capitulo 12, un desayuno desastrozo.

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Amy había abierto los ojos, siendo rodeada por el hermoso resplandor y reconfortante calor de las velas a su alrededor, estaba sentada en la madera del suelo. Gotas de agua caían del techo apagando las velas, antes de que la ultima vela se apagara, se levanto del suelo.

Una gota le cayo en el dorso de la mano. Tardo un momento en darse cuenta de que no era agua, sino sangre. La ultima vela se apago.

Ella empezó a caminar, sin saber a donde ir. La luz golpeo su rostro, lentamente mientras más se acercaba. La luz se intensifico tanto que la segó.

Cuando su visión volvió, se encontró de nuevo en lo alto de una colina, sola en la oscuridad de la noche. Lo único que ella podía ver era la ciudad de la cual desconocía el nombre. Corrió hacía esta, cuando empezó a arder en inmensas llamas.

Mientras bajaba la calina empezaron a aparecer personas echas en llamas que gritaban su nombre. Todos vestidos con ropas de diferentes épocas, todos parecidos a ella, con ese cabello castaño rojizo que ardía en llamas.

Cuando iba a llegar a la ciudad un hombre, bastante alto, de ojos grises y rostro tan duro y fino apareció frente a ella. Ella lo había visto antes, había visto esos hermosos ojos grises claros, no solo porque los veía frente al espejo cada mañana.

–Hagas lo que hagas, Emilia Swan–le dijo él. Le tomó el rostro entre las manos, pegó la frente contra la de Amy–, no te alejes de ellos.

El hombre desapareció, al igual que las personas en llamas.

Amy se encontraba sobre el suelo, de rodillas. llevaba puesto un vestido tan hermoso, el color de la suave tela era dorado. Le caía alrededor del cuerpo, cubriendo el pasto debajo de ella. Su cabello era mucho más corto y le cosquillaba en los tensos hombros. Dejó de mirar el suelo y levantó la vista.

Una chica, estaba a unos metros de ella, sostenía una espada brillante. Llevaba puesto un vestido de color banco, embadurnado de sangre, al igual que las manos. Sus labios pintados del mismo color de la sangre sobre su vestido, si es que no era sangre. Su cabello rojo y sus ojos dorados resplandecía al igual que las llamas que hacían arder la ciudad. Los pómulos eran prominentes. Sonreía de una forma que le dio miedo, era perversa. Amy gritó.

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Amy despertó con el corazón saliéndose de su pecho y el sudor bajándole por la frente y las sienes. Contuvo las lágrimas.

Se levanto de la cama, las piernas le temblaban al igual que las manos. Tomó el teléfono, que no se había atrevido a tomar en la noche. La luz del sol entraba por la ventana, bañando la habitación de un brillante dorado, al igual que los ojos de la chica de su sueño.

Caminó al cuarto de baño, cerrando la puerta a sus espaldas. Su mente no dejaba de reproducir el rostro de la chica del vestido blanco, produciendo un horrendo escalofrío.

Se sorprendió que al mirar en la regadera se encontró con un shampoo y  una gran barra de jabón. Un cepillo de cabello y de dientes sobre el lavabo

Se vio en el espejo, el cabello no estaba corto como en su sueño, y estaba en ropa interior al no tener una pijama. Se tomó una fría ducha.

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Al no tener ropa nueva se puso el vestido que había usado y la chaqueta.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora