Capitulo 38, coniurationis

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       Amy podía ver a Sophie al final de pasillo, frente a la puerta de la habitación de Daniel, Max corrió más rápido, llevándose a Amy con él.

       Cuando ya estaban cerca, Sophie ya había abierto la puerta y ya estaba entrando en la habitación.

        –¿Alec?–dijo Sophie, Max y ella se encontraban en el umbral de la puerta–. ¿Puedes venir, por favor?

       Preguntó Sophie. Alec, que había estado ayudando a Adam quitarle la chaqueta a Daniel, la miró con dudoso. Adam también miró a la chica, Sophie se enredaba y desenredaba un mechón cabello alrededor del dedo indice, nerviosa.

       Amy sintió un golpe en el corazón al ver a Daniel, inconsciente, como si estuviera dormido. Quiso sentarse en su lado, abrazarlo mientras esperaba a que se despertara, pero no podría hacerlo... No con Kim presente...O frente a los demás... No sabría que pensarían de como se sentía con respecto a Daniel.

        –Ve, padre. Yo me hago cargo. 

        Dijo Adam, dedicándole una pequeña sonrisa a Alec, el cual asintió y también le sonrió.

        –Te ayudo.

       Dijo Kim. Ella tenía su estela en mano y se acercó a Adam y Daniel, tan rápida como una estrella fugaz.

        Amy no pudo dejar de ver la escena, Kim había acercado su estela al brazo de Daniel y le dibujaba una negra runa en este. La delicadeza que había utilizado al hacerla le decía a Amy algo que antes no había visto... Amor.

       Amy ya había dado un paso, dispuesta a alejar a Kim de su... De Daniel. Pero no podría hacerlo, mucho menos con Adam ahí. Era estúpida, pero no tanto.

        La puerta se cerro y Alec le tapó la imagen de Daniel, recostado en su cama, Amy hubiera preferido que estuviera dormido, más no inconsciente.

        –Más vale que sea algo importante, Soph. No sabemos que le hizo, probablemente no sea lo que parece y sea algo peor...

       –Kim.

       Fue lo único que dijo Soph, Alec frunció el ceño. Sophie bufó desesperada, tomo a su tío del brazo y lo jalo para alejarlo de la puerta.

       –Magnus y Aaron no pudieron entrar así como así. Alguien los ayudo. Literalmente alguien les abrió la puerta para que entraran, te consta, ¿verdad?

       Alec se cruzó de brazos, miró a Max como si estuviera preguntándole si era verdad. Max asintió solo una vez.

       –Estaba actuando extraño todo el tiempo y cuando empujo a Daniel.  

       Dijo Amy. Estaba segura de que había sido Kim. Adam jamas le haría daño a Daniel, Sophie menos y Max ni en sueños. Pensar que Alec lo hubiera hecho era una estupidez, así que ni siquiera valía la pena pensar en ello. 

       Algo que si sabía de Kim era que jamas le haría daño a Daniel, jamas. Eran parabatai... Pero ella no era parabatai de todos los demás, pudo haberles abierto la puerta del instituto a Magnus y Aaron feliz de la vida.

        Alec se cruzó de brazos y suspiró, mirando a la pared, como si esta fuera a darle la respuesta a sus preguntas.

       –Estaba más callada de lo normal, eso es cierto. Aunque debo admitir que no podemos suponer cosas sin pruebas...

       –¡Derribo a Daniel como si fuera una pluma!–gritó Sophie– ¡Esa es prueba suficiente!

       Gritó Sophie, marcó sus ademanes, mostrando lo obvio que era que había sido Kim.

Cazadores de sombras: Ciudad de misterios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora