltando lentamente. Cuando se soltaron el mármol bajo sus pies desapareció y ella cayó en oscuridad completa, mientras una mujer gritaba un nombre.

       Jacob.

Escuchaba grito y llantos, aunque no sabía de quienes, el viento era helado y la golpeaba con fuerza haciéndola tropezar, cayó al suelo, manos heladas le recorrieron le levantaron la blusa pasando sus manos por su espalda desnuda, ella sintió cuando otras manos heladas y huesudas le tomaron de la frente y jalaron su cabeza hacia atrás, ella miró arriba, en la oscuridad aparecieron estrellas, brillante y luminosas.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora