Capitulo 19, Cuando la antigua vida cambia y la nueva es lo único que queda

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       Después de unos diez minutos en los que tardaron todos en prepararse. Al terminar los diez minutos, Daniel había llamado a la puerta de su habitación, Sophia detrás de él, ambos usando negro. Trajes de combate. Amy no tenía uno así que solamente se puso un suéter color beige grueso y unos jeans, sus botas negras que usaba más que otros zapatos que le había regalado Sophie.

       Soph le había tomado el brazo y la había jalado para que no se quedara atrás. Sophia era mucho más alta que Amy, todos lo eran, Sophia solía tomarla del brazo para no quedarse atrás. Lo cual ella agradecía, ya que cuando ella hablaba con Adam o Daniel ella terminaba casi trotando para que no la dejaran atrás. 

       Amy estaba nerviosa, tal vez un poco asustada, nunca había visto un vampiro, que fuera real. Está segura de que Mason se retorcería de felicidad al saber que en verdad existen. Su hermana se desmayaría al saber que existen los hombre lobos, probablemente Amy hubiera reaccionado igual, pero no había sido así.

       Daniel se pasó al lado de Amy, Sophia del otro. Él miró a Amy de reojo.

       –Va a ser muy peligroso, así que debes de quedarte cerca de mi. En donde pueda verte, ¿entendido–le ordenó Daniel.

       –Me da mala espina, Dan–dijo Soph–. Alec tiene razón. Pueden lastimar a Amy.

—No si se queda a mi lado todo el tiempo.

       Amy sintió un enorme y profundo hueco en su estómago. En el desayuno se había emocionado por la noticia, pensaba que era una pista para encontrar a su familia, el problema era que no se había dado cuenta en que iba a ver verdaderos vampiros. Vampiros. Daniel le había dicho una vez que vio como el cuerpo de una chica  quedo como un calcetín en el suelo, sin una gota de sangre al haberse topado con un vampiro. El hueco se agrando... <moriré, soy tan estupida que sin duda lo haré. Quedare como un calcetín humano en el suelo>.

Sophie suspiró y negó la cabeza, mientras los zapatos de los tres repiqueteaban en el suelo. Amy sabía con no estaba de acuerdo en que fuera con ellos, no porque no la quería con ellos, sino porque quería que estuviera a salvo. En verdad le agradecía a Soph por tener interés en su bienestar.

Amy miró a Soph, la otra chica la miró. En verdad que se veía nerviosa, Amy le sonrió ligeramente, como si con esa sonrisa le pudiera decirle que estaría bien. Sophie se cruzó de brazos.

—¿Y a que se debe tanta preocupación?—le preguntó Daniel a su prima. El ceño de la chica estaba fruncido.

—Porque... ¿y a ti qué te importa?

Le contestó Soph a Daniel. Él sonrió, su expresión de indignación. Amy también sonrió, se metió las manos en los bolsillos de los jeans. Daniel miró a Amy, cuando ella reparo en aquello, se sonrojó y hizo lo mismo, Daniel le sonrió un poco, algo en esa sonrisa le parecía verdadera, no como habían sido sus sonrisas los primeros días en el instituto, eran torcidas, parecían incluso forzadas, una comisura más arriba que la otra. Ahora sus sonrisas eran brillantes... hermosas. Todo los días se la pasaba pensando en aquellas sonrisas y su risa, aveces hasta se perdía en el verde de los ojos del chico.

Reprimió sus pensamientos y le tomó la mano a Daniel, él la miró extrañado, Amy miró al frente y empezaron a caminar más rápido.

Caminar por los pasillos del instituto le recordaba a todas las noches en vela que había pasado en los últimos meses, en los cuales recorría los pasillos del instituto ya que no tenía nada que hacer. Recordó la noche anterior, jamás se había topado con nadie en sus caminatas.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora